Entre la Tierra y el Cielo Libro 1

Epílogo

Algunos años después…

Le doy un largo trago a mi chocolate, a los segundos lo devuelvo a la taza. Me aseguro de que nadie me haya visto. Mierda, tanto la lengua como la garganta se me acaban de quemar. Esto no es un chocolate caliente, es un chocolate hirviendo.

Vuelvo a tomar mi bolígrafo y continúo con mi escrito.

 

Estando tan lejos, ¿puedes escuchar mi corazón?

Observo las estrellas y te veo en ellas, tal vez porque primero te visitan a ti.

Antes de dormir le pido a la Luna que aparezcas en mis sueños.

Escuchar tu canción favorita es la única manera de sentirte cerca.

El aroma de tu perfume me impregna la nariz cada que abrazo la almohada.

Estando tan lejos escucho tu corazón, esta tan asustado como el mío.

Ven pronto…

 

Coloco su fotografía entre las páginas y cierro el cuaderno. Le doy otro trago a mi bebida, esta vez con más cuidado, aunque no sirve de nada, ya no siento mi lengua.

Cierro los ojos por un momento, mentalmente elaboro un corto video con todo lo que ha pasado estos años.

Mi primer día en la escuela y como todos los niños corrieron a abrazarme para darme la bienvenida. Susy en su boda con Omar y como el abuelo se cayó encima del pastel. El nacimiento de Abby, la pequeña hermosa y desastrosa hija de Salma y Abraham, tiene siete años y ya tiene como cien pelucas.

Una sonrisa se me forma al recordar el día que mamá abrió su pastelería, el abuelo también se cayó sobre la mesa de pasteles. Mi ya no tan pequeña hermana Luz vive cada día como si hubiera un mañana, cada día tiene una nueva aventura. Para mí siempre será mi pequeña, aún recuerdo cuando todos los días se ponía su disfraz de “Burrex”.

Salma se convirtió en la segunda socia de papá, todas sus colecciones han sido un éxito. Mi papá el día de mi boda no dejo de llorar, la mayor parte fue de sentimiento, después las lágrimas fueron de risa por la caída del abuelo a la alberca. La mayoría de los recuerdos de estos años son caídas del abuelo, este año se ha controlado un poco a pesar de que ha vuelto a los duelos de guitarra. Su número de arrestos por travesuras ha disminuido.

Abro los ojos secándome las lágrimas traicioneras. Me acaricio mi pequeño vientre, desde hace unos días me he aguantado las ganas de gritar la noticia a todo el mundo, la única que lo sabe es Salma y porque tuvo una visión. Ya quiero contárselo a Juan Pablo, se va a desmayar cuando lo sepa.

Mi Juan Pablo. Nunca me equivoque cuando dije que llegaría muy lejos. Ayer fue el último concierto de su tercera gira y está en proceso su cuarto álbum. Muchas chicas desean tener un novio músico, hasta que se van de gira y no lo ves por meses. Lo más triste son las despedidas, pero el hecho de volvernos a encontrar es como volver a unir nuestras almas en una sola y nuestros corazones vuelven a latir a un solo ritmo.

Cada día alejado de él vale la pena al estar de nuevo en sus brazos, sentir su cuerpo y besar sus labios.

Guardo mis cosas y me dirijo a la zona donde hemos tenido tantas despedidas y bienvenidas llenas de lágrimas y muchos besos. Mi corazón se acelera en cada segundo que pasa, mi pierna derecha se mueve de la impaciencia y las mejillas me tiemblan. Todo en mí está desesperado por verlo, me matan las ganas por lazarme a él y besarlo como nunca.

─Maldito tráfico, donde creí que no llegaríamos por poco y me subo por encima de los autos ─espeta Salma alado de mí.

─No se subió por encima de los autos, pero si se pasó una luz roja. Mamá es una pésima conductora, por esa razón papá siempre me obliga a usar casco.

Salma le lanza una mala mirada a su hija. Tanto ella como la pequeña monstruo de Abby vienen con una peluca de mil colores. Me encanta como las dos suelen vestirse igual y como coinciden en todo. Abby es como una mini Salma, me recuerda a cuando las dos nos conocimos en el preescolar. La pequeña no saco los dotes artísticos de su padre, pero si el lado de la visiones y predicciones de su madre.

─¡Papi! ─grita Abby saliendo corriendo a los brazos de su papá.

Mis ojos se encuentran con los de la persona que más amo en este mundo y en esta vida. Algunas fans corren hacia él, pero soy más rápida y me aviento a su cuerpo. Rodeo mis piernas en su cintura, mis brazos en su cuello y junto nuestros labios. Desde hace días que no me sentía completa y ahora que lo tengo conmigo, lo tengo todo. No quiero soltarlo, lo voy a seguir abrazando hasta que alguno de los dos se canse.

Mi amor, mi vida, mi estrella, mi mejor amigo, mi confidente, mi compañero, mi esposito… Mi Juan Pablo.

Nuestros labios se mueven con desesperación. Lo saboreo hasta lo más profundo. Sin soltarme y sin dejar de besarme intenta firmar los autógrafos que le piden.

─Bonita, estaba tan desesperado por verte que estuve a nada de aventarme por paracaídas para besarte y tenerte en mis brazos.

Con ayuda de los guardias conseguimos salir del aeropuerto. Me pega en la puerta del auto besándome con más tranquilidad. Nuestro cuerpo nos pide a gritos que ya lleguemos a casa.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.