Entre Las Olas

3.1

El día estaba perfecto: nubes grises, brisa fresca, clima adecuado, no había tanto movimiento en la isla. Julia salió a dar un paseo sola, quería sentarse en algún lugar solitario a escribir; deseaba continuar la novela que tenía en proceso, pero por su mente no pasaba el qué podía escribir; cuáles serían las palabras correctas para describir lo que no sentía, o al menos eso pensaba; otro motivo era que estaba muy metida en sus personajes principales. Trataba de un romance juvenil que no terminaba bien, uno de los dos moría; no quería llegar a ese final porque sabía que su sufriría lo suficiente... aun así no quería poner un final alternativo, ese era el correcto. Caminaba por la calles con ropa deportiva, después de tanto tiempo en la isla las personas todavía se quedaban viéndola como a una extranjera; era su color de piel y ojos que la distinguían del resto de población, ella lo sabía, pero sin prestar atención a los ancianos que la veían desde los andenes de sus casas sentados en mecedoras de mimbre llegó a una callejuela que no había visitado antes, no tan central y más tranquilo. al final de la calle vio una cafetería con una fachada medio rústica, con boleros de fondo de Julia amaba. se sentó en una de las mesas que había en la calle, reparó en un letrero de "se busca empleado" en la puerta, pero lo pasó por alto. pidió un café con leche. la atenció un señor de avanzada edad, bajo y con un carisma que le causaba ternura.

  • ¡Vittorio, amigo! ¿cómo has estado? – preguntó Joaquín entusiasmado a su amigo por teléfono
  • ¡Hombre! Tiempo sin hablar, ¿cuándo vienes? – dijo sin responder la pregunta de Joaquín – se te extraña. Algunas modelos todavía preguntan por ti.
  • Jaja… que sigan preguntando – se sonrojó un poco al acordarse de Julia. - ¿cómo estás? – volvió a preguntar. – de hecho, llamaba para decirte que pronto voy, ¿aún tengo espacio en el arte? – dijo esperando alguna impresión de su amigo. Solían hablar de vez en cuando, mínimo una vez al mes se contactaban, ambos sabían que tenían días ocupados o que sus horarios no coincidían siempre; pero era un grato placer tenerse mutuamente.
  • ¿En serio? – respondió de nuevo sin contestar la pregunta de Joaquín; se oía la alegría que emanaba de sus palabras – ¡claro que sí, hombre! Sabes que siempre vas a tener un lugar aquí. Pero, ¿cuándo piensas volver?
  • Gracias, gracias. A más tardar la otra semana… posiblemente vaya con alguien, ¿te importaría? – Estaba planeando un viaje sin decirle a nadie, apenas cuando comenzó a hablar con Vittorio se le vino a la cabeza la idea de ir a visitarlo, con Julia. Sabía que la muchacha no rechazaría una idea de aventura, menos de viaje. Quería que pudiera conocer parte de su pasado, lo que le apasionaba y a su amigo que tanto le ayudó. Sólo pensaba en cómo decirle sin parecer un tonto ni con dobles intensiones.



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En el texto hay: primer amor, drama amor, entre las olas

Editado: 04.08.2022

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