Carlos se encontraba afuera de los dormitorios en aquel lugar desconocido para él, pensaba en su vida en general, solía divagar constantemente pero a esas horas cuando el sol comienza a ocultarse y el viento se hace más presente es cuando a Carlos lo invadían mil y un pensamientos. Era un tipo de carácter rudo pero en su interior se podía denotar que se encontraba un joven con mil y un preguntas.
En los dormitorios estaban sus compañeros, algunos haciendo más desorden que otros, los soldados primerizos les decían.
— ¿Qué haces aquí? adentro traen una botella de whiskey, deberías tomarle un buen trago—le dijo Frank, el compañero de Carlos que era más amistoso con él.
—No tengo ganas de beber.
— ¿piensas en la muerte? —A Carlos lo desconcertó esa pregunta, pero en realidad pensaba sobre lo que había vivido en realidad pensaba en todo menos en la muerte. — ¿Digo no te has puesto a pensar en ello? La verdad es que yo no sabía qué hacer con mi vida, nunca lo supe… Pero heme aquí ahora si muero me verán como a un héroe, supongo.
—Realmente creo que no importa, todos moriremos en algún momento, no importa cómo.
—Siendo héroes nos recordaran unos segundos más. —Termino de decir Frank después de sonreír.
Frank se veía amable pero a la vez algo rebelde, tal cual quería ser recordado peleando por la libertad quizás.
…
—Carlos, ¿Cómo estás? —La madre de Carlos se encontraba de visita por el Psiquiátrico.
Carlos la miro, pero solo pensó en la respuesta y reflexiono un poco acerca de cómo se sentía o de si realmente aun definía sentir. Pero por supuesto solo contesto con lo que es automático contestar.
—Bien madre, estoy bien… ¿Cómo estás tú? —Se notaba el tono poco creíble, pero Carlos consiguió formar una sonrisa en sus labios, pensaba en si ya le habían informado a su madre de sus resientes episodios, y los fuertes terrores nocturnos que presentaba. Sin embargo su madre en toda la visita no hablo referente al tema. Al despedirse su madre le dio un sobre y un beso en la frente.
Al ir a su dormitorio con la ayuda de una enfermera, Carlos rompió el sobre con la curiosidad por saber que era. Al abrirlo se sorprendió de encontrar unas cuantas fotografías, estas tenían momento conmovedores para él y su madre, cuando se graduó de la primaria y le hicieron usar ese horrible gorro, también cuando su madre lo llevo a un zoológico y conoció a un enorme elefante pero la foto que le llamo más la atención era una donde salía su padre y su madre juntos, su padre ese hombre que le abandono ¿Dónde estaba? Una pregunta que siempre permaneció. En la foto se le veía sonriente, en la foto no se podía notar su falta de coraje y amor… — ¿Por qué mi madre me trajo esto? —Carlos se preguntó.
Esa misma noche, Carlos se dispuso a dormir esperando no tener otra crisis ya estaba cansado de no poder descansar prácticamente la mayoría de las noches.
—Abre los ojos. —Escucho una voz de repente en ese momento de sueño profundo. —Abre los ojos. —Volvieron a repetir.
Al abrir los ojos Carlos visualizo su entorno oscuro, la habitación estaba tal cual antes de dormir sin embargo algo estaba fuera de lugar —¿Quién me hablo?
—Levántate y acompáñame…
Carlos intrigado y con cierta curiosidad se levantó sin pensarlo demasiado, pero callo en la cuenta de que ¿Cómo era posible levantarse sin el mínimo esfuerzo? ¿Y sin su silla de ruedas? Al volver la mirada hacia donde estaba acostado se percató de inmediato de que estaba aún dormido, pues ahí en la misma cama se encontraba el recostado durmiendo plácidamente, ¿Qué carajos?
—No te desconcentres demasiado, no hay mucho tiempo… —La voz le dijo.
—¿Quién eres? ¿Dónde estás? No entiendo nada…
La voz se materializo en sombras, ¿era acaso aquella sombra que lo solía acechar a menudo? Se preguntó, pero tenía el presentimiento de que tenía que tener confianza…De repente se abrió la ventana, la sombra paso a través de ella y le comento a Carlos que le siguiera, Carlos no titubeo tanto en hacerlo, pero antes se observó a si mismo intentando comprender algo, estaba en otro plano en el mismo lugar eso era deducible, había escuchado anteriormente cosas referentes al tema, pero era una experiencia sumamente extraña que ningún relato le podía explicar.
—¿A dónde iremos? —Carlos pregunto a la sombra pero esta, no le contesto y prosiguió…
Carlos caminaba sin el mínimo esfuerzo, era como si moviera sus pies pero estos y su cuerpo en general no tuviese peso alguno, quizás era una sensación de flotar pero sin agua. Prosiguieron, pasando por todo el patio en el psiquiátrico hasta llegar a la parte trasera, una vez aquí prosiguieron sin preocupación por brincar alguna cerca o pasar alguna puerta pues simplemente traspasaban concretos, muros y alambrados. Llegaron hasta un sendero que por supuesto Carlos no tenía idea de que existía, prosiguieron y este se tornaba cada vez más extraño.