Entre las sombras del caos

9.

Aun cuando hubo caído la noche, no logramos encontrar el rastro que los killersoldierblood habían logrado ocultar.

El paisaje que se extendía frente a mi pulcra vista, no era algo que desearía ver todos y cada uno de los días; Liam estaba frente mí, con su típica cara dulce, pero preocupada. Al lado de la donde estábamos recostados, se mantenía Kelsey, tan distante, tan misterioso tal como su pasado y su personalidad para nosotros. En su mirada ocultaba una mirada de soslayo, parecía que sus ojos mostraban rencor, casi celos cuando miraba en la dirección que nosotros nos encontrábamos. Pero aún no entendía la razón de tal mirada de represión.

Mientras Liam recostaba su cabeza en mi hombro, y yo acariciaba su suave cabello azul rey; comencé a pensar en el tratado que habían hecho los ordinarios con los soldados Oscuros. Desde que el mundo se había roto por completo, desde que la mayoría de los animales desaparecieron, que las plantas se secaron y extinguieron, y desde que los humanos nos volvimos casi los únicos miembros de la cadena alimenticia, los Killersoldierblood habían aprisionado a los Ordinarios en celdas comunes. Solo alimentándolos de moho, para poder comerlos luego.

Y ahora estaban aliados. Aunque todo aquello había terminado cuando los Ordinarios comenzaron a revelarse, nada de esto estaba bien. Podría prometer que al final, cuando los sangre Oscura lograran su cometido, se desharían de su vehículo. Los Ordinarios.

Aun así, no los culpo, son Ordinarios, sus habilidades son nulas, su inteligencia mediocre, y sus condiciones de vida deplorables. He de admitirlo, yo también tendría sed de poder, de fuerza, sed de ser diferente. Aunque por el momento yo solo tenía sed de sangre Negra. Sed de sangre de todos los Killersoldierblood.

No tenía ni idea de hasta donde quedaba la base de los sangre Negra, pero estaba casi segura de que era muy lejos de la ciudad Ordinaria, la cual a duras penas se podría ver desde el lugar donde nos encontrábamos, de no ser mi aguda vista, claro está.

El espeso oxigeno del caluroso desierto, hacía que mis pulmones se expandieran dolorosamente. Aunque muy a pesar de ello, no me era complicado hacerlo. La radiación solo llegaba mínimamente, debido a la distancia de las plantas nucleares dañadas de la ciudad Ordinaria.

El agua y el alimento nos eran nulos. No era que yo necesitara la comida o el agua, sino que Liam lo necesitaba.

- Bueno, es hora de tu rasión de sangre Esmeralda, tesoro.

- ¿Por qué diablos quieres que haga eso?

- Liam, te necesito... todo el clan lo hace. Y no puedo dar el lujo de que otra vez te atraviese una flecha.

Mi miró un momento, y como si no estuviéramosdentro de un inmenso desierto, como si no intentáramos recatar a todo nuestro clan, como si en nuestras manos no se encontrara el destino de nuestro propio futuro, como si nada hubiera pasado, me besó como hace tiempo lo había hecho. Sus labios se cruzaron con los míos.

Y tal rose, me hizo olvidar todo lo que había pasado, la muerte de mi familia, la muerte de Heiko, la muerte de mi vida como la conocía. Y entonces caí en cuenta de qué hubiera pensado en ese momento, si el mundo no se hubiese desmoronado.

Yo bien sé, que algún día me daré cuenta más tarde que temprano que me he viciado, que me he hecho adicta a un veneno sin cura, que paraliza mi palpitar, que me arderá en la herida, que me guiará a una muerte por corazón roto. Me volveré adicta a un veneno caprichos, un dulce veneno, el elixir mortal más agradable que he de probar, y ahora que he probado ese trocito de cielo, me he condenado a las tinieblas. He de decidir llamarlo error placentero , aun sabiendo que se llama beso. Y todo ello gracias a los labios de mi chico, de Liam.

Y es que ese era el problema, en un mundo fracturado, en un mundo podrido, sería algo estúpido enamorarme tan perdidamente de alguien a quien podría perder. Fue algo estúpido.

Pero lo quisiera o no, nada volvería a ser lo mismo. Y de pronto me removió de nuevo el presente. De nuevo estaba en ese interminable desierto, frente al chico más dulce y atractivo que jamás había visto.

La mirada de aprensión de Zedd no se había hecho esperar. En ese momento en que los ojos negros de Kelsey cruzaron desde donde estaba hasta donde nosotros, me di cuenta de que en realidad la mirada no era para mí, era para Liam.

Encontrar el rastro del clan, sí eso, eso era a lo que debía concentrarme, pero no me reprendí cuando casi inconscientemente le robé un beso más a Liam. Los labios gruesos de mi chico, se conectaron con los míos. Sus tibios labios que tanto me volvían loca, comenzaron a besarme de la manera que tanto amaba.

En medio de nuestro apasionado beso, Zedd decidió interrumpirlo:

- Creo que tenemos un problema. – las palabras de Kelsey sonaban entrecortadas, como si fuera difícil pronunciarlas frente nosotros.

- ¿De qué hablas?

Liam terminó el beso, mordiéndome el labio interior.

- Veras, y claro que lo ves. Se acerca una tormenta de arena. No podemos estar aquí más tiempo. Pero si nos alejamos a la ciudad Ordinaria, perderemos a los Killersoldierblood. Mas sin embargo, no creo que sobrevivamos a

una tormenta así.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.