Capítulo 24: Enfrentando las Sombras del Pasado

El sol se desvanecía lentamente en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados y naranjas. Camila caminaba por el parque, sus pasos firmes pero pensativos. El viento jugaba con su cabello mientras los recuerdos de los últimos días seguían dando vueltas en su cabeza. Después de su conversación con Jackson, algo había cambiado en su interior. Había algo más grande que el miedo y la duda, algo que le daba fuerzas para seguir adelante, a pesar de la confusión.

Jackson había prometido demostrarle que lo que había entre ellos valía la pena. Pero Camila no era la misma chica que había conocido en su primer beso. Ella ahora sabía lo que era ser fuerte, lo que significaba no depender de otro para sentirse completa. Pero al mismo tiempo, el amor seguía siendo una fuerza poderosa, algo que no podía negar.

Mientras caminaba, un sonido la sacó de su ensueño. Al levantar la vista, vio a Abril, apoyada contra un árbol, con la misma sonrisa arrogante que siempre la caracterizaba. Camila se detuvo en seco, sintiendo cómo el ambiente se tensaba. Sabía que Abril no se había quedado quieta después de su último enfrentamiento, y no tenía idea de qué jugarreta malvada estaba tramando ahora.

—Mira quién se toma un descanso de su pequeño mundo —dijo Abril, su tono de voz como una serpiente deslizándose entre las palabras. Sus ojos brillaban con una mezcla de odio y diversión—. Ya no estás tan segura, ¿verdad? Jackson está comenzando a ver lo que todos veíamos.

Camila no respondió de inmediato. Sus ojos se fijaron en Abril, sintiendo una mezcla de repulsión y lástima por la chica. Sabía que, de alguna manera, Abril también estaba perdida, buscando algo que ni siquiera ella entendía. Pero las palabras de Abril calaron hondo. ¿Jackson estaba realmente viendo lo que todos veían? ¿Acaso él pensaba que no valía la pena?

—No necesito tus juegos, Abril —dijo Camila, su voz firme, aunque su corazón latía con rapidez. Su respiración se hizo más profunda, buscando mantener la calma—. Ya no tienes poder sobre mí.

Abril soltó una risa cruel y se acercó, haciendo que el espacio entre ellas se volviera tenso.

— ¿De verdad lo crees? —dijo, su tono lleno de sarcasmo—. Jackson ya te olvidó. Y todos los que creían que eras diferente, ahora ven lo que realmente eres. No eres más que una chica que juega a ser la víctima, siempre buscando atención. Y créeme, te va a doler cuando veas que todos te dejan atrás.

Camila apretó los dientes, pero no retrocedió. Sus manos estaban apretadas en puños a sus lados, pero su mirada se mantenía fija. Abril había sido un obstáculo constante en su vida, pero ahora estaba decidida a no dejar que esa chica definiera su valor.

— ¿Sabes qué? —Dijo Camila, su tono frío como el hielo—. No necesito que me apruebes. No necesito que me acepten. No soy perfecta, pero sí soy suficiente. Y si Jackson decide irse, que lo haga. Ya no soy esa chica que espera ser salvada.

Abril, sorprendida por la seguridad que había encontrado en las palabras de Camila, la miró fijamente, pero no respondió. Camila pasó a su lado, su respiración calmándose a medida que se alejaba. Sentía una mezcla de empoderamiento y tristeza, pero sabía que era lo que necesitaba para seguir adelante.

Esa noche, después de la confrontación con Abril, Camila se dirigió al lugar que más le gustaba: la vieja librería que siempre le había ofrecido consuelo. Las estanterías llenas de libros antiguos la rodeaban, y por un momento, todo el ruido del mundo exterior desapareció. El olor a papel envejecido y tinta la relajó de inmediato.

Se dirigió hacia su rincón habitual, donde se sentó en una de las sillas de cuero que se encontraban cerca de la ventana. Mientras hojeaba un libro sobre auto aceptación, se sumió en sus pensamientos.

"¿Es todo esto suficiente?" se preguntó a sí misma. "¿Acaso el amor propio puede reemplazar lo que siento por Jackson? ¿Puedo seguir adelante sin él?"

El sonido de la campanilla de la puerta la sacó de su trance. Miró hacia arriba y vio a Jackson entrando en la librería. Su presencia era como una ráfaga de aire fresco que desordenaba todo lo que había sido tan estable. Camila no podía evitar sentir un nudo en el estómago al verlo. A pesar de sus palabras previas, de su determinación por ser fuerte, el amor que sentía por él seguía ahí, como una llama que nunca terminaba de apagarse.

Jackson caminó hacia ella, y por un momento, ambos se quedaron en silencio. El tiempo parecía detenerse a su alrededor.

—Hola, Camila —dijo él finalmente, su voz suave, pero con una tensión que ella podía sentir.

—Hola —respondió ella, sin poder evitar sonreír, aunque había una mezcla de dudas en su mirada.

Él se sentó frente a ella, mirándola con intensidad.

— ¿Puedo... hablar contigo? —preguntó, como si no estuviera seguro de si debía hacerlo.

Camila asintió, permitiéndole sentarse junto a ella. Jackson suspiró profundamente, como si la conversación que iba a tener la estuviera aplazando desde hace mucho tiempo.

—Sé que las cosas entre nosotros no han sido fáciles, y me disculpo por eso. He estado pensando mucho, Camila. Me he dado cuenta de que... te lastimé. Y no quiero que creas que estoy aquí para justificar lo que hice, pero quiero que sepas que no fue mi intención.

El corazón de Camila latió con fuerza, y por un momento, se sintió vacía. Las palabras de Jackson no eran nuevas, pero había algo en su tono que mostraba una vulnerabilidad que no había notado antes.

—Jackson... no sé si quiero escuchar más promesas vacías. —Camila levantó la mirada, viéndolo directamente a los ojos—. Lo que necesitamos ahora es tiempo. No puedo seguir esperando algo que no sé si volverá.

Jackson guardó silencio por un momento, como si sus palabras la atravesaran de lleno. Luego, finalmente, habló de nuevo, su voz más baja que antes.

—Te entiendo, Camila. No espero que todo se solucione de inmediato. Pero quiero demostrarte que lo que tengo por ti no es solo un capricho o una fase. Te lo debo a ti, a nosotros. Quiero que sepas que, aunque no haya sido perfecto, estoy dispuesto a intentarlo de nuevo.