Entre las cenizas

CAPÍTULO 19

Después de la comida, es normal que haya subido al cuarto a vomitar todo, mi estomago no resiste tanta comida, no sabía cómo mi madre pudo unirse a la comida y actuar como si nada hubiera pasado, como si ella actual proclamada la emperatriz de sangre no fuera la causante de la muerte de su esposo y tortura de su hija, tenía que encontrarme con los demás, tenía que hacerlo, voy hacia mi habitación y pienso seriamente en tirarme de allí, pero al abrir la ventana me doy cuenta de la nieve densa, estábamos en el sur, sabiendo esto, no sobreviviría.

—¿Hermana? — Me pregunta Asher devolviéndome a la realidad, lo cargo mientras me alejo cerrando el frío, no quería que me viera escapar —. ¿Sabes dónde está papá?

Era una pregunta bastante difícil de responder a mi hermano menor, era una herida que no iba a sanar. Me siento en la cama para sentarlo a mi lado, me dolía las piernas. Un colibrí se acerca por la ventana.

—Allí está… — Le volteó su cabeza para que lo mire, era inocente y aún no iba a entender el significado de la muerte —. El no volverá, pero él mandará a un colibrí a ver como estas.

—Ou… — Es solo la respuesta que hace cuando sus ojos se llenan de lágrimas, era demasiado tonta por pensar que él no entendería el significado de la muerte, este llora mientras acaricio su cabello, mientras le pido que deje de llorar. Lo dejo en el cuarto, mientras camino nuevamente hacia abajo, una de las criadas me tomó del brazo para poner algo en mis guantes.

Lo abro sigilosamente era un mapa, ella me sonríe mientras me hace señas de que guarde el secreto, lo guardo entre mis ropas, debía de ganar la confianza de la emperatriz de sangre, ella y mi abuelo tenían un mapa abierto, dejaban ver sus siguientes movimientos, al llegar hacen por donde ocultarlo.

—No tiene caso atacar a la población del norte si ya está sometida, tienen que hacer algo lo suficientemente grande para demostrar que ellos son los malos — Digo acercándome a la mesa, mi abuelo me mira con desconfianza —. Usted tiene la autopsia de la emperatriz Céline, es necesario publicarla en todo los diarios, saldrá la causa de muerte.

—¿Se te olvida que ya publicaron que ella “Traicionó” a su esposo e hijo?

—No, pero ella no murió a causa del veneno de Ethan, ella murió a causa de que Ethan la asfixió un hijo que mata a su madre es pecado — Sonríe la emperatriz, pero me tomó del cuello, mientras me apoya contra la pared, eso sin duda no me lo esperaba, ella tenía demasiada fuerza, me hace quedarme sin aire pero no soy capaz de golpearla sé que me iría peor.

—Buena chica… — Me dice mientras me arroja, me agarró del cuello tratando de respirar por mi cuenta, pero me costaba demasiado, mi madre solo me mira desde la lejanía.

Ya no lloraba, pero ahora entendía un poco más a Victoria, ella si amaba a Sebastián porque fue la persona que la trató con humanidad. Ella tenía estas ansias de dominar. Al final hace lo que dije, y me da el permiso para salir al establo, una figura de un hombre se encuentra allí, era Caleb, estaba asustada, pero al mismo tiempo emocionada, quería correr, pero qué tal si era otra mala jugada de mi mente.

—Duquesa… — Me habla la criada de antes, la del mapa —. Vaya al establo.

Ella me da un pequeño empujón que me hace correr para ver a Caleb, corro hacia él, mientras veo como si era él, no era producto de mi imaginación en verdad era él. Me abraza, y hace que el contacto de nuestras pieles me dé un calor, algo que no sentía hace mucho tiempo, nos alejamos mientras me acaricia la cara. Detrás de él estaba Sebastián despeinado, algo neurótico, quien solo me abraza, me da una fuerza inhumana, que me daba una esperanza.

—No seas tan imprudente — Como me pedía que no hiciera algo, mientras que en su brazos me desvanecía el calor otorgado por su cuerpo, el aún tenía la magia de hacer conmigo lo que quisiera, pero involuntariamente pongo la barrera que nos aleja por que el miedo me invade de que seamos vistos.

—¿Qué hacen aquí? — Les pregunto mientras trataba de ocultarlos con mi cuerpo.

—Venimos por ti — Me dice Sebastián tomando mi mano —. Iniciaremos una guerra, te necesitamos para entrar al norte.

—No puedo irme… — Les digo en voz baja, pero a Sebastián parece importarle poco porque sigue hablando.

—La reputación que teníamos cayó profundamente, te necesitamos para ser escuchados… ¿Como que no puedes irte? — Por fin me escuchaba —. ¿Qué pasa?

—Tienen a mi madre y a mi hermano, temo que si hago algo los usaran en mi contra — Digo mientras 2 un paso hacia atrás estaba asustada, pero más por mí que por ellos.

—Ellos estarán bien, ven con nosotros — Me dice Sebastián jalándome y es cuando finalmente nota las cicatrices de mis muñecas, había olvidado gran parte del proceso para hacerme hablar, pero era de donde me habían agarrado para torturarme —. ¿Qué te hicieron? Te miras asustada…

—No puedo irme…

—No puedes irte sin tu hermano ¿Verdad? — Me dice Caleb acariciándome, y hace que unas lágrimas caigan, pues el contacto físico me hacía añorar lo que alguna vez sentí, la joven imprudente se encontraba encerrada en una torre con miedo de salir lastimada, no podía explicar todo, pero Sebastián se aleja.

—Haz lo que quieras… Es hora de que seas egoísta en tus decisiones — Lo último en lugar de un consejo sonaba a un reproche, extiendo mi mano entregando el mapa a Sebastián, mientras escucho murmullos, alguien se acercaba.




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