Nos alejamos un poco de todos, mientras caminamos en la maleza, el jefe de los rebeldes nos había asegurado de que nadie podría atacarnos pues ya era zona de ellos, el lago estaba a unos cuantos metros y otra vez me sentía como cuando tenía 16, solamente que lo único que no estaba allí eran nuestros sentimientos, ¿Cómo es que los dejamos ir?
Este me deja la mano para quitarse su chaleco y ponerlo en el piso, estaba frío mientras mirábamos el agua correr, sabía que era una despedida, pero me dolía mucho, comienzo a llorar mientras él me apoya en él, mientras oculta que a él también le duele, puedo perdonarlo, pero no quería que lo hiciera, mi orgullo no quería aceptar ser la concubina.
—No entiendo qué nos pasó — Le digo mientras no dejo reprimir las lágrimas.
—El amor se escapó — Nos alejamos mientras pone su mano marcando la diferencia entre ambos, nos separaba un millón de cosas pero el brazo era el material físico —. Te amo como no tienes idea, y la emoción contigo que sentí contigo jamás se podrá comparar con Victoria. Pero no eres tú, no eres con la que quiero despertar, ya no eres la que me hace pensar en un felices para siempre.
—No te entiendo, me dices que me amabas, y me dices esas cosas tan crueles — Le digo agarrándome a mí misma, hacía tanto frío, que con mi cara mojada por las lágrimas se sentía paralizada.
—No es mi intención ser duro contigo, mi intención es ser sincero porque no quiero tener más malentendidos — Me tomó de la mano, mientras algo se movía entre la maleza, sabía que eran ellos, pero solo quería hablar con él —. Siempre serás el amor de mi vida, pero si la tengo que escoger entre ella o tú…
Lo callo porque no quería escuchar como él rompía cada última ilusión sobre nosotros, yo no quería dejar ir todos esos buenos momentos, las citas a escondidas, las flores cada mes, los bailes, las miradas secretas que daban complicidad, ahora entendía que el amor se había ido hace mucho tiempo y ninguno de los 2 se esforzó en retenerlo, tan concentrados en nuestras cosas, que olvidamos que estábamos juntos, tan imprudente que cuando me dijo que me fuera con él que no lo pensé bien y me fui con él.
Él pone mi cabello detrás de mi oreja, mientras juntamos las frentes.
—Ojalá hubiera sido diferente — Le digo estaba tentada en besarlo, este solo me da un beso en el cachete calido era un beso de despedida.
—Lo siento tanto — Me dice mientras se pone de pie, me quito de arriba de su chaleco, no había dicho nada de lo que sentía porque nada de lo que dijera lo haría quedarse, lo de Victoria fue un malentendido o es que su corazón ya se había aclarado, cuando veo que él se pierde entre la maleza, comienzo a llorar, me dolía mucho el saber que lo había perdido.
Caleb pasa sus manos sobre mis hombros para atraerme a él, mientras me aferro a él, acariciaba mi cabello, yo solo lloraba, sabía que era la mejor opción para ambos, sabía que era lo mejor, pero por qué no lo miraba, enserio me dolía mucho.
Me hubiera gustado que fuera de otra manera distinta, pero no iba a poder ser así. Él había sido mi primer amor.
—Él era mi primer amor, era mi… — No podía hablar, porque sentía todo en la garganta.
—No puedes olvidarlo, pero puedes sobrescribir sobre él… — Me tomó de la mano, pero era demasiado rápido para mí, ruidos en la maleza, dejan ver a Alexander e Hiro, quienes se sientan a nuestro lado. Me recargo en Alexander, ahora si todo va a estar bien.
Al día siguiente…
Me había levantado temprano para comenzar a entrenar, ato mi cabello, mientras veo a Victoria y a Sebastián dormidos, había llegado demasiado tarde y ellos ya habían dormidos, Caleb se encontraba en el mismo lugar al que iba con varios caballeros, estaban dándole vueltas al campamento para estar en forma, mientras me les uno, yo también quería despejar mi mente de todo, y sobre todo quería cansarme serian 12 horas de donde estamos al sur por la ruta corta, después de todo, Victoria tenía que ir como noble a dirigir a su pueblo para alistar una guerra.
—Mi señora — Me habla uno de los caballeros, mientras me da una espada, esta era demasiado conocida para mí, hasta que noto la empuñadura, le pertenecía a mi padre, se lo había dado en mi cumpleaños número 8 y recuerdo que me enoje cuando lo perdió que le deje de hablar un buen tiempo, así había conseguido a mi primer pony —. Su padre tuvo piedad de mí cuando lo ataque en una rebelión, me dejó su espada.
No sabía la historia, pero ahora me siento culpable de enojarme.
—Gracias — Me limpio un poco las lágrimas, mientras la pongo en mi espalda. Sonrío mientras veo como los próximos emperadores salen de la casa de campaña, ellos serían los próximos dueños de todos, entre nosotros no había nada más que compañerismo, los sentimientos se habían quedado en ese lago —. Es hora de irnos.
—Esto, no tan rápido — Me dice el jefe de los rebeldes, me había olvidado completamente de él —. Ustedes 2 se tienen que casar, tienen que llegar al sur siendo Marido y mujer.
Mátenme, haríamos una pequeña ceremonia a unos cuantos pueblos, mientras entramos nuevamente a la casa de campaña cepillando su cabello, ella se miraba la mano, tenía un anillo, no era el que él me había dado a mí, ni siquiera sabía dónde había quedado, hago trenzas en su cabello, mientras lo recojo con la mano, ella estaba feliz, y yo estaba demasiado envidiosa.
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Editado: 13.06.2023