Entre las cenizas

7-Monstruo

Kiara me ayudó a memorizar toda esa teoría que estaba escrita en los manuales que Kai me pasó. A veces ayuda más que alguien te explique las cosas a que estar aprendiéndolas por tu cuenta.

Me encontré con Kai justo dos semanas después. Kiara me ayudó a entender que los demonios no es que tuviesen falta de empatía, sino que eran totalmente individualistas. Para mí eso era ser un egoísta: actuar por los intereses de uno mismo y hacer lo que fuese necesario para conseguirlo, idependientemente de los demás.

Esta vez Kai estaba en la biblioteca, observando un enorme mapa colgado en la pared.

-¿Qué es lo que quieres, Kai? Tengo que seguir leyendo los libros y estudiarlos.

-Ya lo harás en otro momento. Vosotros los humanos aprendéis rápido.

En la mesa de escritorio que había a nuestro lado pude ver un libro que se titulaba literalmente “humanos” Solté una carcajada.

-¿Te has interesado por lo humanos?-señalé el libro.

-¡Cállate!-se giró a mirarme.-No es gracioso, desgraciada humana.

Gruñó avergonzado y rojo de vergüenza.

-Te he llamado porque tenemos que conocernos.

Mi risa desapareció de inmediato tras lo que él dijo. Kai miró para otro lado.

-Me hace la misma gracia que tú, así que terminemos con esto rápido…

Se apoyó en la pared, cruzándose de brazos. Evitó cruzar miradas conmigo. Fijó sus ojos sobre el mapa de la pared, de nuevo.

-Hagamos una lista con cosas que nos gusten y ya.

-No eres tan estúpido como pensé, pero sigues siendo igual de insoportable.

-Lo mismo digo.

-¿Te parece bien tener esas listas para el final del día?

-Para el final del día.-me confirmó.

Sonreí sarcásticamente y me dirigí a la puerta. Caín, mi padre, estaba detrás de ella con la oreja pegada. Se alejó de inmediato cuando abrí la puerta. El silencio era demasiado incómodo. Mi padre quiso decirme algo, pero las palabras e quedaron dentro de él. Empecé a caminar para alejarme de él.

-No te habrá hecho nada, ¿no?

-Pa-…Caín.-me negaba en llamarle “papá”.

-¿Por qué me llamas así?

-¡Ahg!

Aceleré el paso. No le quería ni ver. El odio por mi padre aún persistía.

-¡Oye, jovencita, soy tu padre!

-¡Déjame en paz!-grité desquiciada.

-¡Mírame a la cara cuando te hablo!

Intentó sujetarme del brazo. Cuando me preparé para empujarle y apartarle, Kai apareció de la nada, con esa sonrisa pícara suya tan odiosa. Mi padre e quedó quieto por la sorpresa repentina, como yo.

-Creo que mi prometida dijo que la dejases en paz.

-Kai…

-¿Qué?-chasqueó los dedos haciendo aparecer esa maldita cadena y tiró de mi arrastrándome hacia él.-Es la verdad, me pertenece.

Kai fue cogido del cuello. Mi padre le paralizó contra la pared. Después le obligó a mirarle a la cara, directamente a los ojos. El pasillo se oscureció y tétricas criaturas de humo negro aparecieron. Una de ellas me atravesó y fue lo más frío que había tocado. Se escuchaban varios susurros. Al ver a mi padre recordé lo que Kiara me hizo: recordar todo mi pasado. Kai gritaba y estaba desesperado por escapar. Sentí el miedo de Kai.

-¡Ya basta!-pegué una bofetada a mi propio padre.-¡Eres como ellos: un monstruo y asesino! ¿No te vale con haber dejado que acabasen con miles de vidas inocentes, incluso la de Darío? Ya has hecho suficiente daño.

Con los ojos en blanco, él me observó en shock. Kai pudo soltarse del agarre de mi padre y se alejó un par de metro. Sentí un intenso dolor de cabeza y un amargo sabor en la boca. Hice caso omiso a lo que mis piernas me pedía: Salir corriendo de ahí y alejarme de mi padre…



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En el texto hay: #demonios, #fantaiaoscura, #romantasy

Editado: 28.12.2025

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