P.O.V Sofía.
Habíamos llegado a tierra, aún me encontraba débil, bajamos tratando de ocultarnos pues habían demasiados caballeros, sentía el miedo, oculto mi arco en la capa y en mis muslos. Esa era la menor de mis preocupaciones todo se miraba destruido el cielo estaba de color gris, mientras de este lado no hacia tanto frio, sentía el pecho pesado con el olor a humo, Caleb me toma de la mano mientras tratamos de separarnos, nuestra apariencia no era de esclavos por lo que se nos aconsejo irnos, pero miramos como un hombre de los que viajábamos nos señalan.
—Puta madre, nos descubrieron — Dice Sebastián mientras saca su daga pero no era momento de ser imprudentes, conocía esta parte como la palma de mi mano, la había estudiado tanto que sabia donde estábamos, le hago señas de adéntranos en el bosque, estábamos en nuestro elemento el bosque, habíamos estado tantas veces en él que ahora ya sabíamos como escondernos, Caleb aún no estaba recuperado por lo que pongo su mano en el hombro mientras caminos, se niega a subirse en mi espalda por lo que me es difícil maniobrarme con una sola mano, y la mitad de mi cuerpo tapado por él.
Trato de esconderlo, pero era imposible nuestro rastro estaba siendo perseguido con perros, siempre había querido un perro pues miraba que varios nobles poseían, pero mi padre un poco más preocupado siempre me lo negó pues para el era un peligro, ahora lo entendía, estos me perseguían ahora el subirme a los arboles seria imposible ellos me rastrarían, las náuseas vuelven en el peor momento, Sebastián me ayuda a levantarme mientras toma a Caleb.
—Tienen que dejarme — Dice Caleb mientras le veo su herida en mal estado, no estaba bien, había sido una buena idea, el sonido de los perros se hace cada vez más fuertes —. Sofía escúchame, mírame.
Me dice este tomándome de la cara.
—Tienes que irte y no mirar atrás, te buscaré y una vez que te encuentre jamás volveremos a separarnos — Me dice mientras limpia mis lagrimas —. Lo juro Anahí.
—Esta bien Yssai — Le contesto mientras me besa.
—Odio que me llames así — Me rio mientras miro como nos ven, era demasiado tarde para huir, sería demasiado tarde, acabarían con el en menos de un segundo, saco mi arma, pero Caleb por primera vez en su vida me empuja —. Sebastián llévatela.
No, esto no estaba pasando ya lo había perdido una vez y lo estaba perdiendo otra vez, Sebastián me carga mientras veo como este llama la atención de los caballeros, lucha con todas sus fuerzas, mientras les grita, antes de ser atravesado sin piedad, había visto millones de veces como mataban a personas, pero una cosa totalmente distinta es ver a la persona que jamás te atreviste a decirle que lo amabas. Los caballeros nos alcanzan mientras patea a Sebastián, yo ya estaba llorando, mientras me apuntaban al cuello.
—Hazlo, ¿Qué esperas? Hazlo maldito cobarde — Grito con todas mis fuerzas mientras tomo la espada con mis manos me estaba cortando las palmas, la sangre cae sobre mí, mientras unos pasos atraviesan al hombre, Alexander estaba allí siempre siendo tan oportuno.
—Atención, la rebelión de Heracles adelante — Tomo la espada ignorando mi dolor mientras golpeo a varios caballeros con el fin de defender el cuerpo de Caleb, me acerco a él, mientras a mi lado se hacía un desastre —. Sofía, tenemos que irnos.
—No me puedo ir sin Caleb — Digo entre lágrimas, mirando como el seguía con vida, sentía otro deja vú, si él vivía juraba ganar la guerra, en llevarle 100 rosas a todas las iglesias del norte rezaba, pero era en vano, acaricio su cara llenándola de mi sangre, mientras tanto Hiro se pone delante de mí, ellos me protegerían.
—T-tranquila… N-no d-d-duele… — Como podía decirme eso cuando tenia una gran herida en su estomago —. A-a-ana… d-d-diario… m-mi diario…
—Tranquilo por favor, amor mío… — Le ruego mientras algunos caballeros se detienen mirando la escena, mirando como 2 amantes se transforman en un loco obligado a vivir sin el otro, a él le tomaría una vida reencarnar en cambio a mí, me tomaría una vida aprender vivir sin él —. Te amo… Te amo Caleb…
—Yo… — No alcanza a terminar la frase cuando dios lo llama, el miraba el cielo estrellado, hoy estaba en un lugar en el que soleaba fantasear de pasear con el y ahora se transformaban en sueños, él ya se había ido.
Me levanto mientras le tapo la cara con mi chaqueta, mis manos manchaban las hojas, Sebastián trata de sujetarme pero no quería ni siquiera respirar el mismo aire de él, arrebato mi mano para no verlo.
—Les pedimos que se rindan si no quieren correr la suerte de su amigo — Dice el caballero que mato a mi novio, dejo la espada en el piso solo para tomar la daga de mi muslo y lanzarla de una en su cabeza, no me importaba nada más que mi dolor, pero ni siquiera esa muerte hacia que me sintiera mejor, nada lograba que me aminorará el dolor, solo incrementaban los caballeros se abalanzan a mí, mientras tomo la espada para ir uno a uno, los caballeros me ayudan lanzando flechas, comienzo a llenarme de sangre, hasta ir acabando llega un punto en el que no sentía las manos y un chico no tenia más de 18 años estaba arrinconado en un árbol.
—Por favor no me mates… — Me pide mientras yo lo apunto con la espada, lloraba demasiado pero aún era humana, le hago señas de que se vaya antes de tirarme al suelo a llorar.
—Sofía… — Me habla Sebastián.
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Editado: 13.06.2023