Abrazarte, mamá
Mamá, quiero abrazarte en los momentos difíciles y decirte que todo estará bien.
Pero, ¿cómo abrazarte si ni yo sé cómo reaccionar?
¿Cómo darte ese apoyo que necesitas si a veces ni yo sé qué hacer en los momentos oscuros?
¿Cómo pedirte que seas fuerte si yo, a veces, también soy débil?
¿Cómo pedirte que no llores si yo también quiero llorar cuando las cosas no salen bien?
¿Cómo curar eso que tanto te duele si no sé de medicina?
¿Cómo ayudarte a avanzar si yo, a veces, no sé cómo dar el siguiente paso?
Sé que hasta aquí todo suena negativo, pero quiero que sepas algo: en un futuro, quiero ser esa persona fuerte y capaz, alguien que te ayude a salir adelante. Quiero agarrarte de la mano y estar siempre a tu lado, para que nunca te falte nada.
Quiero que sientas que no solo soy tu hija, sino también tu amiga, alguien en quien puedes confiar. Que sepas que jamás te dejaré sola y que juntas podemos superar cualquier obstáculo.
Eres mi ejemplo de vida, mamá. Eres la razón por la que me esfuerzo cada día, porque verte sonreír es el regalo más hermoso que puedo recibir. Aunque a veces dude de mí misma, te prometo que estoy aprendiendo. Estoy creciendo para poder retribuirte todo lo que me has dado, desde tu amor incondicional hasta tus sacrificios silenciosos.
Ahora, al final de todo esto, veo algo positivo: sé que siempre estaremos juntas.
El destino y Dios siempre le dan sus peores batallas a sus mejores guerreros porque solo Él sabe lo que vendrá en esta vida y en la que sigue.
Solo le pido una cosa: que seas eterna, mamá, que nunca me faltes.
Aquí estoy, tu hija, dispuesta a darlo todo, incluso mi vida, por salvar la tuya.
Con amor y gratitud infinita,