Entre la Tierra y el Cielo Libro 1

Capítulo 22. Cupcakes de chocolate

Ingredientes:

150 g de mantequilla.

350 g de azúcar.

3 huevos.

280 g de harina.

75 g  de cacao en polvo.

3 g de polvo para hornear.

2 g de sal.

160 ml de leche.

180 ml de crema para batir.

15 ml de extracto de vainilla.

Alonso bate la mantequilla junto al azúcar logrando una mezcla pálida y ligera. Añade uno a uno los huevos y sigue batiendo hasta que estos quedan incorporados. Por mi parte con un tamizador paso la harina junto al cacao, el polvo para hornear y la sal. Mezclo la leche con la crema para batir y el extracto de vainilla, Alonso con movimientos envolventes incorpora su preparación de mantequilla y huevo a la harina y el cacao, me pide que poco a poco vaya agregando la leche y la crema. Cuando la mezcla queda lista la vaciamos dentro de los moldes para cupcakes y los metemos al horno durante veinte minutos a 170 °C.

Mientras se hornean, Alonso hace un delicioso betún de chocolate. Yo me acomodo en el suelo de la cocina a ver cómo se inflan los cupcakes. Estoy tan desespera que me dan ganas de abrir el horno y comérmelos aunque estén crudos.

Al escuchar la risa escandalosa de Luz me pongo de pie y voy con ellos, Alonso le está enseñando a llenar una manga pastelera. Ella está igual de desesperada que yo. Para entretenernos Alonso nos da una mini clase de cómo hacer rosas de betún.

Los minutos se pasan y brincamos de alegría cuando el temporizador suena.

¡Los cupcakes están listos! Alonso con un guante de cocina saca las charolas y coloca los cupcakes en una rejilla para que se enfríen. Ahora nos toca esperar otros diez minutos. Luz a escondidas de Alonso les echa aire con un cuaderno.

De los tres Alonso es el único que sabe usar a la perfección una manga pastelera, sus cupcakes parecen sacados de una fotografía. Los de Luz están más o menos decentes, mientras que los míos están horribles.  

Definitivamente odio las mangas pasteleras, Alonso tuvo que darme una nueva porque la primera la aplaste tan fuerte que me explotó en la mano.

─Deja te ayudo ─dice al verme sufrir o quizás por sentir lastima de mi desastre.

Toma mis manos y apretándolas ligeramente las mueve alrededor del cupcake. Se me viene a la cabeza la escena de la película Ghost: La sombra del amor, cuando los protagonistas están haciendo una figura de barro.

Tenerlo a mi lado y que me esté tomando de las manos me hace sentir muy nerviosa y me produce un cosquilleo en el estómago, ya van dos veces que me dan escalofríos. Quiero decirle que me suelte, que puedo intentarlo yo sola, pero algo dentro de mí lo quiere más cerca.

─Solo es cuestión de practica ─suelta mis manos y pellizca mi mejilla.

¿Este hombre quiere que el mundo explote? Siento que el corazón se me va a salir del pecho.

No me gusta para nada la mirada que Luz me está lanzando. Veo el cupcake y me doy cuenta que quedo muy bonito.

─Alonso, eres muy bueno en la repostería ─le dice la pequeña─. Mamá también es muy buena. Si algún día deja su teléfono y regresa a casa, ¿podrían hacer algo junto?

Lo dice tan ilusionada que me parte el corazón. Dudo que mamá nos haga por el resto del año.

─Con mucho gusto ─se agacha para quedar de su estatura─. ¿Qué te parece si mañana preparamos una pizza?

─¡Sí! Pero que sea de pepperoni.

─Llenaremos la pizza de queso y pepperoni ─le asegura.

Los tres nos asustamos cuando empiezan a golpear la puerta con mucha fuerza. Dejo la manga pastelera a un lado y grito para que dejen de golpear, eso solo hace que los golpes se intensifiquen. Al abrir me encuentro con un Juan Pablo destrozado, tiene los ojos llorosos, su cabello esta despeinado y parece que no puede quedarse de pie.

─Hola, bonita. Debes de saber que te digo hola de hola no ola de mar ─suelta una carcajada.

─¿Estas ebrio?

─¿Ebrio? No, no estoy ebrio. Más bien, estoy borracho ─arruga la frente─. Espera… es lo mismo. Sí, si estoy ebrio, ebrio y borracho.

─¿Qué paso? ¿Por qué bebiste tanto? ¿Quién te trajo? ¿Cómo llegaste aquí? ¿Condujiste en este estado?

Si me dice que condujo hasta acá en ese estado me va a dar un infarto. Le echo un vistazo a la calle para encontrar destrozada la camioneta de su mamá, pero no la veo en ningún lado.

─Solo escuche la primera pregunta ─se apoya en el marco de la puerta─. ¿Puedo pasar? Mis piernas quieren doblarse, se convirtieron en gelatina.

Lo tome del brazo y guio al sofá más cerca, ahí lo dejo caer. Recarga su cabeza en el respaldo y cierra los ojos. ¿Qué fue lo que le paso? Que yo sepa no suele beber tanto.

─Huele a… ─abre los ojos y olfatea─. Oh mierda, creo que voy a…

Alonso hace aparecer una cubeta y me la entrega para que se la dé. Al instante de que agacha la cabeza expulsa todo. Luz lo mira con asco y Alonso con cara de pocos amigos. El olor a vomito se esta haciendo presente en toda la habitación y no es algo agradable.




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