Entre la Tierra y el Cielo Libro 1

Capítulo 24. Lo lamento

No pude dormir toda la noche. Llego el día, hoy es el concierto de Juan Pablo. Estoy muy feliz, me he mantenido positiva para que nada malo vaya a pasar.

Anoche Susy regaño a los tres por el desastre que hicieron y esta mañana los puso a limpiar toda la casa. Alonso hizo trampa y uso sus dones para limpiar su parte sin tomar la escoba y el trapeador, Salma y la pequeña Luz se enojaron mucho con él, casi lo avientan por la ventana.

─Me gustaría que fuéramos a la Laguna de las Estrellas ─dice Alonso con una inmensa sonrisa en su rostro.

Hace una hora estaba enojado con Salma y ahora resplandece de alegría.

─El concierto es en menos de dos horas y no quiero llegar tarde. Le prometí a Juan Pablo que llegaría durante el ensayo.

─No te preocupes por eso, regresaremos a tiempo para el ensayo y el concierto. Prepare cosas para un mini picnic, no puedes negarte ─hace un puchero.

No puede ser, Alonso acaba de hacer el puchero más lindo y gracioso de la historia.

─Por favor.

─Está bien, pero tenemos que regresar para el ensayo.

─Te lo prometo.

Alonso toma mi mano y aparecemos en la Laguna de las Estrellas. Este es de mis lugares favoritos de la Terminal B, podría estar aquí todo el día y toda la vida. Aquí seria la persona más feliz del mundo.

Cerca de la orilla de la laguna colocamos nuestras cosas, bueno, Alonso acomoda las cosas que él preparo: fruta, mini sándwiches, galletas, limonada y un cupcake de red velvet. También trajo un aparato para escuchar música, no tengo idea de donde consiguió el disco, pero es de una agrupación que últimamente me está gustando mucho.

─¿No extrañas comer? ─le pregunto al tomar un sándwich.

─De todas las cosas que extraño, comer y dormir encabezan la lista.

─Pero si puedes dormir ─le recuerdo.

─Lo sé, pero no es lo mismo cuando eres ángel y siempre suelo tener pesadillas, por lo que procuro no hacerlo. Esa vez en el campamento me asuste muchísimo, pensé que me iba a quedar como humano para siempre.

─¿Y no te gustaría?

─¿Ser humano otra vez? No, no me gustaría. Nunca cambiaría el Cielo por ninguna otra cosa.

─¿Ni por una persona?

No debí haber preguntado eso, lo único que quiero es una respuesta afirmativa y sé que no será así. La pregunta puede tomar otro significado, es como si indirectamente le estuviera pidiendo que cambie el Cielo por mí. Él no puede quedarse y mucho menos puedo obligarlo a hacerlo.

─Es una pregunta difícil de responder, dependería mucho de la persona y también si ella desea que me quede a su lado ─hace su melena rubia para atrás, está un poco nervioso─. ¿Y tú? ¿Te quedarías en el Cielo por una persona? ¿Por un ángel?

No esperaba que hiciera esa pregunta y no tengo una respuesta. Ahora él me está lanzando la indirecta de si yo lo elegiría a él. Para este punto de mi vida las decisiones se están convirtiendo en mi peor enemigo. Mientras más tardo en cumplir la lista de deseos y tomar mi decisión, Alonso pasa más tiempo conmigo y eso solo lo complica más porque nos hacemos más unidos.

─Cuando tomes decisiones primero tienes que pensar en ti, elige lo que te diga tu corazón y lo que te haga feliz a ti, no a los demás. A veces creemos que tomamos la decisión correcta y al final ocurre lo contrario a lo que habíamos pensado. Solemos tomar decisiones que lastiman al corazón, pero alivian al alma.

Toma una piedra y la avienta a la laguna.               

Sus palabras me hacen reflexionar un poco. Quiero pensar que él tomo sus decisiones con el corazón, por algo debe de decirlo.

─¿En dónde aprendiste a tocar el piano? ─le pregunto para cambiar de tema.

─Mi mamá es pianista y me enseñó a tocarlo cuando tenía ocho años.

─Tocas muy bonito, disfrute mucho las melodías de ayer.

─Podría grabarte un disco para esas veces en las que no puedes dormir ─me sonríe.

─Me encantaría.

En silencio me como dos sándwiches, un poco de fruta y el cupcake. He quedado llena a pesar de no comer mucho. Alonso siempre sabe cómo consentirme.

Me quedo contemplando la laguna, me asusto cuando escucho una especie de disparo. Alonso tiene en las manos mi cámara instantánea, de ella sale una fotografía.

─¿Qué haces?

─Hay que guardar este momento con una fotografía.

Estoy casi segura que esa frase es de una canción. Aprieta el botón y sale otra foto.

─¿Te puedo tomar una?

Quisiera tener al menos un recuerdo de él. Sé que en internet hay muchas imágenes de cuando era futbolista, pero me gustaría tener una donde sea el mismo. Desconozco si es posible tomarle una foto a un ángel. A lo mejor y es como los vampiros que no salen en la imagen.

─¿Quieres una foto mía? ─asiento y le quito la cámara─. Puedes tomarla, pero dudo mucho que puedas conservarla.




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