Entre la marea de sus mundos.

Reverteretur a mortuis.

En el desconocido.

Elena.

Mi mente parece haber despertado, soy consciente de lo que ocurrió, de la sensación que provocó el agua entrando por mis fosas nasales y boca, de la quemazón provocada por esta en mis pulmones y la canción de cuna que pareció cantarme el océano antes de irme.

Pero mi cuerpo es otra historia, no logro sentirlo, es como si estuviera en un limbo en donde cuerpo y mente funcionan por separado.

¿Acaso estoy muerta? ¿De esta forma se siente la muerte?

¿Vivir toda una eternidad escuchando tu propia conciencia? Porque si es así, por favor que alguien vuelva a matarme. 

Jamás imaginé que sería así, siempre creí que simplemente desapareceríamos, que nada más había y que quedaríamos en el olvido.

De repente, una sensación cálida se extiende por donde se supone está mi mano, y poco a poco comienzo a ser consciente de mi alrededor. Escucho atentamente, una suave e infantil voz se escucha a lo lejos, el ambiente huele a levemente a lavanda.

A pesar de que he recuperado en totalidad la movilidad de mi cuerpo, aun no me animo a abrir los ojos.

Una gran incógnita se hace presente en mi cabeza, ¿esto quiere decir que no estoy muerta?

Cuando al fin  me decido a abrirlos, lo primero que entra en mi campo de visión es un techo de madera. Y aquella sensación cálida en mi mano, es otra sosteniendola; convencida de que es mi hermano o mis padres, giró la cabeza hacia donde se encuentra y lo que veo me deja pasmada.

-¡Hola! - Una niña me sonríe. Es quien sostenía mi mano, es  extraño porque jamás la he visto en mi vida. Una sonrisa se me escapa al percatarme de que en su rostro hay unas pequeñas marcas azules que se asemejan demasiado a unas escamas pintadas con pintura - Al fin despiertas...El otro niño estaba un poco pesado…

-¿Que...donde estoy?- Mi garganta está seca, lo que es irónico ya que ingresó mucha más agua en mi sistema de la que había tomado en toda mi vida, esto provoca que la voz me salga ronca y casi inaudible. Pero al parecer ella me oyó de todas formas porque no en pocos segundos recibo una respuesta.

-En mi casa - Dice felizmente - ¿Quieres que te enseñe mis muñecos?

-Quizás luego… Y… ¿ Sabes que hago aquí?

-Mi hermano y sus amigos te encontraron con el otro niño en la playa, dijeron que te dejará dormir porque no despertarias en un tiempo y...y… yo no les hice caso, porque quería que jugáramos a las muñecas entonces te cante una canción - Habla rápidamente, casi como si tuviera miedo de que las palabras se le olvidasen- ¿Si la oíste?

Al parecer a alguien le gusta hablar. Lo cual es entendible, por su aspecto no parece superar los 7 años. Su piel está un poco bronceada, la cual combina con su cabello caramelo y sus ojos azules.

No tengo intenciones de ponerme a jugar con ella - mucho menos de hablar de sí la oí cantar o no - por lo que me levanto bruscamente de la cama.

-¿Puedes llevarme con el otro niño? - Digo con voz dulce, lo necesario para que ella conteste felizmente sin enojarse por mi evasiva a sus preguntas constantes.

-¡Claro, ven!- Su pequeña mano envuelve la mía y prácticamente me arrastra a la salida de la habitación, mi cuerpo se siente demasiado cansado, siendo el recordatorio de las sacudidas que me dió el océano.

Llegamos a una sala de estar en donde hay un amplio ventanal que da a la playa y un sillón en donde se encuentran sentadas tres personas que me dan la espalda. Frente a ellos está mi hermano mirando el suelo, como si fuera lo más interesante que hubiera visto en su vida.

-Miren quien esta despiertaaa...-¿Esta niña habla siempre tan feliz? Instantáneamente cuatro pares de ojos caen en mi persona. Uno con desinterés, otro como si hubiera visto lo más maravilloso de su vida y los últimos dos con alegría.

-Elena…- Como si se tratase de un rayo se abalanza sobre mí y me abraza, acunándome en su pecho, como cuando éramos pequeños y se rompía mi juguete favorito- Creí...creí que y-ya no…

-Sh… tranquilo - Digo mientras acaricio su suave cabello, lágrimas salen descontroladas de sus ojos - Estoy bien, estamos bien.

-¿Dónde estamos? -Pregunto confundida- ¿Mamá y papá?

-Este...ejem… no es posible justamente ahora.

Sus palabras me dejan más confundida, sin llegar a comprender a que se refiere con exactitud. Sus ojos, que anteriormente estaban empañados en lágrimas ahora se encuentran brillantes, como cuando alguna locura se le ocurre.

-Ni ahora, ni nunca probablemente - Una voz gruesa me sobresalta, había olvidado a las demás personas que se encontraban aquí. 

Es un chico guapo.Alto, fornido y al igual que la niña, posee un bronceado sutil. Su cabello es una mezcla de rubio y pelirrojo y sus ojos...sus ojos, son de un hermoso color que se asemeja al océano.

Pero, lo que más me llama la atención son esas marcas azules iguales a las de la niña semejantes a escamas, las cuales se encuentran esparcidas en su pómulo derecho y parte de su frente¿Habían estado en una fiesta de disfraces?

-Lo que quiere decir hermanita, ¡Es que estamos en otra dimensión! - Acompañado de eso hace el movimiento de manos de jazz.




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