Era un día soleado cuando los profesores anunciaron un nuevo proyecto en clase. El grupo para este proyecto sería aleatorio, lo que no era nada raro en el centro, pero lo que sí sorprendió a Lina fue ver que ella, Alice y Liam serían los asignados para trabajar juntos.
Alice, como siempre, estaba ansiosa por estar en el mismo grupo que Liam, mientras que Lina se encontraba entre la incredulidad y la incertidumbre. Después de lo ocurrido, había una tensión que aún no podían romper. Pero al menos, hasta ese momento, no había sido incómodo.
— Bueno, pues... parece que vamos a pasar más tiempo juntos, ¿no? — Lina le dijo a Alice, alzando una ceja, mientras ella y Liam caminaban hacia la salida de la clase.
— Sí — Alice comento con vagancia, se notaba que no estaba nada contenta por estar en el mismo grupo que Lina,
De todos modos, Lina no iba a dejar que eso le afectara. Ella sabía cómo lidiar con personas como Alice: simplemente ignorarlas cuando la situación se volvía incómoda.
Después de decidir cómo dividirían el trabajo y acordar un día para reunirse, llegaron al acuerdo de hacer el proyecto en la casa de Liam, debido a que él tenía mucho espacio y privacidad. Lina se sentía un poco incómoda con la idea de ir a la mansión de Liam, pero también sabía que, en términos de comodidad, no había muchas opciones.
A la tarde siguiente, Lina se dirigió a la casa de Liam después de clases. Al llegar, el enorme portón de hierro de la entrada se abrió con un suave zumbido, y el guardia que había la saludó amablemente antes de dejarla entrar. La casa era tan grande y lujosa como se imaginaba, pero Lina aún se sorprendía de ver tanto espacio y detalles de riqueza por todas partes.
Liam ya estaba esperando en la entrada cuando ella llegó, con una camiseta de manga corta y unos pantalones deportivos, lo que hacía que se viera cómodo y relajado. Su mirada se suavizó al verla, y le dio una cálida bienvenida.
— ¡Qué bueno que llegaste! Alice está arriba, en mi habitación. ¿Te gustaría algo para beber? — le preguntó Liam mientras la guiaba hacia el interior de la casa.
— No, gracias. — Lina sonrió. — Mejor empecemos, tengo ganas de terminar este proyecto.
Alice, al oír sus voces, apareció en la entrada.— Lina llegaste, Liam y yo ya comenzamos a organizar las ideas–Se le notaba a leguas que no la quería aquí.
El proyecto comenzó de manera tranquila. Alice hablaba más de lo que era necesario, sugiriendo ideas que, por lo general, eran muy optimistas, pero también bastante superficiales. Liam y Lina, por su parte, se encargaron de darles forma a esas ideas, haciendo que el trabajo fuera más realista.
Después de un par de horas de trabajo, Alice decidió tomar un descanso tras observar el móvil de Liam llamar, lo que Lina agradeció enormemente, ya que así podría despejarse un poco de la conversación sin sentido que estaba tomando lugar en el salón. Decidió salir al balcón de la habitación, que Liam le había señalado mientras se dirige hacia la puerta para contestar la llamada. Se sentía que necesitaba un momento para sí misma, para respirar un poco de aire fresco.
El aire de la tarde era agradable, y el sol se ponía lentamente en el horizonte, tiñendo el cielo de colores cálidos. Lina apoyó las manos sobre la barandilla del balcón y cerró los ojos por un momento, disfrutando de la tranquilidad. A veces, estar en un lugar tan grande y alejado del bullicio del instituto le hacía sentir una rara sensación de paz.
De repente, sin previo aviso, alguien empujó su espalda con fuerza. Lina, sorprendida, apenas tuvo tiempo de reaccionar. El empujón la desequilibró, y antes de que pudiera aferrarse a la barandilla o hacer algo para salvarse, se precipitó hacia adelante. Su cuerpo cayó hacia el vacío, y un grito ahogado salió de su garganta mientras la gravedad la arrastraba hacia abajo.
Liam al escuchar el grito volvió a la habitación y miró a Alice con desconfianza, como si ya hubiera empezado a sospechar algo, pero se concentró en Lina, tratando de asegurarse de que estuviera bien, en segundos se encontraba donde Lina.
— Vamos a entrar, Lina. ¿Te duele algo? — le preguntó, tomando su brazo con suavidad. Daba gracias a dios que no le gustaba la altura lo cual su balcón estaba a un par de metros del suelo, no quería imaginar qué hubiera pasado si el balcon estuviera a más altura.
Lina asintió, agradecida por la atención de Liam, pero no pudo evitar sentir que algo más estaba ocurriendo. La sensación de haber sido empujada no desaparecía de su mente, y la extraña calma de Alice solo le aumentaba las dudas. No podía pensar con claridad, el dolor de la muñeca la estaba matando.
Sus ojos se abrieron con dificultad, y lo primero que vio fue el rostro preocupado de Liam, sus ojos intensamente fijos en ella. Podía ver que su rostro estaba tenso, su respiración entrecortada, como si él hubiera estado al borde del pánico.
— Mi... mi muñeca... — Lina logró susurrar con voz débil, casi sin aliento.
Liam miró su muñeca con rapidez, su rostro se tensó al ver cómo se había torcido de forma antinatural, como si se hubiera roto. Aún sosteniéndola, la levantó con cuidado y la llevó dentro de la casa.
— Alice, ve a buscar las llaves del coche, necesitamos ir al hospital. — Liam, con un tono firme, ya estaba tomando el control de la situación.
Alice, que había estado observando la escena desde la puerta, no tardó en reaccionar. Su rostro estaba tan pálido como el de Liam, pero la sensación de preocupación en sus ojos no era más que un reflejo superficial. Algo en su mirada, algo en la forma en que observaba la escena, hizo que Lina se sintiera incómoda.
— Claro... — Alice dijo en voz baja, casi demasiado tranquila. Pero en sus ojos había una chispa extraña, como si estuviera disfrutando del caos, o quizá de algo que no se podía ver.
Lina fue rápidamente llevada al coche, y el viaje al hospital transcurrió entre silencios tensos. Liam no decía mucho, pero su expresión mostraba una preocupación genuina, casi palpable. Lina no quería asustarlo, pero el dolor en su muñeca era insoportable, y sabía que algo más estaba ocurriendo. La caída había sido demasiado brusca.