Entre la Tierra y el Cielo Libro 1

Capítulo 19. Confesiones

La habitación de Juan Pablo luce igual a la última vez que estuve aquí. Lo único nuevo es el cartel del concierto del Live a Dream, está pegado junto a su mural de bandas de rock. Me acerco a su escritorio y tomo su cuaderno de canciones, tiene un separador en una canción aun no terminada, el titulo me gusta “Estrellas en la Tierra”.

Ahora que lo veo su habitación se parece a la mía, por todas partes hay papeles hechos bolita.

─Malas noticias ─informa Juan Pablo al entrar a la habitación─. Las llaves de la camioneta están en  la habitación de mamá y ya está dormida. Entrar a su habitación va a hacer todo un desafío y si se despierta será un enorme problema… ninguno de los dos querrá está cerca de ella cuando se enoje.

Tomo mi teléfono para ver la hora, son las dos en punto. Juan Pablo y yo nos quedamos hablando afuera de su casa y fue hasta que nos dio frio que decidimos entrar. Ninguno se dio cuenta que el tiempo se fue volando.

Susana dice que tiene prohibido manejar después de esas horas, pero no es porque tenga problemas de vista, todos sabemos que le da miedo conducir a esa hora. Ella piensa que es la hora “paranormal” y que por eso hay muchos accidentes.

─Estaba pensando que si quieres puedes quedarte adormir aquí. Te prometo que al despertar a la hora que tú quieras te llevare a tu casa.

Es una propuesta que no puedo rechazar.

─Me parece bien. Llamare a Susy para avisarle.

─Te buscare algo cómodo para que puedas dormir ─deposita un beso en mi frente.

Me siento en el borde de la cama y entre mis contactos busco el nombre de Susy.

Espero unos segundos hasta que acepta la llamada.

─Ay Ana, llamas justo cuando le están dando una madriza al pobre de Jesse ─suelta una pequeña risa─. ¿Qué paso? Espera… ¿Qué hora es?... ¡Santa madre! No puedo creer que estuve todo el día viendo la serie. Ya entiendo porque me duele el trasero.

─¡Susy! ─la interrumpo antes de que se ponga a hablar y no me deje decirle nada─. Quería decirte que me quedare esta noche en la casa de Juan Pablo, mañana él me llevara a casa, ¿te parece bien?

─Está bien, solo no vayan a hacer cosas y si las hacen ya sabes que hay medidas que deben de tomar. Si las conoces, ¿cierto?

─Sí Susy, si las conozco y la verdad no creo que lleguemos a hacer algo, aun así gracias por la preocupación. Te llamo en la mañana.

─Hasta mañana, descansa y más vale que ese muchacho te traiga a casa o no sabe lo que le espera. Adviértele que tengo cinta negra en el karate.

Suena igual a papá.

─Hasta mañana Susy, te quiero mucho.

─Yo también te quiero.

Mis papás nunca me darían permiso para quedarme, ellos enseguida hubieran venido por mí.  En su ausencia Luz y yo nos hemos portado un poco mal. Se supone que Susy nos debe de cuidar y debe de asegurarse de que no nos metamos en problemas, pero ella dice que somos libres de tomar nuestras decisiones y de hacer lo que queramos, dijo que si al final algo sale mal debemos de resolver nuestros errores y aprender de ellos. Según ella nunca debemos de quedarnos con las ganas de hacer algo, que para eso vivimos… para ser libres y divertirnos.

─¿Algún problema? ─me pregunta Juan Pablo.

─No, todo bien.

─Es una de mis pijamas ─me entrega las prendas, sus mejillas están un poco rojas─. Puede que te quede algo grande.

─No importa, gracias ─le sonrió.

Quiero darle un beso en los labios, pero para eso tengo que ponerme de puntitas y me da un poco de pena.

Salgo de la habitación y voy directo al baño.

Tenía razón al decir que el pijama me quedaría grande. Trato de arreglarla doblando las mangas de la camiseta y amarrándome el pants lo más que puedo, este me queda súper largo.

No había notado que el pijama es de Star Wars, no le encontraba la forma a los monitos del pants. Lo que me gusta es que la camiseta huele a él, me dan ganas de robármela.

 Por suerte me dio flojera y no me delinee los ojos. La máscara para pestañas la puedo quitar con agua, me da un poco de pena usar el desmaquillante de la directora, siento que invado su casa.

Regreso a la habitación con mi ropa en mano, la dejo en la mesita de noche junto a Juan Pablito Junior y mi teléfono. Juan Pablo ya se ha puesto su pijama, está terminado de limpiar el desastre de su escritorio. Eso me hace recordar que mañana tendré que limpiar mi habitación. Lo mejor será darle dinero a Luz para que ella lo haga.

─Se te ve bien.

Voy a su cama y me acomodo pasando una de mis piernas sobre la otra. Juan Pablo no tarda mucho en acurrucarse a mi lado. Con una mano apoya su cabeza, me mira con mucha adoración y ternura, que haga eso me pone muy nerviosa. Ninguno de los dos podemos dejar de sonreír.

─¿Te molesta si los dos dormimos en la misma cama? ─me pregunta.

─Es a ti a quien debería de molestarle, es tu cama.

─No me molesta en lo absoluto ─se levanta y me da un corto beso en los labios.




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