Entre libros y susurros

Mi primera vez

Capítulo 52

La atmósfera en la sala se volvió aún más intensa cuando poco a poco las prendas fueron quedando esparcidas por el suelo y el sonido de la lluvia se convirtió en una melodía de fondo que acompañaba sus corazones latiendo al unísono. Kevin y Clara se miraron a los ojos, sintiendo que cada segundo que pasaban juntos era un regalo. No había nada que temer si estaban juntos y Clara lo sentía por la manera en la que él adoraba su cuerpo desnudo con sus manos.

Mientras sus labios se encontraban nuevamente unidos, la pasión se desbordó y Kevin sintió que la necesidad lo consumía. Así que la atrajo hacia él con delicadeza, envolviéndola en un abrazo que parecía protegerla del mundo exterior. Solamente se escuchaban susurros y palabras de aliento llenas de amor.

Clara sentía que su cuerpo temblaba ligeramente, pero a diferencia de las veces anteriores ahora sí se sentía dispuesta a entregarse un cuerpo y alma. Una ves había escuchado que cuando el momento indicado llegara todo su ser lo iba a sentir y justo en este momento eso era lo que estaba sucediendo. Se sentía segura y cómoda con su desnudez en los brazos de Kevin, permitiéndose dejarse llevar por todas esas sensaciones que la abordaban. La conexión que compartían era más que física; era un sentimiento profundo que había crecido entre ellos desde el primer momento en que se vieron. Así que en medio de la intensidad del momento Clara decidió abrir su corazón y expresar lo que estaba sintiendo.

—Kevin, hay algo que quiero decirte… —susurró con su voz temblando ligeramente, mientras dejaba caricias sobre el cuello de él.

Kevin se detuvo de inmediato, mirándola con atención, sintiendo que cada palabra que ella pudiera decirle eran totalmente importantes.

—Dime, Clara. Estoy aquí para escucharte.

—Desde que te conocí he sentido algo especial nos había unido. No solo me haces sentir bien cuando estamos juntos, sino que me haces querer ser una mejor persona — dijo vos sus ojos llenos de brillo y sinceridad — Nunca había sentido esto por nadie y hoy con la lluvia como testigo de nuestro amor, te confirmo que soy solo tuya.

Kevin sonrió, sintiendo que su corazón se llenaba de alegría. La emoción que le causaba esas palabras no cabían dentro de su pecho y sentía que en cualquier momento podría llorar de felicidad.

— Yo también siento lo mismo por ti mi cielo — respondió, acariciando su mejilla — Eres increíble y cada momento contigo es especial. No puedo decirte que al principio lo que estamos a punto de hacer no dolerá, pero te prometo que voy a hacer que este día lo recuerdes de la manera más bonita dentro de tu corazón. Voy a cuidarte en todo momento, así que quiero que confiese en mí.

Con esas palabras la tensión que se había estado acumulando se transformó en una sensación de libertad y Clara se sintió más segura que nunca. El amor de su vida al ver su confianza se sintió impulsado a dar un paso más y este era el definitivo para sellar su amor.

En un momento de cordura Kevin recordó algo importante y rápidamente busco donde había caído su pantalón, debido a que tenía que sacar su billetera de inmediato. Sí iba a cuidar a Clara tenía que empezar por lo más importante, así que bajo la atenta mirada de ella, este sacó del interior de su cartera un envoltorio plateado. Clara supo de inmediato que era aquello que él había sacado y el calor subió a sus mejillas al sentirse totalmente avergonzada, pero a la vez feliz de saber que todo sería con su debido cuidado.

Después de un momento Clara, sintiendo que su corazón latía con fuerza, se aferró con fuerza a la espalda de su amado sabiendo lo que este estaba a punto de hacer. Un ligero grito de dolor había escapado de su garganta al sentir la invasión a su cuerpo, pero la voz susurrante de Kevin tratando de tranquilizarla la hizo respirar. El le pedía que se relajara y dejaba besos por todas partes esperando a que ella estuviera lista. Hasta incluso había besado sus ojos, de los cuáles habían brotado dos pequeñas lágrimas y eso había sido el gesto más tierno del mundo.

Con sus manos podía sentir lo tenso que se encontraba su amado, peor este estaba haciendo un esfuerzo para no lastimarla. Clara no era tan tonta como para no darse cuenta de que Kevin se estaba conteniendo, así que llevándose de valor cuando el dolor hubo pasado, comenzó a mover sus caderas debajo de su cuerpo indicándole que ya estaba completamente lista.

Aquella sensación de placer era algo que Clara no podía describir, sentía su cuerpo ardiendo y vibrando con cada movimiento que su cuerpo hacía al compás del de su amado. Logrando así que ni siquiera pudiera controlar los sonidos que salían de su boca. Gemidos de placer y besos apasionado era todo lo que envolvía a la feliz pareja, que se entregaba a la lujuria de estar haciendo el amor por primera vez. Cada movimiento que realizaba Kevin eran precisos y certeros, llevándola por completo a la locura, sentía que en cualquier momento podría desfallecer entre sus brazos, pero ahí estaba él con palabras apasionadas haciendo que el aliento regresara a su cuerpo.

Ni en sus sueños más locos hubiese creído que hacer el amor era experimentar tantas cosas y sin duda lo volvería a hacer una y otra vez sin cansarse de estar con él. Kevin era apasionado, ardiente y sexy, pero a la vez era tierno, cuidadoso y amoroso. El era la combinación perfecta que complementaba su ser hasta que luego de un rato ambos fueron arrastrados por la cúspide del placer máximo. Sellando así el primero de muchos encuentros en donde no solo entregarían su cuerpo, sino también su alma.

Cuando finalmente se acomodaron uno al lado del otro totalmente exhaustos, pero felices, Clara se acurrucó en el pecho de Kevin, sintiendo su respiración tranquila. El la había recibido con gusto y acariciaba su cabello de manera tierna, mientras que con su otra mano libre hacía pequeños dibujos en su espalda.

– ¿Te encuentras bien? ¿No te lastimé demasiado? – preguntó levantando su cabeza para mirarla directamente a los ojos.




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