Entre la Tierra y el Cielo Libro 1

Capítulo 38. La Tierra o el Cielo

─¿Qué pasara ahora? ─le pregunto a Cristopher.

─Esta vez será distinto a la primera ocasión, eso te lo aseguro. ─Nuestra risa es al recordar el lugar donde aparecí esa vez. Me da escalofríos recordarlo─. Despertaras en la camilla del hospital, tú familia se encontrara a tu lado. En el momento en que abras los ojos tu nueva vida iniciara.

─Cuando me vaya… ¿lo olvidare?

─Me temo que sí, es parte de nuestro reglamento. En estos momentos unos ángeles se encuentran en la Tierra eliminando los recuerdos de las personas que interactuaron con Alonso. Eliminaran cualquier rastro de él, lo que significa que te quitaran tus fotografías. Sé que esos recuerdos son importantes para los dos y te prometo que yo mismo se las entregare a Alonso para que él pueda conservarlas. No podemos eliminar el video musical ya que eso perjudicaría el pasado y por lo tanto el presente, pero nos aseguraremos de que nadie sospeche que se trata del famoso futbolista Alonso Miller o de un ángel guardián que vive en el Cielo.

─Alonso era uno de los mejores futbolistas del país, ¿verdad? Nunca hablamos mucho de esa parte de su vida.

─Puedo decirte que a sus diecinueve años ya se encontraba en la cima de la lista de los jóvenes más prometedores del fútbol. Cada que Alonso entraba a la cancha, a la gente se le aceleraba el corazón de la emoción y ni se diga cuando se acercaba a la portería. En cada partido él se entregaba por completo, hacia magia y era la luz del equipo. Fue muy querido por los aficionados y te aseguro que en varios corazones aún recuerdan con cariño a nuestro jugador estrella.

 Con una sonrisa veo a Alonso, se encuentra a unos metros de nosotros hablando con Martín. Ninguno de los dos se siente capaz de pronunciar esas palabras de despedida. Lo mejor es que no digamos nada y dejemos esto aquí. Hay despedidas demasiado dolorosas y esta será una de ellas.

─Gracias Ana ─dice de repente.

No lo entiendo.

─¿Por qué?

─Por traerlo de regreso y por hacer que finalmente abriera esos ojotes. Ese muchacho nos ha hecho pasar muchísimos corajes, pero estoy seguro que ahora en adelante será un Alonso diferente, muy pronto se va a dar cuenta que vale mucho más de lo que cree.

─Cristopher, ¿me prometes que estará bien y que será feliz? No hay cosa que más desee que Alonso pase su eternidad en paz y a lado de los seres que más ama.

─Por mis alas te prometo que él estará bien y vivirá su eternidad siendo muy feliz y muy amado por su familia. Es nuestro jugador estrella y así como tú eres su luz y parte de su felicidad, él lo es para nosotros.  

─Gracias Cristopher.

Por detrás aparece mi abuela. Las lágrimas me salen en automático, no dudo ni un segundo en correr a abrazarla. El accidente arruino muchas cosas, pero también me dio uno de los regalos más grandes… ver, abrazar y estar un momento con mi abuela.

─Cada noche te seguiré buscando entre las estrellas, abuela. Nunca dejes de cuidarme y de iluminar el cielo. No hay día que no piense en ti, te extraño y te amo mucho.

─Aquí siempre voy a estar para ti, mi Ana. Ya llegara otro momento en que nos volveremos a encontrar. Mi luz siempre brillara en el cielo para recordarte cuanto te amo.

Antes de separarnos guardo en mi corazón su dulce mirada y este abrazo tan especial para recordarlo todos los días. Ya llegara el momento en que nos volveremos a encontrar y tendremos mucho tiempo para abrazarnos.

Le echo un último vistazo a este lugar, a todas esas alas, la ropa blanca y a las personas que aparecen por arte de magia. Me siento afortunada por haber tenido la oportunidad de conocer eso que a muchos suele asustarnos. Olvidare a Alonso, pero no a los ángeles, voy a creer en ellos por toda la vida. La Terminal B me estará esperando dentro de muchos años cuando haya cumplido mi misión.

Todo esto me ha hecho darme cuenta de lo importante que es la vida y lo corta que puede llegar a hacer. Algunos tienen más oportunidades que otros y depende de nosotros luchar por conseguir lo mejor. Ahora en adelante viviré sin pensar en sí habrá un mañana. Confiare en mí, luchare por esos sueños y amare para siempre a mi familia y nunca los dejare.

Tengo una nueva oportunidad y esta vez todo saldrá bien.

Cristopher ha terminado de preparar todo. Nos damos un abrazo de despedida, me vuelve a prometer que Alonso estará bien y que lo cuidara. Confió en su palabra.

Llego el momento, dejo ir el pasado dándole paso a mi nuevo camino. Subo escalón por escalón llegando a la cima con mi alma más ligera y llena de luz. Entro al enorme agujero dorado.

Es la Tierra, elegí la Tierra. Mi hogar.

En cada paso que doy mis pies descalzos disfrutan sentir el pasto. Mi pecho sube y baja lentamente, mis pulmones están alegres por sentir mi respirar. Conforme voy avanzando mis manos tocan las suaves flores, me iluminan el alma con sus bellos colores. Mi cabello y mi vestido blanco se mueven junto al viento que sopla con felicidad. Mi sonrisa cada vez se hace más grande.

Tranquilidad y paz es lo que siento en estos momentos.

Corro junto a las nubes que se dirigen al norte. Con libertad brinco y doy algunos giros, me gusta mucho como los olanes del vestido bailan conmigo. En el pasto aparece una pluma blanca. La recojo con delicadeza, paso mis dedos sintiendo su suavidad. Con amor me la llevo al pecho. Me tumbo de espaldas sobre el pasto, cierro los ojos atrayendo los pocos recuerdos que me quedan de mi ángel guardián.




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