Hola soy Alejandro, un artista de Inglaterra, me gusta mucho crear música, pues pienso que plasmar en un cuaderno en blanco algo fantástico que transmitiera sentimientos es parte del arte en sí, pero lo que me diferencia de otros artistas, es que yo necesito de mi musa, porque si no estoy con ella siento que no tiene sentido componer, ella es mi inspiración por completo, si no la tengo a mi lado mi corazón desfallece, necesito ver su belleza para poder crear magia en forma de versos y letras. Pero eso cambió desde lo que sucedió aquel bendito día. Una mañana fría, me dirigía hasta la universidad para crear una nueva canción de amor, pues me gustaban mucho las que hablaban de ese amor eterno, más yo no lo sentía, cada vez que creaba una nueva canción siempre lo hacía con el fin de sentir algo. Bueno yo necesitaba de mi musa, por eso antes de ir a la sala de arte en la universidad, fui al dormitorio de mi hermosa musa, ella se llamaba Ángel y bueno la verdad que ella le daba significado al nombre, porque parecía un ángel, llegué a su dormitorio y toqué la puerta como unas tres veces, pero nadie me contestó, así que al ver que la puerta estaba abierta entré, pero ella no estaba allí, ni sus amigas, solo vi una pequeña carta enzima de su pequeño escritorio que decía mi nombre, al abrirla no pude contener mis lágrimas, simplemente había decidido irse, no se había despedido. La carta decía que nunca sintió nada por mí, solo me había utilizado para ganar algo de dinero y regalos, decía que no la buscara más que ya consiguió lo que quería de mí, era tan hiriente lo que estaba leyendo, que entré en un colapso nervioso de gran magnitud, pues terminé en el hospital por esa tonta carta.
Pasaron varios meses, las parejas a mi alrededor me parecían tontas y absurdas, pues creía que el amor no era real, era solo parte de una tonta ilusión. Ya dejé de componer, sin mi musa no podía crear más magia, además estaba tan enojado con el destino por lo que me había hecho, así que por mi bien decidí mudarme, no sabía a donde ir, por lo que simplemente busqué en internet casas en venta lo más lejos de Inglaterra, vi una que me pareció algo cómoda y sin pensarlo dos veces me fui, dejando a un lado la universidad y todo lo demás. Cuando llegué a ese lugar, pensé que mejoraría mi suerte, pero me equivoqué, llegué y solo decía enojado:
Alejandro: - “! NO PUEDE SER, ESTO NO PUEDE SEGUIR EMPEORANDO, PRIMERO TERMINO EN EL HOSPITAL POR UNA TONTA CARTA, SEGUNDO MI MUSA ME ABANDONA EN LA AGONÍA, Y PARA EL COLMO TERMINO EN UNA ESTUPIDA Y PEQUEÑA CIUDAD DEPRIMENTE.!”
Alejandro: - “GENIAL”
Estaba demasiado enojado y deprimido, la verdad ya no quería seguir adelante, ya me había cansado, cuando en un arrebato de furia, mi corazón comenzó a doler demasiado, me tumbé en el suelo áspero pidiendo ayuda con las ultimas fuerzas que me quedaban. Desperté en el hospital cuando de repente la enfermera entró y me explicó que sufrí un colapso nervioso otra vez, pero no era normal que me desmayara solo por eso.
No le dio mucha importancia, así que simplemente me fui a mi nuevo hogar, me instalé súper rápido y solo me acosté a dormir para ocultar mi mayor tristeza. Al día siguiente decidí levantarme y hacer algo de ejercicio, puede que me ayudara a pensar. Así que salí, no sabía a donde iba, pero necesitaba alejarme de mi mundo loco por un momento, mientras iba corriendo vi a lo lejos una galería de arte, la curiosidad solo me atormentaba, quería entrar y ver nuevamente el arte para tratar de inspirarme y componer, pero me rehusaba, ya que desde que Ángel se fue no quería saber más nada del arte ni del amor. Seguí corriendo y corriendo hasta que llegué a una hermosa playa, no había nadie, estaba completamente solo, así que me acosté en la fría arena para desahogarme, solo lloré y gritaba, hasta que me quedé dormido. Cuando desperté me fui a mi casa y comí algo, ya hacía tiempo que no comía nada, debido a mi melancolía, pero entendí que simplemente no puedo darme por vencido y ya.
Me desperté la mañana siguiente e intenté volver a componer algo, pero la verdad es que me parecía algo imposible, necesitaba mi inspiración propia, es decir, necesitaba buscar una musa. ¿Pero dónde?, ¿cómo encontraría una musa como Ángel?, simplemente me parecía absurdo tratar de buscar otra vez, ¿para qué?, para que mi corazón volviera a ser lastimado, no gracias. Salí y me decidí ir a la galería de arte, tal vez encontraría algún tipo de inspiración en ese lugar, así que, al llegar, vi muchas obras, la verdad ninguna me llamaba mucho la atención, para mí solo eran pinturas y ya, pero en un momento mi vista se dirigió hasta una obra magnifica, era la definición de la belleza.
Alejandro se quedó inmóvil frente al lienzo, como si cada trazo lo desnudara por dentro. Había visto miles de cuadros antes, pero ninguno había logrado quebrar el muro de hielo que llevaba construyendo desde que Ángel lo abandonó. Aquella pintura, sin embargo, parecía latir; parecía respirar el mismo dolor que él cargaba en silencio.
Se acercó lentamente, casi temiendo que, al parpadear, el cuadro desapareciera. Sus manos temblaban, y una lágrima —que no pidió permiso— se deslizó por su mejilla. Era como si la obra supiera su historia, como si alguien hubiese plasmado su pena y su anhelo de amor eterno en aquella tela silenciosa.
Alejandro murmuró apenas audible:
Alejandro: - “Como es posible que una persona pueda crear tanta hermosura en un solo lienzo, WOW, es bellísima”
No lo sabía aún, pero cada pincelada era el reflejo de Sofía, la joven que pintaba con las heridas abiertas, con la melancolía aun palpitando desde la pérdida de su pequeño compañero y la eterna búsqueda de un refugio en el amor.
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Editado: 23.09.2025