Entre las sombras y la luz

Capitulo 3

La mañana siguiente, Lina despertó con una sensación extraña. Algo en el aire le decía que ese día iba a ser diferente, aunque no sabía exactamente por qué. El campus de Lycée de Saint Martin parecía mucho más imponente desde la perspectiva de alguien que, como ella, no encajaba en ese mundo. Sus compañeros de clase, con sus uniformes impecables y actitudes altivas, no hacían más que reforzar la sensación de estar fuera de lugar.

Cuando llegó a la entrada, se dio cuenta de que el día no comenzaba como pensaba. Alice, la chica rubia de la que había escuchado más de lo que quería, estaba esperándola junto a un grupo de chicas. No era un saludo amigable, ni mucho menos.

— Ah, mira, la chica nueva — dijo Alice con una sonrisa de falsa cordialidad. Las otras chicas la miraron de arriba a abajo, casi como si estuvieran evaluando si valía la pena dirigirse a ella.

Lina, acostumbrada a este tipo de situaciones, no se inmutó. Simplemente la miró, sin mostrar señales de incomodidad.

— ¿Y bien? — preguntó Lina, sin ningún tipo de cortesía. Su tono no era ni desafiante ni sumiso, simplemente directo.

Alice la observó con una sonrisa cargada de sarcasmo.

— Escucha, Lina. Este no es el tipo de instituto para personas como tú — comenzó Alice, sin rodeos. — Aquí no se trata solo de calificaciones. Aquí se trata de saber a quién conoces, con quién te asocias... y quién te respalda. Y tú, bueno, no tienes nada de eso.

Lina la miró sin sorprenderse, su actitud siempre seria pero relajada.

— ¿Y eso qué tiene que ver conmigo? — respondió de manera simple. — Yo no vine aquí para hacer amigos ni para estar en grupos. Estoy aquí porque quiero estudiar. Y si no te gusta... es tu problema.

Las otras chicas detrás de Alice miraron entre ellas, sorprendidas por la audacia de Lina. Nunca nadie les había respondido de esa manera. Alice, visiblemente molesta, dio un paso adelante.

Alice, furiosa, se dio la vuelta y caminó rápidamente hacia donde estaba el grupo de chicas, sin decir una palabra más. Pero Lina no pudo evitar sentir que esa confrontación apenas estaba comenzando. Y como si fuera una advertencia, vio a lo lejos a Liam, observando la escena con una leve sonrisa en sus labios.

Las clases pasaron rápido, pero Lina no podía dejar de notar las miradas que recibía de algunos de sus compañeros. No sabía si era por su actitud desafiante o por sus ojos de diferentes colores, que seguían llamando la atención. Al final del día, se dirigió a la biblioteca, buscando algo de paz y tranquilidad para estudiar.

Estaba sumida en sus libros cuando la puerta se abrió de golpe, interrumpiendo su concentración. Lina levantó la vista y, como si no fuera suficiente con las sorpresas de la mañana, se encontró de nuevo con Liam.

Él la miró por un segundo, como si estuviera evaluando si debía entrar o no.

— No me digas que vienes aquí sólo a estudiar — dijo Liam, acercándose lentamente. Su tono era despreocupado, pero la mirada que le dirigió era demasiado intensa.

Lina suspiró, cerrando el libro con una mano.

— ¿Qué quieres, Liam? — preguntó, ya sabiendo que la conversación no iba a ser casual.

Liam sonrió de medio lado, como si estuviera disfrutando de la situación.

— Te he visto. No eres como las demás chicas. Nadie te ha puesto en tu lugar, ¿verdad? — La forma en que lo dijo no era de desafío, sino más bien como si intentara leerla, comprenderla.

Lina lo miró con una sonrisa irónica.

— Bueno, Liam, a diferencia de muchas personas aquí, no me interesa llamar tu atención. Y, por si no te has dado cuenta, no tengo tiempo para juegos.

Liam la observó fijamente, midiendo cada palabra. Se dio cuenta de que no iba a poder intimidarla ni con su mirada ni con su actitud. Había algo en ella que lo desconcertaba, y eso lo hacía sentirse incómodo, algo que no experimentaba a menudo.

— No lo sé, no me pareces tan segura de ti misma. — Liam se sentó en la mesa frente a ella, sin pedir permiso, como si tuviera derecho de estar allí.

Lina lo miró con una mezcla de diversión y algo de aburrimiento.

— Yo sí lo soy — respondió, encogiéndose de hombros. — Y si no me crees, no me importa.

Un silencio incómodo se instaló entre ellos. Nadie decía nada por un momento. Pero después, con la misma calma que lo había hecho antes, Lina se levantó.

— Ya terminé de estudiar. — Dijo, mirando el reloj. — No voy a quedarme más tiempo aquí.

Liam la observó mientras ella recogía sus cosas, sin moverse de su lugar. Su actitud estaba tan alejada de la que normalmente tenía la gente que lo rodeaba que le resultaba extraño, casi fascinante.

— ¿A dónde vas? — preguntó él, aunque en su voz no había realmente curiosidad, sino una especie de reto.

Lina lo miró por un momento y luego sonrió, sin perder la compostura.

— A vivir mi vida, Liam. Tú deberías intentar hacer lo mismo.

Con eso, Lina se dio la vuelta y salió de la biblioteca, dejándolo atrás. Por primera vez en mucho tiempo, Liam sintió que alguien no solo no le temía, sino que lo desafiaba de una manera que no entendía.

El día siguiente no fue mucho mejor. Las cosas en el instituto seguían su curso, pero Lina notaba cómo algunos de los estudiantes se mantenían a una distancia prudente de ella, como si de alguna forma se hubiera ganado el respeto... o el temor. Sin embargo, Alice seguía mirándola con desdén y Liam no dejaba de aparecer en momentos inesperados, siempre lanzando comentarios que parecían jugar con la paciencia de Lina.

Al final del día, mientras Lina se dirigía a la salida, encontró a Liam de nuevo, recargado contra la pared, mirándola fijamente.

— No me gusta que me ignores — dijo Liam, sin rodeos, pero esta vez su tono tenía algo más. Había algo más genuino en su voz, aunque no lo demostrara abiertamente.

Lina lo miró con una sonrisa juguetona, pero su respuesta fue directa.

— Y a mí no me gusta que la gente se crea superior solo porque tiene dinero. Pero parece que en este lugar eso es normal, ¿no?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.