Era una tarde tranquila, y Lina sentía que había finalmente encontrado su lugar, había hecho una gran amiga, Valeria, con quien pasaba mucho tiempo, y también había comenzado a entender cómo funcionaban las cosas en el centro educativo. Por fin se sentía parte de algo. A pesar de los rumores que circulaban sobre su repentina popularidad, se mantenía firme. Tenía a su amiga y no necesitaba a nadie más , y eso era lo único que le importaba.
La clase de matemáticas había terminado y Lina caminaba por los pasillos acompañada de Valeria, riendo sobre algo que había dicho uno de los profesores en clase. Valeria, como siempre, parecía un poco más tímida que Lina, pero con la nueva amistad, había comenzado a abrirse más. De hecho, Lina se sentía tan cómoda que había olvidado por completo las miradas maliciosas de los chicos populares y el drama que siempre existía en el recinto. Al menos, hasta ese día.
Cuando salieron al pasillo, un chico alto con el cabello oscuro y una mirada fría apareció en su camino. Lina no lo reconoció de inmediato, pero lo había visto varias veces en el centro. Sin embargo, algo en él le resultaba inquietante. En cuanto Valeria lo vio, sus ojos se abrieron con sorpresa y, casi en un susurro, le dijo a Lina:
— ¡Es Zack! El rival de Liam.
Lina frunció el ceño, mirando al chico que, por alguna razón, la observaba con una sonrisa torcida. Zack era conocido por ser una figura bastante dominante en el instituto, pero no de la forma amigable en la que lo era Liam. De hecho, había rumores de que Zack y Liam no se llevaban bien. Si alguien podía hacerle sombra a Liam, era él.
Zack se acercó a ellas con paso firme, pero su mirada no estaba dirigida a Valeria; todo su enfoque estaba en Lina. Se detuvo frente a ellas, y, sin decir nada, se permitió una pausa, como si estuviera evaluando a Lina, de arriba abajo. Lina le sostuvo la mirada, sin mostrar ni un ápice de intimidación. Sin embargo, Zack no tardó en hablar.
— Así que tú eres la chica nueva, ¿eh? — dijo, su voz cargada de sarcasmo. — Vaya, no esperaba ver a alguien como tú aquí. Creí que este instituto solo aceptaba a los chicos populares y a los que tienen dinero. Pero, ¿qué sé yo? Supongo que ahora todo el mundo tiene una oportunidad.
Lina frunció el ceño ante sus palabras, sintiendo que la tensión en el aire aumentaba. Zack no solo estaba hablando de manera despectiva, sino que sus palabras tenían una carga de superioridad, como si ella no estuviera a su nivel.
— Y tú, ¿qué sabes de esto? — Lina respondió, manteniendo la calma, pero notando cómo una furia interior comenzaba a crecer.
Zack soltó una risa baja, que retumbó en el pasillo. Su actitud se volvía más arrogante con cada palabra que pronunciaba.
— Ay, por favor. Todos saben que la gente como tú no dura aquí. — miró a Valeria, quien estaba un paso atrás, con una expresión de incomodidad. — Y, ¿qué pasa con ella? ¿Es tu amiga o simplemente la chica que tienes que cargar para no verte sola?
Valeria intentó mantenerse en silencio, pero la incomodidad era evidente en su rostro. Lina notó cómo su amiga se encogió ligeramente, como si las palabras de Zack la afectaran. Algo dentro de Lina se rompió. No podía soportar que Zack siguiera hablando de esa manera.
— ¿Sabes qué? — Lina dijo, su voz cada vez más firme y tensa. — No te voy a permitir que hables así de Valeria. Y mucho menos me vas a intimidar con tus comentarios Zack.
El chico la miró con una sonrisa burlona, como si estuviera disfrutando de su reacción.
— ¿Oh, no? ¿Y qué vas a hacer al respecto? — preguntó con una mirada retadora. — ¿Pretendes intimidarme? No creo que lo consigas. Si quieres jugar en las grandes ligas, vas a tener que adaptarte.
Lina sentía que su paciencia se desbordaba. Cada palabra que Zack pronunciaba la empujaba más allá de su límite. Durante mucho tiempo, había aprendido a manejar su ira, a guardarla dentro, a no dejar que su pasado y su sufrimiento le controlaran. Pero en ese momento, algo hizo "clic". La furia comenzó a surgir, una oleada de emociones reprimidas que parecía querer salir de su pecho. Sus puños se apretaron, y por un momento, el mundo a su alrededor comenzó a volverse borroso. No podía dejar que alguien como él la tratara de esa manera, no podía permitir que alguien como Zack intentara humillar a Valeria, ni a ella.
— ¡Cállate! — gritó Lina, perdiendo todo control. — ¡No te metas donde no te llaman!
El sonido de su voz, llena de rabia, resonó en el pasillo. Varios estudiantes se detuvieron a mirar, sorprendidos por el estallido repentino de Lina. Su cuerpo temblaba de ira, y la sensación de perder el control era aterradora, pero algo dentro de ella no podía callarse. Zack no se esperaba una reacción así. Dio un paso atrás, ligeramente sorprendido, pero no dejó de sonreír.
— ¿Así que eres una rabiosa, eh? Me gusta, es más interesante. Pero te repito, no vas a durar aquí mucho, guapa. Nadie te va a tolerar por mucho tiempo.
Lina, con la respiración agitada y la vista nublada por la furia, sentía que sus pensamientos comenzaban a nublarse. De repente, vio que algo estaba mal, como si no pudiera controlarse. Todo lo que quería era callarlo, hacerle entender que no podía tratarla como lo hacía con todos los demás. Pero antes de que pudiera decir algo más, una mano firme la tomó por el hombro, haciéndola reaccionar. Era Liam.
— ¡Lina! — dijo con voz autoritaria, deteniéndola de inmediato. — ¡Basta! Respira.
Lina se dio cuenta de lo que estaba haciendo, y al escuchar la voz de Liam, algo dentro de ella se calmó. La presión en su pecho comenzó a disminuir. Alzó la vista, encontrándose con los ojos de Liam, que la observaban con preocupación. Por un momento, sintió que todo se desvanecía. Zack, por su parte, parecía sorprendido al ver cómo Liam la había detenido tan fácilmente.
— ¿Todo bien? — preguntó Liam, con una mirada suave, pero llena de preocupación.