Entre las cenizas

CAPITULO 12

P.O.V Sofía

En una semana las cosas habian cambiado completamente, Sebastián fue destituido de Emperador, por el asesinato de mi padre, haciendo que este fuera encarcelado, se había puesto demasiado duro hasta el punto que tuve que huir pues la cabeza de Alexander, Hiro y mía tenian un precio de 2000 monedas, ya sea viva o muerta, las personas que apoyaban mi rebelión ahora estaban oprimidas bajo una dictadura monarquica, pues el parlamento de destituyo y la actual emperatriz dio titulos a la gente que creía conveniente. 

Estaba escondida en la maleza, no quería poner en peligro a Charlotte con mi presencia y menos cuando tiene a sus pequeños, había salido tan solo un momento y la flota real ya me estaba persiguiendo, no había tiempo solo de advertir y correr, estaba demasiado cansada, pero aun así todo todas mis fuerzas para seguir corriendo.

Solo tenía una daga en mi pantalón, la saco para estar alerta, mientras huyo de la guardia real, tiran varias veces sus flechas mientras corro aún más rápido, el chaleco para el frío pesaba, quería arrojarlo pero sabía que si lo tiraba en la noche me iba arrepentir, corro hasta entrar en una cueva, me escondo detrás de una roca, lo suficiente grande como para esconderme detrás de ella.

—Estoy seguro que se fue por aquí — Dice uno de ellos, me tapo la boca, mientras me escondo lo más posible en el piso, no podía ver con claridad por la oscuridad solo siluetas. Rezaba a dios si es que en este punto existía uno que me salvará, escuchó ruidos de personas alejándose.

—Sofía… — Era la voz de Sebastián, dudo sin salir, pero al verlo en la entrada hace que el coraje me hierva la sangre, tomó la daga, mientras corro hacía él con todas mis fuerzas, el me esquiva, pero se le olvida que habíamos sido entrenados por la misma persona en pelea, y él mismo me enseñó va pelear, por lo que siempre sabía en qué dirección iba a atacar, golpeó su pierna, al mismo tiempo que él me empuja. Me lanzo sobre él, mientras lo trato de someter, él era grande y pesado, de su cuello sale el collar de mi padre —. Lo siento.

Con sus piernas me toma para ponerme debajo de él, unas lágrimas caen, el había matado a mi padre, y aun así no podía herirlo, el collar de mi padre, el que había jurado dárselo a una persona inocente, lo tenía él, como este iba a ser inocente, no tenía fuerzas para luchar, era débil ante él, el amor me hace débil, el me levanta, aún con mis manos atadas con sus manos, para abrazarme.

—Lo siento tanto en serio… — Me abraza, mientras trato de golpearlo para que me suelte, pero otra vez terminaba abrazándolo —. Estuve con él hasta el último momento…

Me alejo empujándolo, para ponerme de pie, estaba decidida a darle con la daga, pero Caleb me detiene las manos, no sabía de dónde había salido, Hiro alejó a Sebastián mientras yo solo miro a Caleb.

—No tienes que hacerlo… — Me dice con una voz calmada, estaba tomando la daga con su mano desnuda, un hilo de sangre cae por su brazo mientras yo solo lloro en sus brazos, estaba delante del asesino, y solo podía llorar, él me toma del cabello, mientras encajo mi cara entre su cuello.

—¿Qué haces aquí? — Le pregunta Alexander.

—Estaban persiguiendo a Sofía, así que los ahuyenté para salvarla — Escucho, mientras miro la sangre de Caleb.

—Perdón… — Le digo limpiándome la cara.

—No te preocupes, es solo una cortada — Toma un trapo que tiene Alexander y se lo enreda en su mano.

—Tenemos que irnos, podemos llamar la atención aquí — Digo mientras tomo la mano de Caleb, Sebastián sigue nuestros pasos, mientras levantó la daga —. Ni se te ocurra.

Estaba tan cansada, pero no estaba dispuesta a que me acompañara.

—Ambos vamos tras el mismo objetivo, es mejor estar juntos — Me río, pero el sonido de personas acercándose, me hace ponerme alerta, entramos de nuevo a la cueva, hacia la profundidad, nos abrimos paso con una antorcha, aún sostengo la mano de Caleb, le traía mala suerte.

Estaba comenzando a helar, y más por la humedad, nos dejamos caer lo suficiente profundo como para poder prender una fogata sin que se mire, estábamos en silencio, mientras curaba la herida de Caleb, él pone su mano en mi pierna, y unas lágrimas se resbalan, me dolía el corazón.

—Sofía siempre tuvo razón — Esa confesión hace que voltee a verlo —. No es que no confiara en tí… Es solo…

—El amor que le tenías a Victoria te hacía querer convencerte que no era así — Volteo a ver a Caleb, él lo soltaba como si fuera cualquier cosa, daría lo que fuera para no ver esa cara.

—No sé si era amor… pero cometí un error que hizo que ella diera pie al plan de su familia, ella no quería hacerlo puedo jurarlo, que ella solo fue un peón… — Ojalá él hubiera estado tan seguro de mi inocencia como la de ella —. Le lastime el orgullo, al besarla y mencionar a Sofía.

Mis ojos se llenan de ilusión, pero simplemente era por su corazón herido por haber llamado a su amante por su antigua novia, me dolía el corazón. 

—Sofía, lo siento demasiado… Enserio lo siento — Me dice con lágrimas.

—Mi padre me hubiera dicho que te perdonara, pero yo no puedo, pero prometo hacer que recuperes el trono, que tú y Victoria lo recuperen — Sabía las condiciones de las cosas, y entendía mi lugar —. A cambio quiero que todos tengamos nuestros títulos de vuelta y ser parte del parlamento en nombre de mi padre.




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