Entre libros y miradas

Capítulo 27: Enfrentando las sombras

Camila no había dejado de pensar en lo que Jackson le había dicho el día anterior. Las palabras de él resonaban en su mente, como un eco que no dejaba de repetirse una y otra vez. Sabía que las cosas entre ellos estaban cambiando, pero también sentía que algo dentro de ella se había activado, algo que la impulsaba a ser más fuerte, a no depender tanto de los demás, ni siquiera de él. Jackson había dado el primer paso hacia la madurez, y ahora era su turno de seguir ese camino.

La escuela, como siempre, era un reflejo de su caos interno. Pasaba por los pasillos con la sensación de que las miradas de los demás la seguían, pero ya no sentía esa incomodidad profunda que había experimentado en el pasado. Había algo diferente en su postura, algo que decía "yo soy suficiente", incluso cuando las inseguridades intentaban asomar.

Esa mañana, Camila decidió finalmente enfrentarse a Abril. La chica, como siempre, caminaba por los pasillos con una seguridad arrogante, rodeada de su círculo de amigas. Pero hoy no iba a permitir que su presencia la intimidara. Tenía que hablar con ella, aclarar las cosas, aunque solo fuera para liberar su mente.

Cuando Abril la vio acercarse, su expresión cambió de inmediato, como si estuviera esperando que algo sucediera. Era evidente que, al igual que Camila, tenía algo en mente.

—¿Qué quieres, Camila? —dijo Abril con desdén, como si sus palabras no significaran nada.

Camila respiró hondo, reunía el valor que tanto le había costado encontrar, y finalmente habló.

—No quiero que sigas con esto. No quiero seguir siendo el blanco de tus comentarios ni de tus juegos. Ya estoy cansada de que intentes hacerme sentir menos por ser quien soy.

Abril la miró fijamente, un brillo de incredulidad en sus ojos.

—¿Ah, sí? ¿Y qué vas a hacer al respecto, eh? ¿Ahora me vas a dar lecciones sobre cómo ser una buena persona?

Camila se mantuvo firme.

—Solo quiero que entiendas que ya no voy a dejar que me hagas sentir pequeña. Ya no estoy esa chica que se esconde detrás de sus inseguridades. Si tienes un problema conmigo, resuélvelo, pero no voy a seguir permitiendo que me hagas la vida imposible.

Abril se cruzó de brazos, evaluando las palabras de Camila con una mirada fría.

—Crees que todo va a cambiar porque ahora te sientes "más fuerte", ¿verdad? Pues estás equivocada. Yo no te tengo miedo, Camila. Y aunque trates de hacerme sentir culpable, no me vas a ganar. No lo harás.

El tono de Abril era desafiante, pero algo en sus ojos delataba una frustración contenida, como si las palabras de Camila le hubieran tocado una fibra sensible.

—No se trata de ganarte —respondió Camila, tranquila pero firme—. Se trata de mí. Se trata de que yo ya no tengo que permitir que nadie me haga sentir menos.

Abril la miró, y durante unos segundos, pareció no saber qué decir. Luego, soltó una risa cargada de veneno.

—Bueno, qué bien que hayas descubierto tu voz. Pero no olvides que el mundo no funciona así, Camila. Aquí, las cosas no se hacen solo con buenos deseos.

Con eso, se dio la vuelta, dejándola sola en medio del pasillo. Camila se quedó allí, respirando con dificultad, pero sintiendo que había dado un paso importante. No había conseguido que Abril se disculpara, ni había logrado que se alejara de su vida, pero algo dentro de ella había cambiado. Ya no la temía. No la necesitaba.

Ese mismo día, durante la tarde, Camila se encontró con Jackson en la cafetería. Aunque sus interacciones recientes habían sido tensas, hoy él parecía estar más relajado, menos distante.

—Hola —dijo Jackson, sonriendo levemente al verla acercarse.

—Hola —respondió Camila, sentándose frente a él.

Hubo un momento de silencio incómodo, como si ambos estuvieran esperando el momento adecuado para hablar. Finalmente, Jackson rompió el silencio.

—¿Cómo estás? —preguntó él, con una sinceridad que hizo que Camila se sintiera un poco más tranquila.

—Estoy... bien —respondió ella, aunque sabía que no era una respuesta completamente honesta. Sin embargo, no quería cargarlo con sus pensamientos sobre Abril ni sobre las inseguridades que aún rondaban en su mente.

Jackson la observó durante un largo rato, como si tratara de leer entre sus palabras.

—¿Sabes? He estado pensando en todo lo que hablamos. Y quiero que sepas que estoy aquí para ti, Camila. No sé cómo va a ser todo entre nosotros, pero... quiero estar aquí, en tu vida, de la forma en que tú lo necesites.

Las palabras de Jackson la sorprendieron, y aunque no sabía qué hacer con ellas, algo en su pecho se aligeró. Tal vez las cosas entre ellos no tuvieran que ser tan complicadas. Tal vez, solo tal vez, podían encontrar una manera de reconstruir lo que una vez tuvieron, sin presiones, sin expectativas imposibles.

—Jackson, yo también quiero eso. Pero... creo que necesitamos tiempo, ambos. No quiero apresurar nada, ni forzar algo que no se siente bien.

Él asintió, comprensivo.

—Lo sé. Yo también siento que no podemos seguir como antes, como si todo estuviera resuelto. Pero quiero que sepas que te aprecio. Más de lo que te imaginas.

Camila le sonrió tímidamente. Había algo en esas palabras que la reconectaba con él, con el Jackson que había conocido antes de todo el caos. Ese Jackson que había estado allí para ella, que había sido su refugio en los momentos más oscuros.

Jackson extendió su mano, tocando suavemente la suya sobre la mesa.

—Tomémonos nuestro tiempo. No tenemos que hacer todo tan rápido. Pero lo importante es que estamos aquí, ¿verdad?

Camila miró su mano, dudando por un momento. Después, la tomó con suavidad, sintiendo la calidez de su piel.

—Sí, estamos aquí. Y eso es lo que importa.

En ese momento, Camila sintió que, aunque no todo estuviera resuelto, había dado un paso hacia lo que realmente quería. Ya no se trataba solo de Jackson o de la relación que compartían; se trataba de ella misma, de su propio crecimiento, de aprender a ser feliz consigo misma sin depender de la aprobación de nadie más.




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