Entre las sombras y la luz

Capitulo 27

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La fría luz del hospital bañaba la habitación en tonos pálidos mientras Valeria se quedaba observando a Lina. La pequeña, aunque aún frágil, ya respiraba con más calma. Valeria había sido testigo del sufrimiento de Lina en esos últimos días, y ver su rostro tranquilo ahora, con los ojos cerrados en un sueño profundo, le daba una sensación de alivio inmensa. Todo lo que habían vivido parecía finalmente estar quedando atrás, al menos por ahora.

—Está mejor susurró Valeria, casi para sí misma, como si necesitara recordar que, después de todo lo vivido, al menos Lina ya no estaba en peligro inmediato.

Liam, sentado a su lado, observaba la escena con una mirada que intentaba disimular su cansancio. La tensión de los últimos días aún era evidente en su rostro, aunque una paz ligera se reflejaba en su mirada. En ese momento, Valeria no necesitaba que él dijera nada; la conexión entre ellos, esa complicidad que solo los hermanos podían entender, era suficiente.

—¿Está bien? —preguntó Liam, su voz suave, sin prisa. Su hermano mayor no necesitaba mostrar más preocupación de la que ya era evidente. Aunque siempre había sido protector, Valeria podía ver que estaba aliviada. Y, sobre todo, agradecido.

Valeria asintió, sin dejar de mirar a Lina. —Sí, está mucho mejor. Ya no está en peligro.

Liam exhaló un suspiro profundo y se recostó en el respaldo de su silla, dejando caer los hombros. Estaba agotado, pero al mismo tiempo, un sentimiento de alivio comenzaba a filtrarse en su cuerpo. El miedo que había llevado durante tanto tiempo parecía disiparse, por fin. En ese hospital, rodeados por la quietud de la noche, todo se sentía más seguro, aunque no del todo.

—No puedo creer que todo haya terminado... ¿O por lo menos que estemos aquí, juntos, sanos? —murmuró Valeria, aún procesando todo lo que habían vivido. Los recuerdos de la huida, el peligro constante, la persecución... Y ahora, esa paz que, por fin, podían saborear.

—No lo sé, Vale,—respondió Liam con una sonrisa ligera. —No todo está terminado, pero hoy, por lo menos, podemos respirar tranquilos.

Pasaron unos minutos en silencio, escuchando el suave pitido de los monitores y los ruidos lejanos del hospital. Al final, un médico entró en la habitación, asegurándose que Lina se estaba recuperando bien. No habría necesidad de permanecer mucho más tiempo allí. Después de unas horas más, podrían irse a casa.

La noticia llegó como un bálsamo para ambos. Sin pensarlo dos veces, Liam ayudó a Valeria a preparar a Lina para salir, ya que la pequeña aún estaba muy débil para moverse por sí misma. A pesar de los cuidados, la niña dormía profundamente, exhausta por todo lo que había pasado.

Cuando finalmente llegaron al coche de Liam, ya era de noche. El aire fresco de la calle parecía aliviar el estrés acumulado, y Valeria no pudo evitar mirar el cielo estrellado por encima de ellos. La ciudad seguía despierta, pero en ese instante, todo parecía un poco más tranquilo.

—Nos vamos a casa, –dijo Liam, con una sonrisa cansada mientras arrancaba el motor del coche.

Valeria asintió, mirando por la ventana mientras la ciudad pasaba a su lado. La sensación de estar a salvo era indescriptible. Por fin estaban fuera de peligro, fuera de las garras de esos hombres, fuera de esa tensión que había estado acompañándolos durante tanto tiempo. A pesar de la calma que se respiraba, Valeria sabía que no podían relajarse por completo. Lo que habían vivido aún los perseguiría por un tiempo, pero al menos esa noche, el peligro no estaba al acecho.

Cuando llegaron a la casa todo lo que necesitaba ahora era descanso.—Voy a dejar a Lina en mi cuarto,— dijo Liam mientras abría la puerta de su casa, ya con la niña en brazos. —Voy a estar cerca si necesita algo."

Valeria asintió, comprendiendo que su hermano quería estar cerca de Lina para asegurarse de que descansara bien. —Está bien,respondió con una sonrisa, su voz baja. —Yo estaré en la sala. Solo necesito un poco de espacio para pensar.

Liam la miró brevemente, y por un momento, sus ojos se encontraron con los de ella. Había algo reconfortante en ese momento compartido. A pesar de todo lo vivido, sabían que estaban juntos, que se cuidaban mutuamente. Y aunque el miedo seguía en sus corazones, el hecho de estar en casa les daba una sensación de seguridad de hermanos que hacía mucho tiempo no experimentaban.

Lina, cansada por la fiebre y el dolor, pronto se quedó dormida en la cama de Liam, acurrucada entre las mantas. Liam se quedó junto a ella por unos momentos, vigilando su sueño, su corazón aliviado de saber que ya no corría peligro. A pesar de todo, le dio un beso en la frente y se recostó en el sillón cercano para seguir vigilándola, en silencio, hasta quedarse dormido también.

Mientras tanto, Valeria se acomodó en el sofá del salón. El espacio era pequeño pero acogedor, y el silencio que lo envolvía la hizo sentirse finalmente en paz, aunque fuera por un momento. En su mente, los recuerdos de los últimos días seguían presentes, pero la idea de que Lina estaba segura, en casa, y rodeada de quienes la cuidaban, le dio la sensación de que, aunque no todo estaba resuelto, al menos algo importante había cambiado.

Se quedó allí, mirando el techo y dejando que el cansancio la invadiera. Sabía que la mañana traería nuevos desafíos, pero por ahora, el descanso era lo que más necesitaba.

Unas horas más tarde, cuando el reloj marcó la medianoche, Liam entró en la sala y se sentó junto a Valeria. La casa estaba en silencio, y aunque el mundo afuera seguía siendo incierto, dentro de esos muros, sentía que, por fin, podían descansar.

—¿Todo bien con Lina?—preguntó Valeria, preocupada, aunque confiaba en su hermano.

—Sí, está bien. Dormida, respondió Liam, dejando escapar un suspiro de alivio.

Valeria asintió, y por un momento, ambos compartieron una sonrisa silenciosa, reconociendo la magnitud de lo que habían vivido, pero también lo que habían logrado.Y en ese momento, mientras el reloj seguía avanzando, Valeria sintió una tranquilidad que no había experimentado en mucho tiempo. A pesar de todo lo que había sucedido, había algo en esa noche que les decía que todo, por fin, podía empezar a mejorar, pero la felicidad no durará mucho.




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