Entre libros y miradas

Epílogo: Un Amor Sin Fin

Años habían pasado desde que Camila y Jackson decidieron caminar juntos por la vida. Hoy, el amor que compartían era tan sólido como las raíces de un árbol que, con el tiempo, se había fortalecido y crecido. Las hojas de ese árbol ahora eran recuerdos, risas, lágrimas, y momentos compartidos que no necesitaban palabras para ser entendidos. Cada día a su lado era una bendición, un recordatorio de que, a pesar de los obstáculos, el amor verdadero siempre encontraba su camino.

Camila miraba el horizonte desde el ventanal de su apartamento. La ciudad seguía su curso, pero para ella, todo lo que importaba estaba a su lado. Jackson había sido su compañero, su refugio, su amor. Juntos habían formado un hogar lleno de vida, de comprensión, de pequeños gestos que significaban mucho más que las grandes palabras. Y aunque al principio todo parecía incierto, ahora podía ver claramente que había valido la pena.

Un sonido familiar la sacó de sus pensamientos. Jackson entró en la habitación, con una sonrisa que iluminaba su rostro, como si el tiempo no hubiera pasado, como si siguiera siendo el chico tímido que se había acercado a ella por primera vez en el teatro.

—¿Pensando en algo profundo? —preguntó, acercándose a ella y rodeándola con los brazos.

Camila sonrió y se recostó en su pecho, sintiendo la calidez de su abrazo.

—Pensaba en todo lo que hemos vivido, en cómo llegamos hasta aquí —respondió, mirando los recuerdos dispersos en la habitación: fotos de viajes, entradas de conciertos, libros compartidos, y la vieja máquina de escribir que ahora usaba para sus propios relatos.

Jackson acarició su cabello con ternura.

— ¿Y qué conclusión sacas? —preguntó, su voz suave y llena de curiosidad.

Camila se apartó un poco para mirarlo directamente a los ojos, con una sonrisa tranquila pero segura.

—Que todo lo que hemos vivido, cada desafío, cada momento de duda, nos ha llevado exactamente a donde debíamos estar. Lo nuestro es real, Jackson. Y aunque el camino no siempre fue fácil, al final siempre estuvo claro que era contigo con quien quería estar.

Jackson sonrió, su corazón latiendo al mismo ritmo que el de ella.

—Y yo siempre estaré aquí, Camila. No importa lo que pase, siempre estaré a tu lado. Porque tú eres mi lugar seguro. Mi hogar.

En ese momento, una paz profunda los envolvió. No necesitaban más promesas ni palabras grandiosas. Sabían que su amor era un compromiso diario, algo que se elegían cada día, como en aquellos días difíciles, cuando el futuro parecía incierto, pero el uno al otro siempre había sido la certeza más grande.

Unos meses después, Camila estaba sentada en un café, rodeada de libros y cuadernos llenos de palabras que ahora escribía para otros. Había decidido seguir su pasión por la escritura, algo que había dejado atrás por años debido a sus inseguridades. Ahora, sus historias llenaban páginas que inspiraban a otros, como ella había sido inspirada alguna vez. La gente la leía y sentía lo mismo que ella había sentido en sus propios momentos de oscuridad y luz. Sabía que sus palabras llegaban, y eso la llenaba de una satisfacción inmensa.

Jackson entró en el café con una taza de café en las manos y una sonrisa. Se acercó a su mesa, dejó la taza frente a ella y se sentó, como si todo en su vida estuviera perfectamente alineado en ese instante.

—¿Cómo va la novela? —preguntó, con una sonrisa traviesa.

Camila le pasó el cuaderno donde estaba escribiendo.

—Está tomando forma. Creo que finalmente estoy lista para compartirla con el mundo. Pero quiero que seas el primero en leerla —dijo, su voz llena de cariño.

Jackson miró las páginas con atención, pero luego levantó la vista, admirando la forma en que Camila había crecido. No solo como escritora, sino como mujer. Como su compañera.

—No me sorprendería que fuera un éxito —comentó, con orgullo en su voz—. Porque tú eres increíble, Camila.

Ella sonrió y tomó su mano.

—Nosotros somos increíbles, Jackson. Porque hemos crecido juntos. Porque hemos aprendido a amarnos a pesar de todo.

Jackson la miró a los ojos y asintió, convencido de lo que ella decía.

—Siempre estaremos juntos. Por todo lo que somos y todo lo que hemos superado.

Camila dejó escapar una risa suave y se recostó en su hombro, mientras él seguía hojeando el cuaderno. No había nada más importante que eso: saber que, a pesar de todos los altibajos de la vida, siempre tendrían el uno al otro. Siempre elegirían seguir adelante juntos.

Mientras el sol comenzaba a ponerse, Camila se dio cuenta de algo importante. Aunque la historia que había comenzado con dudas, miedos e inseguridades, hoy era un cuento de amor y crecimiento, aún quedaban muchos capítulos por escribir. Pero ahora, no tenía miedo del futuro, ni de lo que vendría. Sabía que todo lo que necesitaba ya estaba en su vida. Jackson. El amor. La confianza. Y, por supuesto, su propia voz.

El final no era un final, sino solo el comienzo de algo aún más grande.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.