Entre la marea de sus mundos.

Veritatem latentem (EXTRA)

En el desconocido.

Miguel. 

Cuando la mañana pasada, el aire se sentía pesado y las energías de todos se sentían revolucionadas, jamas crei que la marea había vuelto a traer consigo a alguien y  mucho menos a dos adolescentes.

El rumor se esparció rápido por todas las naciones, como el sonido del viento en una tormenta. Feroz.

Aun me es posible recordar el día que llegué aquí, con tan solo 21 años me enfrenté a este mundo completamente nuevo, solo y confundido. Con un miedo abrasador, ese del que te paraliza e impide que actúes racionalmente. 

Siempre supe que el miedo a lo desconocido era el peor enemigo del ser humano.

Los primeros días, luego de salir del shock emocional que implicó el comprender que estaba en otra especie de dimensión, me mantuve firme; creyendo ingenuamente que encontrarían la manera de regresarme a mi mundo, a mi vida. 

Una esperanza que con el paso de los años se fue evaporando, hasta convertirse en un sueño de un triste viejo.

Tuve que resignarme y comenzar una nueva vida, y no voy a mentir, no desperdicie mi vida estando aquí. Hice amigos, comencé a entrenar - ya que había desarrollado un don relacionado con el agua y por esa razón me instalé en el reino de Lilac- pero siempre se mantiene en mi esa espina clavada en mi pecho, recordandome mi vida anterior, haciéndome preguntarme que hubiera sido de mi si no habría ido a la playa ese día.

¿Habría formado una familia? ¿Seria feliz?

Es por eso, que cuando un guardia de seguridad me informó que los recién llegados vendrían a hablar conmigo no me negué. Porque se lo que se siente, lo confuso y estresante que es.

Al tenerlos sentados frente a mi me di cuenta de lo diferente que eran, mientras que el chico era toda emoción y alegría, ella parecía un felino a punto de atacar, lleno de desconfianza; atenta a todos tus movimientos, a lo que hacías y a lo que no.

Vi algo en ella, algo especial.

No soy tonto, siempre supe que cosas raras ocurren aquí, pero con el paso del tiempo aprendí que era mejor pasar desapercibido, como un ignorante mas.

Es por eso, que antes de que se marcharan, le dije a Elena que mantuviera los  ojos abiertos que las cosas no siempre son lo que parecen.

Me miro extraño, como si fuera un lunático. 

Pero, se que en el fondo mi comentario no le pareció tan alocado.

Se que ella puede provocar cosas muy buenas a todos nosotros, lo presiento.

Pero también, sé que puede provocar nuestro fin, nuestra ruina.

Solo espero, que cosas buenas se acerquen.

 




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