Entre libros y susurros

Pijamada y Sorpresas

Capítulo 46

Mientras Clara y sus amigas platicaban en su habitación, riendo y compartiendo anécdotas de ellas, la madre de Clara entró con una sonrisa en el rostro interrumpiendo la conversación. Había estado escuchando las risas desde la sala y decidió que era el momento perfecto para proponer una idea divertida. Estaba segura de que ellas amarían esa idea, ya que desde que las vio notó la conexión fuerte que habían creado. Estaba contenta de que su hija por fin tuviera amigas verdaderas que la hicieran sentir especial al saber que pueden contar las unas con las otras.

—Chicas, perdón por interrumpir, pero quería preguntarles algo ¿Qué les parece si hacen una pijamada aquí esta noche? —preguntó la madre de Clara, iluminando la habitación con su entusiasmo— Aprovechando que mi marido está de viaje por trabajo una vez más, podríamos hacer una noche de películas, juegos y muchas golosinas. Yo la verdad es que me duermo temprano y hasta mi habitación no se escucha ningún ruido por lo que pueden tener la casa para ustedes solas. Solo que mañana deberán levantarse temprano para ir a la escuela.

Las chicas se miraron entre sí con evidentes sorpresa y sus rostros se iluminaron por emoción. No sé les había una idea como esa antes, pero les parecía genial.

—¡Eso suena increíble! —exclamó Valeria, saltando de alegría— ¡Quiero hacerlo!

—Sí, por favor ¡Hagámoslo! —dijo Ana, sintiéndose emocionada por la idea.

—Voy a llamar a mis padres para pedirles permiso, les he hablado mucho de Clara y seguro me dejarán. De no ser así usted podría hablar con ellos para que así se sientan en confianza —dijo Sofía, sacando su teléfono.

– Por mi no hay problema chicas, yo puedo hablar con sus padres si así ellos lo desean.

Cada una de las chicas comenzó a llamar a sus padres de inmediato y Clara sintió que la emoción crecía en el aire. Estaba agradecida con su madre por permitirle pasar más tiempo con sus amigas y de inmediato fue agradecérselo con muchos besos y un fuerte abrazo. Cuando todas obtuvieron el permiso de sus padres para quedarse en casa de Clara, el ambiente se llenó de risas y gritos de alegría. Sus padres les habían dicho que pasarían a dejarles una mochila con sus cosas y así de paso conocían la casa donde se iban a quedar.

—¡La diversión apenas comienza! —dijo Clara, sintiéndose feliz de tener a sus amigas a su lado.

Justo en ese momento de los gritos Lucas venía llegando a casa. Este de inmediato al sentir el jaleo se dirigió hacia la habitación de su hermana y al entrar, lo primero que vio fue a la hermosa Valeria. Haciendo que su rostro se iluminara por completo y su corazón comenzará a latir rápidamente dentro de su pecho

—¡Hola, Valeria! —dijo Lucas, acercándose a ella con una sonrisa traviesa ignorando al resto de las personas dentro de esa habitación – Hoy estás muy hermosa y me alegro de que estés aquí porque me moría de ganas por verte.

Valeria se sonrojó escuchar eso, sintiéndose halagada por esas palabras tan bonitas. Sus amigas te estaban pendientes viendo todo no dejaban de sonreír y movían las cejas de arriba hacia abajo en forma de coqueteo.

—¿De verdad? —preguntó Valeria riendo un poco nerviosa

– Si es verdad, es más, quiero hacer algo que me juré que haría cuando te volviera a ver – dijo este acercándose un poco más a ella para después voltear hacia nuestra madre – Madre, desde ahora te presento a mi futura esposa. Ella será mi compañera de vida y también la madre de mis hijos ¿Qué opinas?

Las chicas rieron como locas, disfrutando de la interacción entre Lucas y Valeria, pero más por las palabras locas que habían salido de la boca del chico. Clara no podía evitar sonreír al ver a su hermano tan encantador y enamorado, pero también se reía porque su amiga que parecía un tomate por lo roja que se había puesto.

– Bueno, yo encantada de conocer a mi futura nuera, pero debo de advertirle qué comes demasiado – dijo nuestra madre, divirtiéndose también por la situación.

—Bueno, si casarme contigo significa que tendré que cocinar tal vez lo piense —bromeó Valeria riendo – Yo soy pésima en la cocina y hasta el agua se me quema.

Lucas sonrío disfrutando del coqueteo de mi amiga y ya era más que obvio que ambos habían caído en esa trampa la que todos llamamos amor. Al parecer ellos estaban hecho el uno para el otro y era bonito ver como alguien encontraba su media naranja.

—No te preocupes por eso hermosa, yo puedo cocinar, se hacerlo —dijo Lucas con una sonrisa confiada y no es por nada, pero nuestra madre lo había enseñado a cocinar muy bien.

Después de un rato de risas y bromas, las chicas se acomodaron en la habitación de Clara, preparándose para la pijamada después de que sus padres habían pasado por casa a dejarle sus cosas. Estos les habían traído almohadas, mantas y un montón de bocadillos. La emoción era palpable mientras esperaban la llegada de Kevin, a quien no le habían dicho a propósito que podía tocar la puerta e ingresar como si nada gracias a la ausencia del padre de Clara. Las chicas habían querido verlo subir por la ventana como si fuera Romeo en busca de su Julieta.

—¿Creen que llegará pronto? —preguntó Clara mirando el reloj con anticipación.

—Seguro que sí —respondió Ana— No se atrevería a dejarte esperando y menos si es para tratar un tema tan importante.

Mientras esperaban un poco más relajadas, Lucas decidió hacer una pequeña broma. Este ya sabía que Kevin entraría por la ventana y no podía evitar hacerlo pasar un susto.

—¿Estás segura que entrará por aquí ¿ — pregunto Lucas riendo— Sera un gran espectáculo digno de grabar luego de que lo asuste.

Las chicas rieron, disfrutando de la idea. Sin embargo, justo en ese momento, Kevin apareció por la ventana sorprendiéndolas a todas. Lucas ni siquiera tuvo tiempo de poner su plan en marcha, debido a que su cuñado ya estaba ahí. Hace apenas un segundo había mirado y no había nadie y ahora como si fuera un ninja este había trepado en un abrir y cerrar de ojos.




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