Entre las sombras y la luz

Capitulo 7

El sol de la tarde ya comenzaba a brillar con fuerza cuando la clase de Educación Física comenzó. Lina había sido muy fanática de las clases de deportes, pero al tener tantas miradas mirándola descriptivamente le hacía sentir un tanto incómoda. El gimnasio estaba lleno de estudiantes, todos practicando con energía, algunos jugando fútbol, otros practicando baloncesto, mientras el entrenador los observaba desde el borde de la cancha.

Lina se puso su ropa deportiva, ajustándose las zapatillas con determinación, esperaba que la clase fuera tranquila sin problemas. Sin embargo, la clase de hoy estaba lejos de ser tranquila. El entrenador había decidido que todos jugaran un partido de fútbol, y la presión de estar rodeada por chicos y chicas atléticos solo aumentaba su incomodidad.

Lina se colocó en uno de los equipos, y la acción comenzó rápidamente. En un principio, solo corría para no quedarse atrás, siguiendo a los demás sin mucha emoción. Sin embargo, su concentración se desvió cuando una pelota de fútbol voló hacia ella a gran velocidad. Por un segundo, pensó que la iba a esquivar, pero en un parpadeo, el balón le dio de lleno en la cabeza.

— ¡Ay! — Lina gritó, llevándose las manos a la cabeza.

El golpe había sido tan fuerte que la hizo tambalear. No podía ver bien por un segundo, y antes de que pudiera reaccionar, todo a su alrededor comenzó a girar. La visión se volvió borrosa y, en un instante, sus piernas cedieron. La última imagen que vio antes de caer al suelo fue la de un Liam mirando desde el otro lado de la cancha, corriendo hacia ella.

Todo se oscureció.

Cuando Lina despertó, se encontraba en el suelo, recostada sobre el césped. Sentía la cabeza pesada, su cuerpo entumecido. Con esfuerzo, abrió los ojos y se dio cuenta de que el sonido de la clase de Educación Física había desaparecido. La gente se había detenido, y algunos de los estudiantes la miraban preocupados.

— ¿Lina? — escuchó una voz familiar, y levantó lentamente la cabeza.

Era Liam. Lo primero que notó fueron sus ojos verdes, su rostro preocupado. Estaba agachado a su lado, sosteniéndole la mano como si temiera que se desmayara de nuevo.

— ¿Estás bien? — preguntó Liam, su tono más suave que nunca, una diferencia notable comparada con su actitud habitual. — ¿Te golpeó muy fuerte?

Lina trató de sonreír, aunque sentía que la cabeza le daba vueltas. No quería admitir que el golpe la había dejado fuera de combate, pero la verdad era que estaba bastante aturdida.

— No es nada... solo un pequeño golpe. — Lina intentó levantarse, pero al instante una punzada de dolor la hizo regresar al suelo. Su cabeza seguía doliendo como si fuera a explotar.

— No te muevas, Lina. — Liam insistió, aunque de una manera que no era la misma que la de siempre. Ya no había arrogancia ni ego en su voz. Solo preocupación genuina. — Te golpeaste fuerte, necesitas descansar un poco.

Lina frunció el ceño, algo incómoda. No le gustaba la idea de que alguien, y menos él, la viera vulnerable. Pero, por otro lado, algo en la forma en que Liam la miraba la hizo sentirse más tranquila.

— ¿Qué, Liam? ¿Te preocupa mi salud ahora? — Lina intentó hacer una broma, pero la respuesta le salió más débil de lo que había planeado.

Liam no se inmutó. De hecho, parecía que la estaba tomando muy en serio.

— No te hagas la dura, Lina. El golpe fue fuerte, y si te desmayaste, eso es una señal de que necesitas descansar. — Dijo Liam, mirando alrededor para asegurarse de que el entrenador no estuviera cerca.

Lina sintió un pequeño nudo en el estómago. La forma en que Liam la estaba cuidando no coincidía con la imagen arrogante que tenía de él. Todo eso la confundía aún más. En ese momento, Valeria, su nueva amiga, apareció de la nada, corriendo hacia ellos con una expresión preocupada en el rostro.

— ¿Lina? ¿Te encuentras bien? — preguntó Valeria, agachándose junto a su amiga.

Lina sonrió con esfuerzo.

— Sí, solo fue un golpe tonto. No pasa nada. — intentó tranquirizarla, pero Valeria no parecía muy convencida.

— Yo te recomiendo que vayas a la enfermería. — dijo Valeria, mirando a Liam como si esperara su apoyo. Allí es cuando Lina se dio cuenta de que seguía en medio del campo

Liam la miró y luego se giró hacia Lina.

— Valeria tiene razón. No deberías quedarte aquí. — dijo, sin el tono burlón que Lina esperaba.

Lina frunció el ceño. Aunque no quería admitirlo, la idea de ir a la enfermería no le agradaba, pero al ver la preocupación en los ojos de Liam, y la insistencia de Valeria, pensó que tal vez era lo más sensato.

— Está bien... iré. — Lina cedió, aunque de mala gana.

Liam la ayudó a levantarse con cuidado, y Valeria la acompañó mientras caminaban hacia la enfermería. Mientras caminaban, Lina sentía una sensación extraña. Nunca se hubiera imaginado que, después de lo que había sucedido entre ella y Liam, él la cuidaría de esa forma. Había algo en su actitud que estaba cambiando, y Lina no sabía si debía sentirse aliviada o inquieta.

Una vez llegaron a la enfermería, la enfermera les hizo una revisión rápida y le recomendó reposo durante el resto del día. Lina, aunque molesta, entendió que lo mejor era descansar. Mientras la enfermera le daba algunas indicaciones, Liam se quedó a un lado, sin apartar la mirada de Lina.

— ¿Te sientes mejor? — preguntó Liam, con un tono más suave, mucho más amable de lo que Lina esperaba.

Lina asintió, aunque no pudo evitar hacer una pequeña mueca.

— Sí... me siento un poco tonta por desmayarme, pero... supongo que ya no lo haré más. — Lina bromeó, aunque sabía que no iba a ser fácil dejar de pensar en lo que había pasado.

Liam la miró por un momento antes de responder.

— No te preocupes. Todos tenemos nuestros momentos tontos. — dijo, casi como si estuviera hablando en serio, lo que sorprendió a Lina. — Solo cuídate, ¿vale?

Lina no sabía si era la conmoción del golpe o si algo estaba cambiando en Liam, pero la forma en que lo dijo le hizo sentir que, de alguna manera, él estaba empezando a verla de manera diferente.




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