—Ese chico de ahí habla un lenguaje desconocido, nadie sabe lo que quiere decir…Dicen que el tipo nunca se drogo o algo parecido, de repente empezó a hablar, balbucear quizás pero decía palabras distorsionadas con secuencia. Quizás sea algún dialecto extinto o inventado por el… la verdad nunca la sabremos. —Termino de narrarle un hombre mayor, a Carlos mientras Carlos miraba al tipo de quien hablaba, este se encontraba sentado en un sillón solo, pues con nadie podía conversar ya que nadie le entendía aparte de que por lo mismo, se desesperaba y entraba en crisis contantemente.
El hombre con el que platicaba Carlos, estaba sentado en una silla mecedora al lado de la silla de ruedas de Carlos, se presento y le comenzó a contar algunas anécdotas y datos del nuevo lugar, —“Bienvenido al psiquiátrico comunitario” — así es como se presento.
—Usted no luce como un loco. —Menciono Carlos en un momento de la conversación.
—Si pusiéramos atención a cada loco, nos daríamos cuenta que su locura tiene sentido. —Carlos asintió, y el hombre continúo. —Tengo tiempo aquí y te aseguro que nunca me sentí más libre de expresar mi locura. Aunque los que estén aquí se digan que no están locos, también lo están pero se niegan a aceptarlo.
—No creo que todos, algunos se ven racionales aunque tal vez tengan ratos que no.
—interesante teoría la tuya, ¿Crees que se puede ser un loco de a ratitos?
Carlos lo miro y asintió pero no con mucha seguridad. El viejo sonrió ante ello.
Eran las 11 de la mañana ese día ordinario, ya Carlos llevaba 2 semanas en el Psiquiátrico y apenas estaba interactuando de cierta manera con algunas personas. A las 11 AM salían a tomar aire fresco al patio la gran mayoría, exceptuando al joven que tenía pánico a los exteriores y que por supuesto no lo hacían salir por nada del mundo.
Varias enfermeras y enfermeros se encargaban de mantener el orden al trasladarlos de la sala de estar al patio. Después se les vigilaba con una distancia aceptable. El lugar estaba bastante bien resguardado y con buena vigilancia.
Mientras se encontraba solo Carlos paciendo por donde podía hacerlo en su silla de ruedas, se puso a observar un árbol en especial, este era enorme y tenía un encanto especial… De repente recordó los primeros días al llegar. En ese árbol es donde miro a aquella sombra o persona que lo observaba. Sintió un escalofrió y empezó a sentir una extraña sensación, como que alguien lo estuviera vigilando en aquel preciso momento, ¿sería esa sombra de nuevo? ¿Esa sombra que me persigue en sueños y se personifica en realidad?
— ¿Carlos, se encuentra bien? —El Psiquiatra le observaba, y le pregunto intrigado pues vio que se comenzó a alterar.
—Todo bien. No me daba cuenta de que usted estaba aquí…Disculpe.
—Carlos, tengo malas noticias.
Carlos no sabía que esperar de esas noticias y entonces fue cuando le comento el Psiquiatra que dos de sus colegas, quienes se encontraban en coma ya habían fallecido y Roger era su único compañero que seguía en coma y de cierta manera con vida. Carlos no supo cómo reaccionar, así que solo le agradeció la información y continuo viendo aquel árbol, el Psiquiatra se retiro.
Esa noche no fue fácil para Carlos, tenía un sueño tras otro, en todos veía una y otra vez aquellas escenas sangrientas donde miraba a todos sus compañeros morir. De pronto mientras se encontraba corriendo por su vida en aquel lugar lleno de ceniza y polvo, miro a aquella sombra que solo tenía boca sin embargo nunca le hablaba, en ese sueño la sombra le hiso una señal de que le siguiera, Carlos dudando de hacerlo o no decidió en hacerlo, quizás descubriría porque le asechaba. Fue tras ella en medio de un escenario de combate, donde sonaban bombas estallas e infinidad de armas abriendo fuego.
—¡Hey, espera! ¿A dónde me llevas?
—Continua— escucho solo un susurro cerca de él…
Corrió tanto como pudo detrás de aquella sombra pero no consiguió alcanzarla.
—¿Dónde carajos estas?
Entonces se dio cuenta que estaba al borde de un precipicio, al mirar hacia abajo no podía mirar alguna especie de fondo, más que un vacio funesto.
—¡Despierta Carlos! ¡Despierta!
—Salta Carlos, Salta al vacio ¡vamos! Al final todos lo hacen….
—¡Despierta!
El Psiquiatra junto el grupo de reanimación, estaban en el cuarto de Carlos estabilizándolo. Carlos volvió en si, estaba bañado en sudor y apretando fuertemente la quijada.
—Carlos, ¿Qué paso?
Carlos seguía agitado pero solo pudo ver de reojo al Psiquiatra, le aplicaron un tranquilizante y decidieron llevarlo a revisión médica de inmediato.
—Tendremos que tomar medidas drásticas para el caso de Carlos… — Estas últimas palabras dichas por el Psiquiatra sonaron desconcertantes.