Entre la realidad y la agonía

Parte III

Carlos quedo a cargo del personal del Psiquiátrico, su madre antes de retirarse se despidió de su hijo diciéndole que todo estaría bien, y que ella ira a visitarlo frecuentemente que no habría nada por lo que preocuparse, Carlos asintió y entendía que él no se encontraba del todo bien, pues no conseguía controlarse a sí mismo. El psiquiatra menciono que posiblemente se trataba de un caso de paranoia o esquizofrenia, incluso una combinación de ambos pues llegaba a percibir cosas estando despierto, al igual que sufría episodios de terror nocturno.

—¿Carlos entiendes por lo que estas pasando? ¿Entiendes porque estás aquí y te quedaras un tiempo?

—Sí, me estoy volviendo loco. —Termino diciendo mirando a los ojos al Psiquiatra.

—Los trastornos mentales se te han originado por diversas causas, la medicación te puede ayudar, pero quiero que seas sincero y confíes en nosotros, solo queremos ayudar.

Su estancia en el lugar tenia buena pinta, incluso tendría que lidiar con personas en condiciones similares y le parecía interesante. Carlos a la edad de 15 años se leía indefinida cantidad de artículos sobre personas con desordenes mentales, le parecía increíble como una persona podría llegar a esos extremos, sin embargo estando ya en el punto donde se encontraba le parecía algo irónico. Muchas ocasiones veía cosas que sabía que no estaban ahí y también escuchaba pero procuraba escucharse así mismo diciéndose que nada era real y hasta cierto punto podía mantener un nivel de autocontrol, sin embargo especialmente cuando dormía ese autocontrol no existía.

Estando ya en el Psiquiátrico, tuvo un pequeño recorrido dirigido por una enfermera, quien después lo llevo hasta la sala de estar a petición de Carlos lo dejo en su silla de ruedas mirando hacia afuera por una ventana.

—Hola, me llamo Hugo ¿tienes cigarrillos? —Le pregunto un joven ansioso no más de 25 años de edad, quien claramente era un paciente de tantos. —Interesante tatuaje, dijo señalando el brazo de Carlos.

—No, no fumo de hecho. —respondió Carlos sin tomar en cuenta el comentario de su tatuaje.

— ¿Acabas de llegar cierto? Este lugar te hará dependiente de los cigarrillos. —Término diciendo Hugo, después de sonreír de una manera un tanto extraña. Y prosiguió — ¿Qué le sucedió a tu pierna?

Carlos le miro pero no quiso proseguir con la conversación…

— ¿No me responderás? en fin, si no tienes cigarrillos no sé porque sigo hablándote…

Carlos lo miro de reojo y Hugo fue a sentarse en uno de los tantos sillones junto con otros pacientes.

—No le hagas caso, es un muchacho totalmente desequilibrado. —Le comento una anciana quien escucho la conversación, pues se encontraba a poca distancia de Carlos. —Ama los cigarrillos, pero claro que aquí no le tienen permitido fumar o al menos eso le dicen.

Carlos prosiguió viendo por la ventana y a lo lejos entre los árboles, miro que alguien asomaba su cabeza… Pero solo podía ver borroso sin poder distinguir. Centro mas su mirada y en efecto miraba a alguien observando el psiquiátrico desde lejos, pero momentos después se desvaneció….

—¿Miras algo? Pareces un poco alarmado…

Carlos volvió en sí y logro articular palabras para decirle que no había mirado nada.

Paso un par de días en los cuales su madre lo visito, le preguntaba que como era el trato y de que si se sentía cómodo, Carlos le respondía que todo estaba bien aunque esto fuese mentira…no quería seguir siendo una preocupación para su madre, aunque en su estado fuese algo difícil.



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En el texto hay: terror psicológico, terror paranormal

Editado: 17.07.2018

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