-Horas Antes "Arca Blanca"-
Tan pronto cómo Allen atravesó la puerta del arca, un dolor agudo le recorrió de la cabeza a los pies, nublando por segundos su conciencia y desorientando sus sentidos. En el instante en el que sus pies tocaron el suelo, su ser entero se tambaleo, amenazando con caer.
Tragó saliva, presionando sobre su pecho el espejo y la libreta en un abrazo protector. Experimentó sensaciones parecidas un par de ocasiones, sabía que a ese ritmo caería, ni siquiera tenía la fuerza suficiente como para mantenerse en pie.
Debía proteger el espejo a toda costa.
Era algo preciado, un objeto que Alexander había cuidado con esmero durante años, y que se lo había entregado confiando en que podría protegerlo. Si algo le sucedía...No podría mirar a los ojos a Neah.
Su mirada, su rostro...las expresiones que había apreciado por breves segundos en él, las conocía mejor que nadie.
Tristeza, dolor, desconsuelo...Luto.
El mismo se había encerrado en ellos por mucho tiempo. Tras la muerte de Mana la desesperanza le había invadido, el miedo y el doloroso sentimiento de pérdida permanecieron un largo tiempo en su interior, privándolo de la realidad y sumiéndolo cada vez más en un abismo sin fondo.
No fue hasta que el general Cross le tomó como su aprendiz, cuando poco a poco fue capaz de salir de aquel estado. El dolor persistía, pero se había propuesto a sí mismo a vivir recordando ese sentimiento, en jamás olvidar los momentos felices que había vivido junto a Mana y nunca detenerse.
Caminando por el sendero que había escogido...
Incapaces de soportar su peso por más tiempo, sus piernas finalmente cedieron. Allen abrazó con fuerza el espejo, intentando protegerlo con sus brazos de la caída inminente y del golpe próximo al caer sobre el suelo.
—¡Allen! — una voz apenas audible le incitó a mirar hacia atrás, pero ninguno de sus sentidos respondía como debería. Su vista estaba empañada, permitiéndole observar solo manchas difusas y amorfas de lo que se encontraba a su alrededor.
Un intenso color rojo invadió su campo de visión, mientras una fuerza externa se aferraba de su espalda y hombros, deteniendo su caída.
—¡Responde! ¡Aprendiz Idiota! — aquellas palabras, aunque para sus oídos eran solo un susurro, fueron suficientes para identificar a quien pertenecía aquella voz. Aquel sobrenombre que había escuchado miles de veces era la manera más común en la que Cross Marian se refería a él.
Era imposible que fuera otra persona aparte del General.
—Maestro...— aunque desde lo más profundo, Allen quería reclamar como siempre a ese sobrenombre, no tenía la fuerza ni el humor como para hacerlo.
Una de las manos del general se aferró al brazo de Allen, sin resistencia este lo permitió, acomodando el espejo y la libreta en su otro brazo. Cross guio el brazo de su aprendiz a sus hombros. Con lo primero ya hecho, posó su mano sobre la espalda baja de Allen, brindándole apoyo y compensando la falta de fuerza en sus piernas.
Allen simplemente se dejó hacer, aunque quisiera alejarse de su maestro no lo lograría. Apenas podía caminar con la ayuda de este, si lo soltaba estaba seguro de que caería.
Caminaron durante varios minutos en línea recta. A pesar de no poder ver claramente lo que estaba frente a ellos, Allen asumió que era el camino que los llevaría a la habitación del piano. Deteniendo sus pasos, Cross detuvo a Allen y le ayudó a sentarse en el único sillón de la habitación.
Las extremidades adormecidas de Allen se relajaron y liberaron toda la tensión que habían tenido que soportar hasta llegar ahí. Dejándose vencer por el creciente cansancio que le invadía. Cerró los ojos por unos momentos, intentó recargar su cabeza sobre el respaldo, pero unos leves golpes en el rostro le obligaron a abrir los ojos de nuevo.
Su visión seguía un tanto borrosa, pero tras ese contacto se había aclarado lo suficiente como para ver a Timcampy pegarle ligeramente con su cola mientras volaba a unos centímetros de su rostro. Quizá estaba alucinando, o simplemente haciendo conjeturas sin fundamento, pero en el momento que la cola de Timcanpy tocó su rostro las molestias se habían aplacado, como si el gólem absorbiera lo que le estaba afectando.
—Mantenle despierto, si se duerme no puedo asegurar que siga siendo él cuando despierte— Cross apareció en su campo de visión, estaba de pie cerca del piano, pero sus ojos no estaban fijos en él, toda su atención estaba dirigida en la puerta de la habitación. Timcanpy no demoró mucho en obedecer y comenzó a hacer los pequeños golpes más constantes y fuertes.
—¿A qué se refiere? — Allen preguntó, sin comprender exactamente el porqué de lo dicho por Cross. La mirada de Marian se dirigió inmediatamente hacia él — ¿Lo que me sucede tiene que ver con Neah?