Querida Ana,
Al principio la idea de escribir una carta me parecía algo sencillo, pero ahora que robe una página de tu cuaderno y tome tú bolígrafo favorito, no encuentro las palabras correctas para plasmarlas aquí. Creo que es el miedo de expresarme de más y asustarte.
¿Quién soy yo? Debes de estarte preguntando. No es sencillo decirlo, solo puedo contarte muy poco y lo necesario. Antes quiero aclarar que soy un asco intentando contar, hablar o escribir mis ideas, mis pensamientos y por supuesto, mi vida. Tratare de hacerlo lo mejor posible.
Aquí vamos…
Fui hijo único. Mis padres siempre hicieron todo lo posible por darme lo mejor, lamentablemente nunca pude darles las gracias por todos esos sacrificios.
Mi mamá es una mujer encantadora y muy linda tanto por fuera como por dentro. Lo que más recuerdo de ella es el aroma de su empalagoso perfume. A pesar de que yo tenía veinte años, ella me seguía despertando para los entrenamientos y me escribía una nota en la bolsa donde metía mi almuerzo. Diría que era mi fan número uno, era raro que se perdiera uno de mis partidos (si te lo preguntas… Sí, yo era futbolista). Ella era como un regalo de la vida. Siempre estuvo en todo momento y en cada uno de mis logros. No tienes idea de lo mucho que la extraño. Echo de menos su cariño, sus cuidados, sus abrazos, sus momentos de locura, su apoyo… Pero extraño más el amor de una madre.
Mi papá siempre fue un aficionado al fútbol, él es una de las razones por las cuales quise ser futbolista. Desde muy pequeño me enseñó a jugar y fue mi entrenador por muchos años. Más que un padre, fue mi mejor amigo. Nunca olvidare todas esas lágrimas que derramo en mi primer partido como titular en el equipo de mis sueños. Hice todo mi esfuerzo por no decepcionarlo. A los últimos minutos anote el gol que nos permitió ganar.
Tuve mucho éxito en el fútbol, en ese entonces fui considerado uno de los “diez jóvenes más prometedores del fútbol”. Hasta la fecha sigo sin poder creérmelo.
Un día sin que mi papá se diera cuenta, mi mamá me llevo a hacer una prueba de cocina con un chef muy reconocido. El chef amo mi forma de cocinar y me dio la oportunidad de trabajar en su restaurante, uno de los mejores de la ciudad. Suena muy lindo, pero tuve que rechazar la oferta para darle inicio a mi carrera en el fútbol y por una promesa que le debía a mi mejor amigo.
La cocina para mí es arte. Cocinar siempre fue de las mejores cosas que amaba hacer. Me desvelaba leyendo recetarios y poniendo en práctica las recetas. A las dos de la mañana me encontrabas en la cocina haciendo un pastel de un metro o mejorando mi táctica para empanizar.
A pesar de que amaba cocinar, un día simplemente decidí enfocarme más en el fútbol. Deje la cocina como un hobby y asistí a la prueba para entrar al equipo de mis sueños. De la noche a la mañana era un chico de dieciocho años jugando como profesional.
Pero toda la magia un día se termina.
A los veinte años fue cuando todo cambio. Me ofrecieron la oportunidad para jugar en el extranjero, la acepte después de haberlo pensado por casi siete meses.
En mi fiesta de despedida fue cuando ocurrió el accidente que me llevo a ese lugar.
Al llegar no dejaba de sentirme como una completa basura. No fui solo, por mi culpa mi mejor amigo me acompañó… Esa parte es la que nunca he podido perdonarme. Él no lo merecía.
Los primeros días fueron muy difíciles y dolorosos, con el paso del tiempo las cosas se volvieron un poco mejor. Apareció una luz que ilumino mi oscuridad. Me dieron la oportunidad para volver, pero la vida me dio una razón muy valiosa para quedarme.
Un día donde me encontraba muy deprimido y llorando por recordar mi pasado, todo se pintó de mil colores al recibir la noticia de que había nacido la persona que me tocaría cuidar por el resto de su vida. En ese instante mi rostro se ilumino y esas lágrimas de dolor cambiaron a felicidad. En ese momento me prometí que le echaría muchas ganas para cuidarla y protegerla con todas las fuerzas de mi alma. Me entregue por completo a ese pequeño ser.
No te voy a medir, falle un montón veces y sigo fallando, es difícil encontrar la clave para hacer las cosas a la perfección. Lo que sí puedo decirte es que de todos mis errores he aprendido y seguiré haciéndolo, es parte de la vida.
En mi corazón siempre estarán los recuerdos de todos estos años y los que se vienen. Cada que veo atrás confirmo una vez más que he tomado la mejor decisión. Ver a ese ángel que me robo el corazón, me hace darme cuenta de que no lo he hecho tan mal después de todo. Al final del día todo lo malo lo recompensa esa bella sonrisa y esos ojos soñadores.
Estoy agradecido con el Cielo por haberme dado a alguien que me motive a ser mejor persona, gracias a ella he superado mis miedos y me ha ayudado a darme cuenta que no debo aferrarme a lo no correspondido.
Sé que a este punto debes de estar confundida, sin entender nada y haciéndote la misma pregunta del principio. Es sencillo de saber quién soy. Si estas en el exterior, levanta la mirada al cielo. Si estás en tu habitación, mira por la ventana. Enseguida encontraras una hermosa y grande estrella, ese soy yo… cuidando de tus sueños y de tú vida. Soy una pequeña luz en tu camino, una que siempre estará para ti por toda la eternidad.