Entre la Tierra y el Cielo Libro 1

Capítulo 17. Fin de semana en familia

─¿Has visto a Juan Pablo?

─No.

─¿Has visto a Juan Pablo?

─No.

─¿Has visto a Juan Pablo?

─No, la última vez fue en la clase de filosofía.

¿En dónde se metió ese muchacho? Le preste mi cuaderno de biología y lo necesito para mi clase la cual comienza en veinte minutos. Lo matare si no lo encuentro. Si o si tengo que entregar mi tarea, es de las últimas y Barth me está presionando mucho para lograr un promedio mayor a noventa.

Si yo fuera Juan Pablo, ¿en dónde estaría?

Continúo mi búsqueda por los pasillos y por todos los salones. El tiempo corre y mi estrés aumenta, estoy apunto del colapso. La búsqueda sería más fácil si Juan Pablo respondiera mis llamadas. Las únicas personas que me dan una esperanza de saber en dónde se encuentra es Abraham y Salma, ellos están en el pasillo comiéndose a besos.  

─¿Saben en donde esta Juan Pablo? ─cruzo los dedos y sonrió.

Ni siquiera me voltean a ver, Abraham mueve su dedo índice indicando que no. Me dan ganas de tirarles una cubeta de agua helada. ¿Cómo le hacen para respirar si no se separan ni un segundo?

─Lo encontré ─indica Alonso─, está en el aula de cómputo.

Escuchar eso me tranquiliza, Alonso me acaba de salvar la vida… más bien, el semestre. El aula de cómputo y la biblioteca son los lugares donde no se me ocurrió buscar, que tonta.

Dejo atrás a los enamorados y voy al aula de cómputo. Es muy fácil reconocer a Juan Pablo, solo ves a alguien con sombrero y sabes que es él. Hoy se puso el sombrero que le regale por su cumpleaños, he notado que se lo pone cuando trae chamarra de mezclilla. Ese sombrero junto a uno color negro son de mis favoritos.

─Hey, hola Ana.

Me mira por unos segundos y regresa su mirada al computador.

─Te estuve buscando por toda la escuela. En diez minutos inicia mi clase de biología y tienes mi cuaderno.

─Cierto, lo olvide. Perdóname.

Del suelo toma su mochila y busca el cuaderno entre todas las cosas y toda la basura que tiene. Le echo un vistazo a la pantalla del computador, está en uno de esos sitios web de biografías. En la pantalla hay un futbolista que en mi vida había visto y escuchado.

─Aquí tienes ─me entrega el cuaderno con ambas manos, el corazón se me acelera cuando por accidente toco sus dedos─. Muchas gracias y te pido perdón por haberte echo recorrer toda la escuela. Apenas me doy cuenta que me estabas llamando.

─No te preocupes ─tomo una silla desocupada y me coloco a su lado, tengo diez minutos de sobra─. ¿Qué estás haciendo?

─Barth me escucho cuando me burle de su equipo favorito de fútbol y me hizo escribir las biografías de los mejores futbolistas de ese equipo. Dijo que me reprobara si no lo hago, tengo tres horas para terminar.

─¿Qué equipo es?

─Malto.

─Ay no ─escucho decir a Alonso.

Vuelvo a ver la pantalla y justamente Juan Pablo acaba de abrir la biografía de un nuevo futbolista. Dejo de respirar cuando leo el nombre de Alonso.

─Este jugador se parece a tu amigo Alonso y se llama igual.

Presiona el apartado de las imágenes, salen disparadas como unas treinta fotografías de Alonso vestido con uniforme de fútbol. Me sujeto de la mesa para no irme de lado, siento que me voy a desmayar.

─Es idéntico.

Se regresó a la zona de la información.

“Alonso Miller fue un futbolista que jugaba como delantero en el equipo de Malto en Valle del rock, New Star. A un mes de obtener su oportunidad para jugar en Europa, falleció a la edad de tan solo veinte años a causa de un terrible accidente automovilístico el 20 de julio del 2002 en su mismo lugar de nacimiento”

Nunca se me había ocurrido investigar a mi ángel. En esa página esta toda la vida de Alonso e incluso sale un link a una página de fans dedicada a él. Alonso nunca comento el hecho de que fue uno de los mejores jugadores del país.

─Suerte con eso ─toco su hombro y agarro fuerza para ponerme de pie─. Tengo que irme, te veo luego.

Salgo huyendo lo más rápido que puedo. Cuando termine de leer toda la biografía me va a preguntar muchas cosas. Dudo que llegue a pensar que Alonso es un ángel y si lo hace no voy a saber que decirle. Puedo inventarle que Alonso es el hijo perdido de ese futbolista o que es solo una coincidencia el nombre y el apellido. Ya se me ocurrirá algo mejor.

─¿Por qué no me dijiste que jugabas en Malto? Mi papá y el abuelo son muy aficionados de ese equipo, mejor dicho, media ciudad lo es.

─No creí que fuera necesario.

─¡Eras uno de los mejores futbolistas del país! Siento que estoy a lado de una celebridad.  

─Martín también formaba parte del equipo, jugaba como defensa.

¡Martín como defensa! Debió de ser algo muy bonito compartir la cancha teniendo en cuenta la bonita amistad que tienen. Llegando a casa me pondré a ver partidos donde salgan los dos.




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