P.O.V Sebastián
Me limpiaba las manos de la sangre de mi maestro, no quería imaginarme la cara de Sofía al enterarse de la muerte de mi maestro, había sido grosero e incluso inmaduro, porque había varias personas mirando, pero mi intención jamás fue desconfiar de él, no me reconocía en el espejo, este no era yo, golpeo el espejo mientras me recargo a llorar, esta era la razón por que dudaba en ascender el trono.
—Príncipe — Me pregunta Victoria mientras me volteo hacia ella, su cara era de horror, corre rápido a ayudarme, mientras las lágrimas caen —. ¿Qué paso amor mío?
—Mate al padre de Sofía… — Ella toma su pañuelo, mientras me lleva a su cuarto a sacar los pedazos de vidrios incrustados, ella realmente me quería, pero ¿Yo la quería?
Le tenía compasión y me gustaba pasar tiempo con ella, pero no sentía la emoción que sentía cuando miraba a Sofía, tocó la cara de Victoria, ella me mira y se acerca para besarla, sus labios tenían un sabor a fresa, quería besarla más, acercarme a ella, enredo mis manos en su cabello mientras ella pone la mano en mi pecho, sus labios cálidos.
—Sofía… — Ella se aleja, mientras me mira sus ojos se llenaron de lágrimas —. Perdón, Victoria, no era mi intención.
—¿Me acabas de llamar “Sofía”? — No sabía en lo que estaba pensando para llamar así, la trato de agarrar, pero ella se aleja —. No soy Sofia, soy Ana Victoria de Ross, pertenezco a la familia real Ross, ella no está aquí, ella desconfió de ti, e incluso te abandonó, mató a tu padre.
—La muerte de mi padre aún no esta clara... Ella me pidio que confiara en ella... Pero queria que desconfiara de tu abuela... ¿Tu sabes algo? — Digo haciendo que brinque —. ¿Quién fue?
—¿De qué estás hablando? — Ella mentía, me acerco a ella tomándola de los brazos, me mentía.
—Victoria ¿Quién demonios mató a mi padre? — Le pregunto sacudiéndola —. Te juro que no te haré nada, dime quien fue.
—¿Y si te digo que yo fui? — Logra zafarse de mí, mientras saca una daga —. Mátame. Prefiero morir antes de que tú me mandes al calabozo.
En un minuto ella había cambiado, ella se aparta mientras que los guardias entran estos me apuntaban con sus espadas.
—Emperador Sebastián, usted queda arrestado bajo el crimen de asesinato al duque de Clue y por el asesinato de su padre el emperador. Se le ordena dejar el cargo a la emperatriz Victoria mientras se esclarece el asunto.
—Victoria, di que no fui yo. Tú sabes quién lo hizo.
La abuela de ella entra para mirarme con desprecio, pone la mano en los hombros de su nieta, quien agarra una confianza que jamás había visto.
—Lo siento, no sé de lo que habla majestad.
Se me ordenó ponerme de rodillas, mientras me doy cuenta que era yo quien no confiaba en Sofía ella tenía razón, siempre la tuvo, me llevan hacia el calabozo, allí estaba mi maestro aún no había muerto, me acerco a él, mientras aprieto su estómago él abre los ojos.
—Sebastián… — Tose varias veces mientras me mira —. ¿Estás bien?
—Lo siento maestro, lo siento mucho — Le digo mientras lo tomo de la mano.
—Aún eres joven, es normal cometer errores… — Me habla realmente como solía hacerlo cuando era niño, este se encontraba frio, trataba de darle calor pero era inutil —. La cuestión es qué harás…
—No muera… — Suplicarle era inútil. Él ya estaba más muerto que vivo y todo era mi culpa.
—Cuando Sofía me dijo que se convertiría en tu esposa, te puedo jurar que ella irradiaba luz la misma que se apagó cuando le hablaste de tu otra esposa, ella es la solución siempre a los problemas, arregla las cosas con ella... — Me habla mientras me da un collar —. Dale esto para que ella acepte ir contigo.
—Perdóneme...
—No hay nada que perdonar… — Sus ojos dejaron de ver realmente, no miraba a nadie lo había perdido, comienzo a llorar mientras él dejó de respirar, Victoria entra y me mira mientras ve cómo tomó el cadáver de mi maestro. Hace señas para que se vayan. Nos quedamos solo los 2, estaba cansado, pero ella dejó caer algo.
—No hago esto por celos de Sofía, esto es por mi padre, por mi hermano, por mi tía, destruiste a mi familia, tu sucia madre destruyo a mi familia — Ella no era la que hablaba, realmente no era ella, no era ni siquiera la Victoria que conocía —. Dios les da a los pecadores lo que merecen, así que te haré un favor. Toma la daga y muere por tu cuenta…
Tan solo podía odiarla, con que así se sentía mirar desde el otro lado.
—Buenas noches Emperador — Ella me había robado el trono, todos tenían razón menos yo, tomo al duque mientras lo pongo en la cama, me doy cuenta de que había piedras sueltas, podía salir de aquí comienzo a rascar con mis uñas para salir de aquí, tenía que salir, tenía que huir.
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Editado: 13.06.2023