-Si no lo hubiera conocido esa noche...
Cualquiera suele llamarme nerd, y no me molesta, por que lo soy. La mejor de la clase, mi madre viuda y entregada a la Iglesia, yo la única hija bien portada, dedicada sólo a estudiar.
En clase me llevo bien con algunas de mis compañeras, una noche luego de hacer varias tareas en equipo insistieron en salir. Viernes por la noche, cansadas y estresadas. Fueron hasta mi casa para hablar con mi madre para que me dejara ir, como hablaron de cena ella accedió. Nos fuimos en el auto de Elisa y llegamos a un bar, me sentía extraña, nunca había entrado a un lugar como ese.
Si se que soy anticuada, gafas grandes, falda a cuadros muy por debajo de las rodillas, botines negros, blusa y suéter de lana. El escenario estaba preparado como para que una banda tocara. Las chicas pidieron sus bebidas, yo sólo pedí agua.
-Si quiera pide un jugo Carol, estarás bien.
-Esta bien, un jugo...
La mesa quedaba a dos más para estar serca del escenario. Como a la media hora llegaron algunos chicos y comenzarón a probar los instrumentos, el lugar estaba lleno. Como debía de ser no prestaba atención directa a los chicos, más con las reglas de mamá y los comentarios hacia otras chicas.
Gire la vista para saber si comenzarían a tocar, pero se acercó a ellos un chico, vestía de negro; pantalones rasgados, una camisa de mangas largas. Llevaba las manos en los bolsillos, su figura esbelta me llevo a su melena rizada, igual, obscura. Su piel pálida resaltaba entre todo, tenía un pendiente en forma de cruz en la oreja izquierda, un tatuaje en el pecho y usaba varios anillos de gran tamaño en ambas manos. Sus ojos eran algo pequeños y caídos, su cabello los cubría un poco, pero poseia una gran sonrisa.
Durante lo veía, se percató de eso y se paró de frente para que terminará de examinarlo. Aún con las manos en los bolsillos me vio y me regaló una sonrisa. Yo discretamente baje la vista y supervise si se dirigía a alguien más, atrás no había nadie y era la única que estaba enfrente. Revive el teléfono y ya casi llegaba la media noche, busque al chico, realmente me había interesado, pero ya no estaba. Me despedí de las chicas y salí.
Reposando sobre la pared estaba él, fumando un cigarrillo. Con la cabeza al cielo y entre las nubes de humo volteó a verme y me regaló media sonrisa. Trasque saliba y aferrandome a mi bolso camine hacia adelante para irme. Él le dio otra fumada y dejó caer al piso la colilla, pisandolo para apagarlo. Paso junto a mi con una sonrisa medio sarcástica y entró al lugar.
Al día siguiente las chicas me dijeron que me había perdido de lo mejor. Al poco tiempo de irme el grupo de rock había dado una gran presentación. Noche y día me pase pensando en el chico, quería volverlo a ver y hable con ellas, para pensar en otra salida igual.
-Me gustó salir, pero mi madre no me dejara ir tantas veces...
-No hay problema, podemos pensar en algo para poder ir el próximo viernes...
-¿Harían eso por mi...?
-¡Si!, tranquila Carol...
Al llegar el viernes, arreglaron todo con mi mamá, fingiendo ir a una pijamada en casa de Elisa para poder salir de la mía. Por primera vez no quería ser yo, y las chicas se ofrecieron para cambiar mi aspecto. Esa noche llevé unos pantalonsillos de mezclilla, una camiseta blanca, botas con tacones altos y una chaqueta negra, todo de las chicas.
Tomamos una mesa de la segunda fila, ya estábamos más serca de los músicos. La banda llegó, al instante vi que se encontraba el chico entre ellos, al poco se percató de mi y me volvió a sonreír. Esta vez se mantuvo dentro y aprovechaba cada oportunidad para verme. Yo estaba feliz y se veía que él también estaba interesado. Moría por escucharlo tocar. Cuando dieron exactamente las doce tomaron sus lugares y se fue al frente para cantar.
Iba a escuchar su voz. Comenzó armonizado con el pandero, le siguió el bajo y la guitarra, la melodía sonaba muy bien, tomo el micrófono y empezó con algunas dinámicas que prácticamente me hipnotizaron, al poco su voz se destapó y canto realmente. En su voz había algo. Cuando llegó el coro me quedé boquiabierta, trague salina y aún no podía entender. Su tono podía ser incluso más agudo que el mío, su tesitura era como de alguien tan dolido.
La canción decía "...es cuando sientes que están royendo las esquinas de tu mente, te pediré misericordia, vendré a ti ciego, lo que verás es lo peor de mi, no lo último..." En la segunda parte casi repetía lo mismo, pero cambio el rol, ahora había sido "ciega". Sonaba completamente como una chica. Cerré los ojos y casi lo confirmo, lo observe detenidamente, en busca de algo que me ayudará a desmentir lo que creía. Al terminar, con casi la misma voz saludo al público y agregó que dedicaba la canción a la chica de gafas, no podía ver sin ellas, así que no me las quiere.
Estaba tan confundida. Las chicas se burlaron un poco de mi y me tomo dos canciones más asimilar que podía tratarse de una chica. Y lo peor era que yo estaba interesada, en ese momento vino a mi mente la figura de mi madre, refiriéndose mal de personas como ella, pensé que si se enteraba me sacaría de la casa, me llevaría a rastras a la Iglesia e incluso podría chantajearme aún más con algo que se inventara.