Entre libros y susurros

Un escape al centro comercial

Capítulo 8

El fin de semana llegó, y Clara se despertó con una sensación extraña en el estómago. La intensidad del encuentro con Kevin en la biblioteca seguía presente en su mente y aunque había intentado distraerse para no pensar en eso, no podía evitar pensar en lo que había sucedido. Su madre, siempre perceptiva notó que algo no estaba bien con ella y trato de hablarle para saber qué ocurría.

—Clara ¿Estás bien? Pareces un poco distante. Últimamente te la pasas en las nubes y quisiera saber si hay algo que tengas que contarme —preguntó su madre mientras preparaba el desayuno.

Clara sonrió, pero la sonrisa no llegó a sus ojos como de costumbre. No quería preocupar a su madre con lo sucedido, ni tampoco estaba dispuesta a abrir la puerta a una conversación que no estaba lista para tener. Así que, con un ligero suspiro decidió ocultar sus sentimientos y tal vez dar una justificación tonta como las que siempre acostumbrada a darle.

—Estoy bien, mamá, es solo estoy un poco cansada por un proyecto escolar que debo entregar —respondió tratando de sonar convincente y al parecer lo había logrado.

Su madre la miró con una mezcla de preocupación y amor mi corazón declara que encogiera, pero de inmediato cambió de tema para que no volviera a preguntarte nada más. En vez de eso había decidido platicarle de la salida que tendría con las chicas, para que al menos así supiera que estaba teniendo una vida social.

— Hoy voy a salir con Valeria, Ana y Sofía al centro comercial. Quedamos en ir a dar unas vueltas así que espero que no te moleste — dijo sintiéndose un poco más animada al pensar en la diversión que les esperaba junto a sus nuevas amigas.

— Eso suena genial. Diviértete y cuídate, si vas con tus amigas me quedo tranquila y así de paso despejas un poco la mente — respondió su madre, sonriendo al ver que Clara parecía más entusiasmada que hace un rato.

Clara se preparó rápidamente eligiendo un conjunto cómodo, pero bonito y al mirarse en el espejo trató de convencerse de que todo estaba bien. La idea de pasar tiempo con sus amigas la emocionaba demaciado, y tal vez eso la ayudaría a despejar su mente.

Cuando Clara llegó al centro comercial el bullicio de la gente y las luces brillantes la envolvieron. Afortunadamente se encontró con Valeria, Ana y Sofía en la entrada de este, y sus rostros se iluminaron al verla. Nunca había tenido amigas que se pusieran tan alegres con su llegada, pero sin duda en esta ocasión había conocido a las personas correctas.

— ¡Clara! ¡Qué bien que llegaste! —exclamó Valeria abrazándola.

— ¡Hola! A mí también me da mucho gusto verte. Ya stoy lista para un día de compras y diversión con vosotras —respondió Clara sintiendo que su ánimo comenzaba a mejorar.

Las chicas comenzaron a recorrer las tiendas sin parar, probándose ropa, riendo y compartiendo historias qué las hacían reír como locas. Clara se sintió aliviada al estar rodeada de sus amigas, y poco a poco, la tensión que había sentido durante la semana comenzó a desvanecerse. Sin embargo, en el fondo de su mente la imagen de Kevin seguía presente como una sombra que no podia ignorar. Mucho menos podía olvidar el momento exacto en el que casi estuvo a punto de besarlo, ya que de haberse dado, ese hubiese sido su primer beso de no haber reaccionado a tiempo.

Después de un par de horas de compras todas decidieron hacer una pausa en la zona de comida. Se sentaron en una mesa alejadas del resto de personas, disfrutando de hamburguesas y batidos, con una conversación que fluyó con naturalidad.

—¿Y qué tal va tu proyecto sobre García Márquez? —preguntó Ana, mientras tomaba un sorbo de su batido y Clara sonrió sintiendo que su pasión por la literatura regresaba.

—Va muy bien. He estado investigando mucho y me siento emocionada por lo que estoy descubriendo —dijo tratando de mantener la conversación en un tono ligero.

—Eso es genial ¡Deberías compartirlo con nosotros cuando lo termines! Ya muero por ver ese proyecto en el que tanto has trabajado — dijo Sofía animada.

Clara asintió sintiendo que sus amigas la apoyaban en todo. Sin embargo, en su interior, seguía lidiando con la confusión de sus sentimientos hacia Kevin. La idea de compartir lo que había sucedido en la biblioteca la asustaba, y no estaba lista para abrirse de esa manera.

Mientras continuaban conversando y riendo, Clara se dio cuenta de que, aunque había momentos de alegría había una parte de ella que seguía sintiéndose incompleta. La conexión que había sentido con Kevin era única, y aunque sabía que debía mantener las cosas en su lugar, no podía evitar preguntarse qué habría pasado si las circunstancias fueran diferentes. Tal ves si ella no fuera su alumna y él su profesor, tal vez ese beso hubiese sido el más maravilloso de su vida.

Al final de la tarde, mientras caminaban hacia el estacionamiento, Clara sintió una mezcla de gratitud por sus amigas y una tristeza sutil por lo que había dejado sin resolver. Sabía que necesitaba tiempo para procesar sus sentimientos, pero también comprendía que no podía seguir ocultando lo que había experimentado.

— Gracias por un día tan divertido, chicas — dijo Clara, sonriendo genuinamente — Me hacía falta despejar mi mente.

— Siempre estamos aquí para ti, Clara. Tu solo llámanos y ahí estaremos —respondió Valeria dándole un fuerte abrazo sintiendo que de verdad lo necesita.

Mientras se despedían y Clara se dirigía a casa, sintió que, aunque había momentos de confusión en su mente también había algunos de esperanza. La vida seguía y con el apoyo de sus amigas, estaba lista para enfrentar lo que viniera, incluso si eso significaba lidiar con sus sentimientos por Kevin en el futuro.




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