Entre la Tierra y el Cielo Libro 1

Capítulo 26. La boda

Debería de sentirme feliz o por lo menos tener una sonrisa en mi rostro, pero no me siento feliz y ni siquiera puedo sonreír. En toda la casa se siente un ambiente muy incómodo, no puedo mirar a los ojos a papá y mamá solo me ha dicho como unas cinco palabras. Hoy será un día muy difícil y pesado. Ni Susy ni Luz se atreven a hacer preguntas sobre lo que paso ayer. Susy prefiere no meterse, no quiere echarle más leña al fuego.

 Uso el vestido rosado que compró mamá, Susy me arregló el cabello y una maquillista que contrato papá nos dejó más maquilladas que un payaso, no aleje ni hice comentarios solo porque hoy no tengo humor para eso. En contra de mi voluntad tuve que ponerme unas zapatillas de tacón muy alto, siento que estoy caminando sobre zancos.

Llegamos al lugar donde será la ceremonia y no puedo evitar ser esa persona amargada con cara de pocos amigos. Mamá se ve muy hermosa, se me forman lágrimas en los ojos cada vez que la veo. Su vestido, el velo largo, su maquillaje, su peinado y las zapatillas blancas, hacen que se vea perfecta. Quiero ir con ella, abrazarla y decirle que se ve como una reina y que a pesar de todo la quiero demasiado, pero no tengo cara para hacerlo.

Hoy es su día, mientras ella sea feliz y se la pase bien… Es suficiente para mí.

Luz entra primero arrojando al suelo pétalos de rosas blancas, por otra parte, Juan Pablo toca en el piano la típica canción de boda. Se ve tan guapo, me encantan las muecas que hace mientras toca.

Mamá recorre el pasillo acompañada del abuelo. De todos los invitados su atuendo es el que más sobresale, su traje es muy similar al que utilizo Axl Rose en el video de November Rain. No me sorprendería si a la mitad de la ceremonia se pone a hacer el solo de Slash.

Papá derrama varias lágrimas cuando mamá llega a su lado. Verlos ahí enfrente me produce muchos sentimientos. Ellos se están casando de nuevo, están teniendo una segunda oportunidad. No paro de pensar en lo de ayer y eso solo me hace sentir peor de lo que ya me siento. No quiero que papá se vaya, no quiero que mamá se vaya y yo no quisiera tener que tomar la decisión de irme.  

Desde el piano Juan Pablo me está viendo, ambos nos miramos hasta que ninguno de los dos puede soportarlo más.

“Porque nada dura para siempre y nosotros dos sabemos que el corazón puede cambiar y es difícil tener una vela encendida en esta fría lluvia de noviembre”.

Al terminar la ceremonia, el abuelo nos llevó a la sesión de fotos. Primero fueron las fotos de papá y mamá, después las de Luz y las mías y al final la de los cuatro juntos. Fueron los minutos más incomodos de mi vida, hice lo posible para que mi sonrisa fuera natural y que no parecería fingida, no creo haberlo logrado.

Hui lo más rápido que pude para ir a la cocina a ver a Alonso. Por todos lados veo alas, son los ángeles que dijo Alonso que traería para su equipo de cocina. Mi ángel guardián se encuentra en una mesa de trabajo, espero guardar por siempre la imagen de él vestido con esa filipina blanca.

─Le falta un poco de sal ─le señala a un cocinero que se acercó a él.

Otro cocinero se acerca.

─Alonso, estaba pensando que a la crema de brócoli le podemos poner cubos de queso crema y un poco de pollo desmenuzado. Ya lo probé y me gustó mucho el resultado.

Le da a probar un poco de la preparación, a Alonso se le ilumina la cara.

─Me encanta, lo apruebo.

Se ve adorable en la cocina, se nota enseguida lo bien que la está pasando. Ante toda la semana desastrosa me alegra que al menos uno de los dos la esté pasando bien por al menos unas horas.

─¡Chicos! Lo están haciendo de maravilla, confió en ustedes y no se olviden de probar sus preparaciones. ¡Cocinen con el corazón! ─alienta a sus compañeros.

Alonso como jefe de cocina es muy bueno, lo hace de maravilla y se le nota la experiencia. A simple vista se ve que sus compañeros lo aprecian mucho.

─Me asustaste, no te vi entrar ─me dice al pasar a mi lado.

─Solo quería saber cómo va todo.

Mentira, vine a verlo a él.

─Había olvídalo lo maravilloso que se siente esto. Extrañaba gritar y dar órdenes ─se ríe─. Te prometo que será la mejor cena que probaras en tu vida.

─Estoy segura de que así será. Tengo que irme… Sigue gritando y dando órdenes. Te veo más al rato ─le sonrió y lo dejo para que continúe en lo suyo.

─¡Ana!

Me detengo en el marco de la puerta.

─Te ves muy hermosa.

Y así es como un ángel hace que se te sonrojen las mejillas. Le agradezco en voz baja y continuo con mi camino. Me pongo a cantar para no pensar y olvidar ese cumplido. No caeré, no otra vez. No lo olvido, entre Alonso y yo solo existe la relación entre ángel guardián y ángel.

  La mayoría de los invitados se encuentran en sus lugares o felicitando a mis padres. Busco a la pequeña Luz por todos lados hasta que la encuentro sentada junto a Susy, el abuelo y Salma. Cuando ocupo mi lugar, los cuatro me voltean a ver.

─¿Qué? ¿Algún problema? Sí, ayer estuve en una pelea.




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