Entre las cenizas

CAPITULO 29

Tras la llegada de nuestros aliados fue fácil el sometimiento pues muchos ya se habían dado por vencido, no cometería el mismo error de unirlos, y los mando directamente a su muerte, mientras reviso cada casa de campaña, hacer eso me trae recuerdos, pero ahora desde la percepción opuesta, Sebastián se miraba nervioso, mientras lo tomo del brazo, este se asusta, su cara era estaba pálida.

—¿Qué ocurre? — Le pregunto mientras el da la espalda al hoyo.

—Ya lo verás. Saquen a las personas de los hoyos — Ordena mientras veo como todos esperan mi orden, asiento con la cabeza, mientras como algo por el momento, era un germinado de alfalfa, estaba por calentar una sopa cuando de un hoyo sacan a la persona que había esperado tanto tiempo ver, Sebastián me sostiene la sopa pues la deje caer justo cuando lo miro, me acerco a él con lagrimas en mis ojos, limpio su cara con mis palmas.

El abre sus ojos, mientras sonrió para él.

—Mente por favor… Ten piedad… — Le pide a su mente, todo este tiempo había pensado en como seria si lo volviera a ver en que iba a ser, pero la realidad siempre pero siempre superaba a la ficción, no me atrevo a besarlo pues sus labios están lastimados, estaba tan golpeado, quien sabe como lo torturaron pero de cualquier forma era inhumano, como puedo trato de levantarlo, Sebastián se deja venir, pero era demasiado tarde ya lo tenia yo, lo meto en una casa de campaña en la cama limpio su cara con un trapo limpio.

—Duquesa no puede, no sabemos si esta enfermo — Me dice Caín, era uno de nuestros aliados que estaba mostrando su lealtad.

—Mi deber como su esposa es cuidarlo — Digo mientras enseño el anillo —. Por favor busque mi espada, esta posee un dije de mariposa.

El asiente con una reverencia mientras me devuelvo a mi obligación.

—Aún no es tu obligación no es tu esposo — Me dice Sebastián, tomándome del brazo.

—Sofía… — Me llama Caleb, mientras corro hacia él, este abre los ojos, mientras me trata de sonreír.

—Duerme cariño, te hace falta — Le digo mientras acaricio su cabeza, nos quedaríamos un poco más en lo que las cosas se calmaba y esperábamos que Ethan regresará con nosotros, me cuestionaba un poco lo que iba a pasar con Caleb sabía que debía mandarlo de vuelta a casa, pero también, no estaría calmada si el no estaba conmigo, habían pasado tantas cosas que sin duda me tenían cansada, me comienzo a quitar poco a poco la ropa y cambiármela por algo más ligero, suelto mi cabello para trenzarlo, y poderme acostar, pero Sebastián vuelve a entrar.

—Esto puede ayudarte allá abajo — Me dice mientras me da una pomada de alcanfor —. ¿Por qué no me contaste?

—No es algo que deba de ir diciendo a todos — Le digo mientras lo pongo en la mesa.

—Duerme, harán guardia — Asiento con la cabeza mientras le tomo la palabra, el esperaba que me fuera pero me quería acostar a lado de Caleb, había un espacio suficiente mientras me acuesto a su lado, recargo mi cabeza en su hombro teniendo cuidado de no lastimarlo, era la única zona que parecía que no estaba dañada, lo había encontrado después de días, el destino me sonreía, no tardo mucho en quedarme dormida después de taparnos.

Mi sueño se trataba de una ida con mi padre a cazar, este me enseñaba a como tirar una flecha en la cabeza de los venados, pues si daba en otro lugar se mantendrían con vida y el dolor los perseguiría, hasta que moriría de dolor, me acurruco nuevamente para darme cuenta como alguien juega con mi cabello, hace que habrá la ojos mientras Caleb me mira con una sonrisa.

“Hola…” Me dice en un susurro, mientras comienzo a llorar mientras el limpia mi cara sus manos estaban ásperas pero cálidas.

Me incorporo para abrazarlo, la trenza había desaparecido y al abrazarlo mi cabello caía sobre él, este me toma de las caderas mientras lo beso, sus labios eran rasposos pero había extrañado tanto la sensación de su calor, que rio como estúpida mientras miro su cara maltratada.

—¿Qué demonios fue eso? — Me dice riéndose —. La última vez estabas rechazándome y ahora estas como loca besándome.

—Es que me gustas — Le digo mientras le ayudo a sentarse, el descansar le había dado un mejor semblante —. No sabía lo que tenia hasta que lo vi perdido.

Este toma mis cachetes para volverme a besar, mientras se aleja para verme y taparme con su la cobija, y es cuando me doy cuenta de la escena, un hombre y una mujer dormidos, el sin camisa y yo con un solo camisón, las reglas en el campo de guerra eran diferentes y más ahora que había dicho que era mi esposo, por lo que no había nada raro en eso.

—Dije que eras mi esposo… — Le confieso a lo que el se ríe esta calma sentaba demasiado bien, necesitaba esto.

—Una vista del futuro, Sofia Anahí de Yilmaz… — Juntamos las frentes, él me toma del cuello mientras la sabana cae, mientras nos besamos él quería decirme algo antes de que Sebastián entre a ver las cosas. Me cubro con la sabana otra vez, mientras Caleb me apega a él.

—Hey hermano, ¿Cómo estás? — Dice Sebastián un poco ansioso —. ¿Me podrías prestar un momento a Sofia?

Asiento con la cabeza, mientras me pongo el pantalón el solo sonríe, ambos como estúpidos, me lanza un beso, había sentido tantas emociones pero parecían una mancha comparado con esto, Caleb se acuesta de nuevo, no me ato de nuevo el cabello mientras miro que el sol esta sobre nosotros habíamos dormido bastante.




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