El club de literatura estaba en plena ebullición cuando Jane y William se encontraron una vez más en la mesa de discusión, en la sala, las sillas se alineaban en un círculo, con los miembros del club dispersos a su alrededor.
Aquel día, se había acordado que compartirán las ideas para el próximo borrador con el resto del grupo y por supuesto, cuando se trató de sus ideas, Jane y William no estaban ni cerca de estar de acuerdo.
-Tu final es predecible -dijo William, apoyando las manos sobre la mesa, mirando a Jane con una mirada de desdén. -No tiene ni el menor giro, es lo que todos esperarían. Clara enfrentándose a Marco, como si eso fuera lo único que importara.
-¡No es predecible! -replicó Jane, algo molesta. Se cruzó de brazos, mirándolo de manera desafiante. -Es humano, es real, no todo en la vida tiene que ser una gran revelación, a veces, la lucha es simplemente seguir adelante, incluso si no sabes qué va a pasar después.
William hizo un gesto con la mano, como si tratara de quitarle importancia al punto.
-Pero necesita algo más. Los lectores necesitan algo… más audaz. Más inesperado. ¿Y tú qué tienes? ¿Una especie de gran conclusión emocional?
-¡No! -Jane dio un golpe a la mesa, causando que todos los ojos se volvieran hacia ella-. ¡Eso es lo que tú quieres, William! Solo acción y giros de trama, yo estoy escribiendo algo real, no una novela de aventura.
William se recostó en su silla, cruzando los brazos con una sonrisa burlona.
-¿Real? Si te refieres a que todo el mundo se quede con la boca abierta por cómo todo se desenvuelve de forma tan… predecible, entonces sí. Muy real.
Jane apretó los dientes, sintiendo cómo la frustración la invadía, se levantó bruscamente y fue hacia su mochila, sacó un cuaderno desgastado, con hojas que sobresalían de la espiral, algunas arrugadas, otras manchadas de tinta, lo abrió con rapidez y lo dejó sobre la mesa, empujando hacia William.
-¿Sabes qué? Aquí tienes lo que realmente estoy escribiendo -dijo, casi en un susurro desafiante. -Mira, si tanto te gustan los giros y las sorpresas, aquí tienes todo lo que necesitas ver. Esta es mi historia.
William frunció el ceño, algo desconcertado, por un momento, no supo si debía reírse o mirar en serio, el cuaderno de Jane era un caos, las páginas estaban llenas de garabatos, flechas, palabras tachadas, frases incompletas y notas al margen, incluso había diagramas de personajes con flechas apuntando a cualidades contradictorias, y una serie de ideas dispersas que parecían surgir de una mente trabajando a toda velocidad, sin freno.
-¿Esto… esto es tu proceso? -dijo William, señalando una página particularmente caótica, donde un personaje tenía tres nombres diferentes y la frase "final alternativo" estaba tachada y reemplazada por "¿Y si Clara se convierte en villana?".
Jane respiró hondo, sentándose de nuevo, cruzando los brazos sobre el pecho.
-Sí, así es como trabajo, tal vez no todos tienen la perfección de un plan, con líneas bien trazadas, algunas ideas no se desarrollan siguiendo una estructura rígida, algunas nacen de la confusión, del caos y eso está bien.
William hojeó algunas páginas más notando lo desordenado que estaba todo, había fragmentos de diálogo interrumpidos por signos de exclamación, notas sobre los giros de la trama que parecían cambios de última hora y palabras subrayadas sin ningún orden aparente, aún así, algo de todo aquello le resultaba… interesante, extrañamente, no podía dejar de fijarse en la energía de lo que Jane había escrito, a pesar de lo imperfecto que parecía, algo de la irreverencia en su estilo resonaba, aunque no entendía cómo.
-¿Eso es lo que quieres? ¿Caos?
Jane lo miró, un poco sorprendida por su tono menos condescendiente. A lo lejos, un par de miembros del club observaban con expectación.
-Es caos, sí, pero es mi caos y funciona para mí -dijo con seguridad. -Si tuviera que seguir tus reglas, perdería lo que quiero transmitir, la vida no es lineal, William y si quiero que Clara y Marco no se entiendan, necesito que la confusión también se refleje en cómo los describo.
William volvió a mirar el cuaderno, esta vez un poco más pensativo, aunque no le gustaba el desorden, había algo en su aproximación que desafiaba las rígidas estructuras que él tenía en mente.
-Lo veo -dijo él después de un largo silencio. -No es que me guste, pero… entiendo lo que estás intentando hacer, yo no lo haría así, pero entiendo la lógica detrás de tu caos.
Jane levantó una ceja, claramente satisfecha por la concesión, pero sin querer mostrar demasiado.
-¿Ves? No todo tiene que ser perfectamente cuadrado, William, el arte también está en la imperfección.
William dejó el cuaderno sobre la mesa, sintiendo un pequeño momento de respeto por el enfoque tan… libre de Jane, pero al final, no iba a ceder tan fácilmente.
-Lo único que te falta es que tus personajes tengan algún tipo de profundidad -dijo, cambiando de tema con la misma actitud crítica de siempre. -Y un poco de dirección, sin eso, no importa cuántas flechas o palabras tachadas tengas.
Jane lo miró con una sonrisa mordaz.
-Tus personajes son tan planos que ni siquiera les permitiría entrar en mi cuaderno.
William se levantó de golpe, sonriendo con suficiencia.
-¿Eso es un reto, Anderson?
-Tal vez -respondió ella, sin perder la mirada. -Si te atreves.
Y, mientras los miembros del club de literatura se iban dispersando, sabían que lo que acababa de ocurrir no era solo una discusión sobre una historia...era una guerra de enfoques, de visiones, de lo que cada uno pensaba que debería ser la verdad.
Pero por ahora, se trataba solo de eso: un desafío.
El club de literatura se había dispersado, pero el aire seguía cargado de tensión, Jane y William estaban frente a frente, rodeados por las hojas de su relato, pero ninguno parecía dispuesto a ceder, la discusión sobre el enfoque de la historia había escalado rápidamente de una simple diferencia de opiniones a un choque más personal.