Entre la Tierra y el Cielo Libro 1

Capítulo 15. El peor campamento

─No creo que esto sea buena idea.

─Será divertido, te garantizo que no te vas a arrepentir ─levanto del suelo la enorme mochila y se la entrego, sin ánimos se la cuelga en los hombros.

Mamá preparo esa mochila para mí, guardo casi medio guardarropa “por si me da frio”. Lo bueno es que Salma llevara la comida, mamá hubiera preparado un buffet como para cien personas. Después de la sesión de fotografías hablo conmigo y me levanto el castigo. Como Luz se va a ir a una pijamada tendrá la casa sola para ella y papá, no me pondré a pensar en todo lo que harán.

 Convencí o más bien, obligue a Alonso que nos acompañe al campamento convertido en humano. No quiero que vaya como ángel, los chicos me verán raro si me descubren hablando con un “fantasma”. Luz una vez me escucho hablando con él y ahora cree que tengo un amigo imaginario.

Alonso no es un fantasma o mi amigo imaginario, es alguien especial. Es más que mi ángel guardián.

Tomo las dos bolsas de dormir y en los hombros me cuelgo la otra mochila, esta trae menos cosas a comparación de la otra.

Salimos de casa al escuchar el claxon de una camioneta. Juan Pablo es el primero en bajar, solo siento sus brazos rodeando mi cuerpo. Lo quiero abrazar, pero las bolsas para dormir me impiden hacerlo.

 Salma y Abraham nos ayudan a subir las cosas. Se bajaron de la camioneta a pesar de haberles dicho que no era necesario.

─Él es Alonso ─les digo a los chicos. Alonso luce más pálido de lo normal─. Va a ir con nosotros, espero que no les moleste.

─Para nada ─dice Abraham. Amablemente estrecha su mano con la de Alonso─. Soy el fabuloso y el encantador Abraham. ¿Tocas el bajo? Estamos buscando a un bajista.

─No, no toco el bajo. De hecho, ningún instrumento ─confesa rascando su nuca.

Juan Pablo observa detalladamente a Alonso, con los ojos le está haciendo un análisis de cuerpo completo.

─Soy Juan Pablo.

Ambos se estrechan la mano.

─He escuchado mucho de ti ─revela Alonso con una voz seria.

Juan Pablo enarca una ceja y Alonso pone una sonrisa muy rara. No entiendo porque se miran tan extraño.

─Hermano, si quieres manejo yo para que te vayas en la parte de atrás ─le propone Abraham a Juan Pablo.

─Sí ─le entrega las llaves sin quitarle los ojos de encima a Alonso─, solo ten cuidado. Le haces algo a la camioneta y mamá nos mata a los dos.

─Sí me perdono la vez que la estrelle contra el auto de tu papá, sé que me puede perdonar otra vez.

Entre risas subimos todos a la camioneta. Abraham se quedó tras el volante, Salma como copiloto, Juan Pablo en la ventana izquierda, Alonso en la derecha y yo en medio.

Durante el camino vamos disfrutando de la música del radio. Abraham y Juan Pablo se ponen a cantan a todo pulmón cuando suena una canción que les gusta, Salma solo baila y los regaña por gritar. Alonso va muy concentrado viendo el paisaje, es la primera vez que lo veo tan tranquilo, casi siempre está tenso o preocupado.

─¿Cómo te sientes? ─le pregunto.

─Estoy bien, son muchos los años que no viajaba por carretera. 

─Me alegra mucho que estés aquí ─le sonrió y le acaricio el brazo.

Ya que solo dormí unas cuatro horas, me es inevitable no bostezar. Me estoy muriendo de sueño. No sé cómo Salma tiene tanta energía, ella no durmió nada. Veo el hombro de Juan Pablo y luego el de Alonso, me parece más cómodo este último. Me recargo en él y cierro los ojos por unos minutos.

 

Cerrar los ojos por unos minutos se convirtió en dormir durante todo el viaje. Desperté justo cuando terminaron de bajar las cosas, a nadie se le ocurrió despertarme para poder ayudarlos.

Alonso y yo armamos nuestra casa de campaña. Salma y Abraham no pudieron armar la suya, por lo que Juan Pablo tuvo que ayudarlos.

Al principio no le tome mucha importancia como Juan Pablo y Alonso se miran, ahora me está preocupando.

─Tenemos a un chico celoso ─susurra Salma.

─¿Quién?

─Juan Pablo, desde hace rato he visto como mira al ángel. Quiere matarlo con la mirada.

Juan Pablo y Abraham intentan encender la fogata. Alonso juega muy entretenido con un balón de fútbol, está feliz y eso me gusta, me gustaría que estuviera así todos los días.

─Me sorprende Juan Pablo, normalmente el de las alas es el celoso.

─¿Alonso celoso? ─eso me reír.

¿Por qué Alonso sentiría celos? No tiene sentido.

─Ay Ana, hay muchas cosas que no sabes ─palmea mi espalda.

─Hay algo que sigo sin entender. ¿De qué se trató su pequeña pelea?

Se queda callada. Odio cuando las personas no me dicen las cosas y más cuando se trata de Salma, ella siempre tiene la respuesta a todo, si no habla es porque oculta algo muy importante.

─Salma, por favor, sé que ocultas algo.




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