Entre mentiras y deseos

Primeros Días en Blackwood Inc.

El lunes por la mañana, Emma se encontraba de pie frente al edificio de Blackwood Inc. Respiró hondo antes de cruzar las puertas giratorias y adentrarse en el imponente vestíbulo. Era su primer día en una de las corporaciones más grandes del país y, aunque confiaba en sus habilidades, no podía evitar sentir un ligero nudo en el estómago.

Mientras caminaba hacia el elevador, no pudo evitar recordar sus días en la universidad. En NYU, todo había sido desafiante, pero también emocionante. Se había destacado en sus clases, siempre esforzándose por obtener las mejores calificaciones y demostrarse a sí misma que era capaz de sobresalir en un mundo competitivo. Sin embargo, la universidad le había brindado un ambiente más controlado, donde los errores eran oportunidades de aprendizaje. En cambio, en Blackwood Inc., sabía que cualquier error podría costarle caro.

El ascensor llegó a su piso y, al abrirse las puertas, se encontró con Ethan esperándola con una sonrisa de suficiencia.

—Bienvenida al infierno corporativo —bromeó—. ¿Lista para ser devorada por tiburones?

Emma rodó los ojos con una sonrisa.

—Más que lista. Muéstrame mi lugar.

Ethan la guió a su nuevo escritorio, un cubículo moderno con una gran pantalla, materiales de oficina y una vista parcial de la ciudad. Mientras dejaba sus cosas, su supervisora, Julia Mitchell, pasó junto a ellos.

—Cotes, quiero verte en mi oficina en diez minutos —indicó sin detenerse.

Emma intercambió una mirada con Ethan, quien levantó las cejas con sorpresa.

—Vaya, eso fue rápido.

Diez minutos después, Emma se encontraba en la oficina de Julia, quien revisaba unos documentos en su escritorio.

—Bien, Cotes, te asignaré una campaña para una de nuestras cuentas medianas. Quiero ver de qué eres capaz. Tienes dos semanas para presentarme una estrategia viable.

Emma asintió con determinación.

—Entendido. ¿Puedo conocer más detalles sobre la marca?

Julia le entregó un archivo.

—Todo está aquí. Si tienes preguntas, consulta con tu equipo. Espero resultados.

Emma salió de la oficina con el documento en mano y una mezcla de emoción y presión en el pecho. Se sentó en su escritorio y comenzó a leer, sumergiéndose en la información. A medida que avanzaba en el estudio de la marca, se daba cuenta de que los desafíos en Blackwood Inc. eran distintos a los de la universidad o incluso a los de Soul Marketing. Aquí, cada decisión afectaba a clientes reales con presupuestos millonarios.

Por la tarde, tras horas de investigación y anotaciones, decidió tomar un descanso y fue por un café a la sala de descanso. Mientras esperaba a que la máquina terminara su proceso, escuchó conversaciones a su alrededor. Algunos empleados hablaban de las nuevas estrategias comerciales, pero lo que realmente captó su atención fue un grupo comentando sobre Robert Blackwood.

—Dicen que se está moviendo rápido contra una start-up emergente —murmuró un hombre con tono conspirador.

—¿Crees que realmente sea una amenaza? —preguntó otra persona.

—No ahora, pero Blackwood no esperará a que lo sea. Si algo puede afectar su imperio, lo elimina antes de que crezca demasiado.

Emma bebió un sorbo de su café, intrigada. Sabía que Robert era un hombre de negocios implacable, pero ahora lo estaba viendo desde adentro. Con esos pensamientos en mente, regresó a su escritorio y se sumergió en su trabajo. Su carrera en Blackwood Inc. apenas comenzaba y estaba decidida a destacar, sin importar los desafíos que se presentaran.

Ethan la llevó a una sala de reuniones donde la esperaban sus nuevos compañeros de equipo. Había cinco personas en la mesa, todas con expresiones que iban desde la curiosidad hasta la indiferencia. Ethan carraspeó y señaló a cada uno mientras los presentaba.

—Emma, este es tu equipo. Aquí tienes a Max, Sofía, Daniel y Claire. Y él… —hizo una pausa al señalar a un hombre de cabello oscuro y mirada seria— es Thomas.

Todos la saludaron con cortesía, excepto Thomas, quien apenas levantó la vista de su portátil. Emma notó la tensión en su expresión y entendió de inmediato que no le agradaba su presencia.

—Bien, chicos —dijo Ethan—, Emma se encargará de liderar la nueva campaña. Julia quiere ver su propuesta en dos semanas, así que trabajarán juntos en esto.

—Espero que tu plan sea bueno —intervino Thomas sin ocultar su escepticismo—. Muchos aquí esperábamos esa oportunidad.

Emma mantuvo la calma y le sonrió con amabilidad.

—Lo entiendo, Thomas. Pero lo importante es que trabajemos juntos para lograr el mejor resultado. Tengo muchas ideas, pero también quiero escuchar las suyas.

Thomas no respondió de inmediato, pero el resto del equipo comenzó a participar. Compartieron ideas, discutieron estrategias y delinearon un plan inicial. A medida que avanzaba la reunión, Emma demostró que sabía lo que hacía. Hablaba con seguridad, estructuraba cada punto con claridad y permitía que todos aportaran sin imponer su criterio.

Para el final de la reunión, incluso Thomas parecía más receptivo. Aunque no lo admitió abiertamente, Emma notó que su postura había cambiado ligeramente. En su mirada ya no había desconfianza, sino algo más cercano a la evaluación. Quizás, pensó, había logrado ganarse su respeto. O al menos, su interés en aprender de ella.

Emma tomó la palabra y expuso su propuesta con claridad y confianza. Explicó los puntos clave, el impacto esperado y cómo cada acción beneficiaría a la marca. Julia escuchó en silencio, revisando algunos documentos de apoyo. Cuando Emma terminó, hubo un breve silencio antes de que Julia asintiera lentamente.

—Es una propuesta sólida —dijo, aunque su tono seguía siendo medido—. No estoy completamente convencida, pero quiero verla en marcha. Háganlo.

Emma sintió un alivio inmediato y su equipo también pareció relajarse. Sabía que aún había mucho por demostrar, pero este era un primer paso importante en su camino dentro de Blackwood Inc.




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