El viaje de regreso del camping estuvo marcado por una atmósfera relajada, pero también por una sensación de agotamiento en todos los estudiantes. Habían pasado dos días llenos de risas, juegos, y algunas tensiones que, aunque se resolvieron, dejaron sus huellas. Mientras el autobús se adentraba en la carretera que los llevaría de vuelta al instituto, el cansancio parecía pesar sobre todos, y algunos ya estaban empezando a quedarse dormidos.
Lina estaba sentada cerca de la ventana, completamente sumida en su música. Los auriculares en sus oídos la mantenían aislada del mundo exterior. Había algo reconfortante en estar sola en sus pensamientos, disfrutando de la melodía que la acompañaba mientras el paisaje pasaba lentamente frente a ella. No estaba en modo de hablar, ni siquiera quería hablar con nadie en ese momento. Solo quería relajarse después de todo lo que había pasado en los últimos días.
Valeria se había sentado junto a Marco en la parte del autobús opuesta, conversando animadamente sobre todo lo que había sucedido en el camping. Por alguna razón, Lina se sintió agradecida de que Valeria tuviera alguien con quien hablar, dejándola en paz con sus pensamientos.
De repente, alguien se sentó junto a ella. Un calor familiar invadió su espacio personal, y al levantar la vista, vio a Liam, que la miraba con una sonrisa ladeada. Sin decir una palabra, Liam se acomodó en su asiento, mirando hacia la ventana.
Lina no dijo nada, simplemente continuó escuchando su música, disfrutando de la paz. No era que no quisiera hablar con él, es solo que en ese momento no tenía ganas de socializar. Sin embargo, Liam, como siempre, no parecía dispuesto a dejarla en paz tan fácilmente.
De manera sigilosa, Liam extendió la mano y, con un movimiento rápido, le quitó uno de los auriculares a Lina, dejándola sorprendida.
— Oye, ¿qué estás escuchando? — preguntó, con una sonrisa traviesa mientras se acomodaba mejor en su asiento, lanzando una mirada curiosa a su alrededor.
Lina lo miró con los ojos entrecerrados, pero no dijo nada. En lugar de eso, movió la cabeza ligeramente, como si aceptara que él se había apoderado de su momento personal.
— No me lo vas a devolver, ¿verdad? — preguntó Lina, con un tono seco, pero sin molestarse demasiado.
Liam la miró con una expresión traviesa, dándose cuenta que volvían a los primeros días, como si estuviera disfrutando más de la situación de lo que debía. Le devolvió una mirada cómplice, luego se ajustó el auricular en su oído.
— Yo también quiero escuchar la canción — respondió con tono relajado, como si fuera lo más natural del mundo.
Lina no dijo nada, solo se encogió de hombros y dejó que él escuchara la música junto a ella. Aunque al principio no le había gustado la idea de compartir su música, algo en la atmósfera del momento la hizo sentirse cómoda, como si estuviera bien compartir ese espacio.
Los minutos pasaron en silencio, solo el suave sonido de la música llenaba el aire mientras el autobús continuaba su viaje. Lina notó que el cansancio comenzaba a apoderarse de ella, y su cuerpo se relajó más con cada kilómetro que pasaba. La calidez de la cercanía de Liam la envolvía de una manera extraña, pero no lo suficiente como para sentirse incómoda. De alguna manera, estaba bien así.
Liam, por su parte, no podía evitar notar cómo Lina, aunque aparentemente distraída, estaba muy cerca de él, casi como si no hubiera nada entre los dos. No podía evitar sentirse extraño por cómo se había calmado la situación entre ellos en tan poco tiempo. La química que había entre ambos estaba empezando a ser más obvia para él, aunque se negaba a admitirlo.
Poco a poco, el cansancio se apoderó de Lina. Sus párpados se volvían más pesados, su respiración más lenta. Estaba tan relajada que sin darse cuenta, su cuerpo comenzó a inclinarse hacia un lado, apoyándose en el hombro de Liam. Era tan natural, como si su cuerpo hubiera decidido descansar allí sin pensar demasiado.
Liam, al notar su peso sobre él, miró hacia abajo con una ligera sorpresa, pero no la despertó. En lugar de eso, permitió que ella descansara, disfrutando del momento de una forma tranquila. De vez en cuando, Lina se movía ligeramente, pero nunca se apartó de él.
Eventualmente, el sueño comenzó a apoderarse también de Liam. Se acomodó en el asiento y, como si la cercanía de Lina hubiera hecho que él también se relajara, cerró los ojos. En cuestión de minutos, ambos estaban dormidos, en una posición tan cercana que parecían no notar el espacio entre ellos.
Desde lejos, Alice, que estaba sentada junto a algunos otros estudiantes, observaba la escena con una expresión celosa. Sus ojos se entrecierran con malicia mientras veía a Lina y Liam tan cerca el uno del otro. La rabia burbujeaba en su interior, una furia silenciosa que no podía contener. Alice siempre había tenido envidia de Lina, pero verlos tan cercanos la hizo sentir algo mucho más profundo. Algo que no podía ignorar.
En silencio la periodista del instituto, sacó su teléfono móvil y, con rapidez, tomó una foto de ellos. Los dos dormidos, tan tranquilos y tan cercanos. La imagen parecía inofensiva, como una foto casual de compañeros de clase descansando juntos, pero esta sabía que podría ser más que eso. Podría ser la chispa para encender una serie de problemas.
Algunos minutos después, Lary la periodista subió la foto a su red social, sin pensarlo dos veces. Un comentario sarcástico acompañaba la imagen: "¿Amigos o algo más? 🤔". No pensó mucho en las posibles consecuencias, solo en cómo esa imagen podría hacer que Liam y Lina se vieran más cercanos de lo que realmente eran.
Mientras tanto, Valeria y Marco, que estaban sentados cerca de Lary, también notaron la foto. Marco, siempre bromista y algo travieso, le echó un vistazo al teléfono de Lary.
— ¿Qué haces? — le preguntó con una sonrisa.
— Nada, solo capturando el momento. — Lary respondió, como si no fuera nada grave. Valeria, después de pensarlo por un momento, le dijo a Marco: