Entre la Tierra y el Cielo Libro 1

Capítulo 16. La inauguración

Es la primera vez que estoy detrás del volante. A papá se le ocurrió la magnífica idea de darme mi primera lección de manejo cuando en unas horas es la inauguración del nuevo edificio y el lanzamiento de la nueva paleta de sombras. Si le hago algo a la camioneta vamos a estar en serios problemas.

─Muy bien, hija. Antes de encender el motor debes de tener el asiento en una buena posición y los espejos retrovisores deben de estar ajustados, en este caso ya lo están, pero en tu siguiente lección tendrás que hacerlo tu sola misma.

─Sí, papá.

─Ahorita no soy tu papá, soy el señor Fernando, instructor de manejo.

─Sí, señor Fernando.

Se toma tan enserio el papel que solo le hace falta tener un portapapeles e ir anotando todo lo que hago mal.

─Ahora quiero que insertes las llaves y ya encendido el motor moverás la palanca de P (que es parking) a D (de drive). Quiero que suavemente pises el acelerador.

Adiós camioneta.

Inserto las llaves y con la mano temblorosa las hago girar, me asusto al escuchar el motor. Hasta aquí todo va bien. Coloco mi mano izquierda en el volante y la derecha en la palanca. Las dos manos me sudan, ¿qué cosa mala puede pasar? ¿Que se me resbale el volante y salgamos disparados hacia un poste?

Respiro profundamente y muevo la palanca como papá me lo indico. Piso el acelerador con más fuerza de lo que debería y la camioneta arranca con mucha velocidad. Suelto un grito al ver que Juan Pablo corre para salvar su vida. No lo vi llegar, Dios mío, casi lo atropello.

Papá mueve la palanca a la P y pone el freno de mano. Puedo volver a respirar ahora que la camioneta se ha detenido. Al momento de acelerar me paralice y no supe qué hacer. No volveré a intentarlo por el bien de los demás.

─¡Fernando!

El grito proviene por parte de mamá. Está afuera de la casa, tiene ambas manos en la cintura. Solo a ella se lo ocurre salir en bata y con tubos en el cabello.

─Pospondremos esto para el lunes. Si te pregunta algo, no la mires a los ojos cuando le respondas.

Bajo de la camioneta con la derrota encima. Al menos avance un gran pedazo, lo malo es que por poco mato a Juan Pablo, por suerte logro quitarse a tiempo. No me imagino que hubiera pasado si Luz o algún animalito hubiesen estado cerca.

Papá se cambia al asiento del piloto y lleva la camioneta de regreso a la casa.

─De verdad que nada más a ustedes dos se les ocurre practicar en estos momentos ─primero me ve a mí y luego a papá─. Fernando, deberías de estar adentro terminando tu discurso. Y Ana, deberías de estar arreglándote. En tres horas es el evento, tenemos muchas cosas por hacer y ustedes dos andar por ahí despreocupados por la vida.

─Lo que tú digas, cariño ─le deposita un beso en la sien. Mamá se da la vuelta y regresa a la casa─. ¿Qué tal, Juan Pablo? ─estrecha su mano─. Te veo en el evento y espero que cantes esa canción que tanto me encanta: Lo mejor de mi vida.

─Le prometo que será la primera que tocaremos.

Papá le guiña un ojo y se va detrás de mamá.

Salma logro que The Little toque en el lanzamiento, yo planeaba pedirle ese favor a Juan Pablo, pero después de lo ocurrido no me ha hablado en toda la semana e ignora mis mensajes. Me sigo sintiendo mal por haberle hecho eso, ni siquiera tengo cara para verlo en estos momentos. Yo no soy así, no debí de haber besado a Alonso cuando anteriormente bese a Juan Pablo.

Si Juan Pablo ya no quiere ser mi amigo, lo entenderé. Lo que será difícil es olvidar los sentimientos que tengo por él.

─No sé si fue lo correcto haber venido. Abraham dijo que no viniera, pero luego Salma dijo que sí y al final decidí hacerlo ─se rasca la frente. Está nervioso─. Quiero decirte que no tienes que sentirte mal por lo que paso. Te confieso que si me dolió y me molesto un poco, pero no debí haberme enojado. Eres libre de estar con quien tú quieras y lo respetare, solo quiero que seas feliz. Te quiero mucho y no me gustaría perderte.

─Juan Pablo…

Pone su dedo índice en mis labios y me da un abrazo acompañado de un beso en la frente. No quiero separarme de él, cuando lo tengo cerca es como si los demás nunca existieran.

─No digas nada, solo venía a decirte eso ─recarga su barbilla en mi cabeza. Cierro los ojos aferrándome más a su pecho─. Tengo que irme, Abraham y yo tenemos que ensayar. Te veo al rato, sé que al igual que todos los días te verás hermosa.

Al separarnos nos quedamos viendo por un largo tiempo.

Cuando me da la espalda me deja con un vacío en el corazón, se fue sin darme la oportunidad de hablar. Debí haber sido yo la que debió buscarlo. Tal vez me evito en la escuela, pero aun así pude haber ido a su casa o seguir insistiendo en los mensajes. Sigo debiéndole una disculpa.

Pateo varias veces el bote de basura y entro a la casa enojada conmigo misma. En mi habitación mamá termina de peinar a Luz. La pequeña se ve muy tierna con su flequillo y ese chongo, se verá más tierna cuando se ponga su vestido amarillo. Tomo asiento en el taburete del peinador para que mamá me planche el cabello. Ella está más estresada y preocupada que papá, él solo va de un lado al otro perdiendo el tiempo.




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