Entre las cenizas

CAPITULO 2

Al llegar veo como había menos empleados y los que había estaban atendiendo de mala manera a los clientes, dejaba mucho que desear la condición, me sorprende cómo es que mi padre permitía todo esto, pero de cierta manera suponía que tenía mucho trabajo con el ducado y ahora siendo parte del parlamento que había descuidado un poco lo que él con tanto esfuerzo había construido. 

—Florence — Hablo mientras esta sale de una de las oficinas, su cabello despeinado dejaba ver el estado del banco, veo la precariedad de la situación, pues ella debería de estar tomando su descanso de maternidad y estaba aquí, sacando este barco. Ella me abraza mientras me cuenta lo que estaba pasando. 

Todo estaba yendo demasiado bien, pero nobles dejaron de lado el apoyo a mi padre, quitando sumas extraordinarias de dinero, quedando simplemente con dinero acumulado por los intereses, lo que estaba creando un vacío, es decir que en meses solo quedaría los pedazos de esto. 

—Florence, ve a descansar. A partir de hoy tomaré las riendas del banco — Le digo mientras se escuchan gritos ahogados de sorpresa, a varios les convenía que esto quedara de esta manera pues significaba algún trabajo fijo dentro del ducado —. ¿Dónde está Charles? 

—El dejo de trabajar aquí por junio, consiguió un trabajo con más ingresos para nuestro bebe — Me dice tomándose el vientre. Me daba mucha felicidad, el hecho de que todos comenzaron a formar una familia de cierta manera me siento realmente celosa, esta se despide y comienzo a checar informe por informe, para darme cuenta del estado real del banco. Hiro se marcha antes que yo, pues tendría que ir a comer con sus suegros, me quedo para ver la fluctuación de ingresos, necesitaba convencer a los nobles para que depositaran y hacer que las transacciones siguieran en movimiento. 

Sin darme cuenta había pasado una semana de estar viniendo diariamente escucho como tocaban la puerta, era uno de los hijos de los mercenarios, si mal no recuerdo se llamaba Daniel, entra con una taza de café, mientras me informa que el emperador estaba en la sala para clientes, respiro antes de entrar a la gran habitación éste estaba de espalda, mirando la calle. 

—Su majestad — Le digo, pero él me pide que me siente, se miraba que quería tener una conversación conmigo, había olvidado que el día que me enteré de la noticia mi carta hablaba de tener una audiencia con él, pero solo me había centrado en el problema con su hijo. 

—El banco se mira diferente… — Me dice mientras señala todo a su alrededor. 

—Estamos pasando una fuerte crisis su majestad, como sabrá me he estado haciendo cargo del banco — Le digo, pero él parece ya saberlo —. ¿Qué lo trae por aquí? 

—Negocios, un negocio que te beneficiará tanto a ti, como al banco — Me dice mientras pide más té —. En el sur, hay una muy mala impresión de la monarquía, las mentiras salieron a la luz, sobre la muerte de Céline...  

—¿Estamos siendo manipulados? — Pregunto tomando por primera vez, este ya se había templado lo suficiente para beber sin quemarme. 

—Puede decirse de esa manera. La muerte de la antigua emperatriz no fue por el veneno, fue porque Ethan la asfixio hasta morir. Dime ¿En dónde queda la imagen de los monarcas al saber que uno de los integrantes fue capaz de matar a su propia madre? — Él tenía un buen punto —. Ellos comprometieron a su hija, con la manera de que no salga a la luz lo que ellos saben.  

Me quedo en silencio, pues me decía lo mismo que me había dicho Sebastián. 

—¿Sabes que te llaman la duquesa de hierro? — Me pregunta el emperador a lo que niego con la cabeza —. Tu historia recorre todos los rincones del imperio, como fuiste capaz de soportar tanto dolor, no sé si lo recuerdas. Tenías 18 años, eras una chica tan valiente, tan fuerte, y aun así hiciste cosas que no eran a tu edad. 

—¿Qué me quiere decir con todo esto alteza? — Le pregunto y este me toma de la mano. 

—Te necesito a ti como segunda, pues podrás ir al sur y recopilar información desde el centro, si quieres no te cases, solo mantén tu compromiso, cuando completes la misión podrás separarte — Me quedo pensando un poco —. Yo te aseguro que el banco volverá a la prosperidad con la que la recuerdas. 

—¿Y si no acepto? — Pregunto. 

—No pasará nada, Victoria y Sebastián se casarán, todo seguirá su curso. Pues yo no confió en nadie para esto — Me da la mano, mientras me levanto para verlo —. Se que no puedes hacerlo, no puedes ver a la persona que amas con otra persona. Pero puedes darle un efecto placebo a mi hijo, dense un adiós... 

Quería llorar, el emperador me estaba pidiendo esto, sabia como me sentía, beso sus manos, aceptando, mentiría si digo que no lo hago para estar con Sebastián, era una misión que el mismo emperador me había confiado. 

Regreso a casa cansada de todo, estaba agotada y a la vez dolida, mi madre no se nota por ninguna parte en la casa, estaba se miraba tan sola, subo las escaleras para recostarme en mi habitación mi padre estaba de seguro en una reunión del parlamento, sentía las sábanas heladas, bajo hacia el comedor mientras me sirven una sopa de champiñones como entrada, unos pasos se escuchan a mi espalda, los conocía de memoria, así que solo alzo la cara para encontrarme con Alexander. Me acaricia la frente para sentarse delante de mí. 

—¿Cómo estás? — Me pregunta mientras uno de los criados le sirve a él su sopa, él se miraba tan radiante, su matrimonio le había dado felicidad. 




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