Capítulo 74
Kevin caminaba de un lado a otro en la sala de espera del hospital más que desesperado, sintiendo que la ansiedad lo consumía. Había pasado como media hora desde que Clara fue ingresada y la falta de noticias lo estaba volviendo loco. Cada segundo que no obtenía respuestas se sentía como una eternidad para él y su mente no podía dejar de pensar en lo que había sucedido.
A su alrededor la familia de Clara estaba igual de desesperada, ellos habían llegado desde hace rato después de que las chicas les comunicaran lo sucedido. Su madre, la señora Alicia, trataba de mantener la calma en todo momento, pero sus ojos reflejaban la preocupación qué sentía. Las amigas de Clara, Sofía, Ana y Valeria no paraban de llorar, sintiéndose culpables por haberla dejado sola sabiendo que en ocasiones anteriores Rayan se había aprovechado de que ella estaba sola para molestarla.
— Si no la hubiéramos dejado ir al baño nada de esto estaría pasando — decía Sofía con la voz entrecortada.
— Exactamente, esto es nuestra culpa. Sabíamos que Rayan la acosaba y lo olvidamos por completo – continúo lamentándose Valeria.
— No digan eso, no es se culpa — dijo Kevin tratando de consolarlas, aunque su propia angustia lo consumía a él — No podían saber lo que iba a pasar, aquí si alguien tiene la culpa de lo que está sucediendo ese es Rayan y yo mismo me voy a encargar de hacerlo pagar.
– Yo también me voy a encargar de hacer que se imbécil pague por haber lastimado a mi hermana – dijo Lucas apretando los puños – Nadie toca a mi familia, solamente voy a esperar a que Clara despierte y nos cuente qué fue lo que pasó. Quiero saber qué le hizo ese imbécil y después voy y lo mato.
Mientras que en la sala de espera los ánimos estaban por los cielos, en el área restringida del hospital, Alejandra atendía a Clara concentrándose en su trabajo. Ella estaba rodeada de sus compañeros de trabajo, los cuales no le quitaban el ojo de encima en ningún momento. Muchos habían sido testigos de la discusión que tuvo con el hombre que acompañaba a la chica desmayada y por precaución nadie le sacaba el ojo de encima. Sin embargo, ella no podía evitar recordar el encuentro que había tenido con Kevin hace un rato y mucho menos podía olvidar la forma en la que él había defendido a Clara con tanta tenacidad que hasta sorprendida la dejó.
Nunca había visto a Kevin tan apasionado por algo en la vida que no fuera su trabajo como profesor de literatura, ni tampoco lo recordaba tan dispuesto a luchar por alguien con uñas y dientes. En sus ojos había un fuego que jamás antes vio y eso que él la quiso mucho cuando tuvieron una relación.
Mientras seguía trabajando, aunque eso la molestaba, Alejandra se dio cuenta de que había algo especial entre Kevin y Clara. La forma en que él había reaccionado al ver a Clara en peligro era algo que nunca había experimentado con ella y eso que su relación fue de dos años. En su mente, comenzó a cuestionar sus propias decisiones y si estaba bien seguir con su conducta hasta el momento.
— ¿Por qué lo dejé ir? ¿Por qué tuve que ser tan estúpida de irme con alguien más? — pensó para sus adentros, sintiendo una punzada de arrepentimiento que jamás imagino. Kevin siempre fue un buen chico desde el primer momento en que lo conoció y ella no supo valorarlo. Había escogido el camino fácil y había preferido el dinero antes que su cariño.
A medida que Alejandra terminaba de atender a Clara se dio cuenta de que su tiempo con Kevin había pasado. Había sido tonta al dejarlo por alguien más y ahora, una chica más joven que ella había ocupado un lugar especial en su corazón. La envidia y el arrepentimiento comenzaron a mezclarse en su interior, sintiendo que ya la batalla estaba perdida.
— No puedo dejar que esto me afecte — se dijo a sí misma tratando de concentrarse en su trabajo.
Sin embargo, la imagen de Kevin defendiendo a Clara seguía presente en su mente. La pasión y la preocupación que había visto en él la hicieron reflexionar sobre lo que realmente quería en su vida. Era obvio que por más que quisiera obligarlo él no iba a volver con ella y todo porque su única prioridad en este momento estaba tendida en esa cama.
De vuelta en la sala de espera Kevin seguía dando vueltas sin parar y a cada de enfermera que veía le preguntaba sobre la condición de Clara. Cada vez que la puerta se abría su corazón se aceleraba, esperando recibir noticias que lo hicieran salir de esa angustia.
— ¿Por qué no dicen nada? — preguntó sintiendo que la frustración lo invadía — Necesito saber cómo está y nadie se digan a venir. Si en menos cinco minutos no obtengo respuesta, les juro que entro sin que nadie pueda detenerme.
La señora Alicia se acercó a él tratando de ofrecer consuelo, ya que su preocupación estaba poniéndolo muy nervioso.
— Kevin, tranquilo, ellos están haciendo todo lo posible — dijo con una voz suave — Debemos tener fe y esperar a que nos den noticias. Mi hija es fuerte y ya verás que esto solamente será un susto.
Kevin asintió no muy convencido de esas palabras. Sabía que Clara era fuerte, pero en su corazón se había alejado la angustia al verla en aquel estado tan vulnerable. El no podía dejar de pensar en Clara, en su sonrisa, en los momentos que habían compartido y la idea de perderla era insoportable.
Finalmente después de lo que pareció una eternidad la puerta de emergencia se abrió y por ella salió Alejandra. Kevin sintió que su corazón se detenía mientras ella se acercaba, pero no perdió el tiempo y fue a preguntar lo que verdaderamente quería saber.
— ¿Cómo está Clara? — preguntó con su voz temblando — Dime que no le pasó nada por favor.
Las chicas al ver a Alejandra se quedaron sorprendidas, no sabían que ella era quien estaba atendiendo a su amigo y de inmediato temieron lo peor. Sin embargo, tras esta soltar un suspiro de frustración se metió la mano en sus bolsillos y respiró profundamente antes de contestar. Al fin y al cabo ella era médico, por lo que su responsabilidad era hablar con la verdad.
Editado: 25.08.2025