Entre mentiras y deseos

Celebración y Encuentros Inesperados

El lanzamiento de la estrategia de Emma fue un éxito. Desde el primer día, la ejecución del plan fluyó sin inconvenientes, cada etapa se cumplió según lo previsto y los resultados comenzaron a notarse en tiempo récord. Las métricas reflejaban un crecimiento constante y, en poco tiempo, la cuenta de Ediana pasó de ser una cuenta mediana a una de las más importantes dentro de Blackwood Inc.

El equipo de Emma trabajó arduamente para garantizar que cada detalle estuviera perfectamente alineado con la estrategia planteada. Thomas, aunque al principio había dudado de ella, terminó por reconocer su talento. Observó cómo Emma manejaba los desafíos con calma y seguridad, y poco a poco su actitud hostil se transformó en un genuino respeto.

Al finalizar la campaña, Julia convocó a una reunión para revisar los resultados. Aunque era una persona exigente, no pudo evitar mostrarse satisfecha.

—Los números hablan por sí solos —dijo, observando los informes—. Buen trabajo. Esto coloca a Blackwood en una excelente posición frente a la competencia.

Emma asintió con una sonrisa, sintiendo un alivio momentáneo. Sabía que este era solo el primer paso, pero significaba un gran avance en su carrera dentro de la compañía.

Después de la reunión, el equipo decidió celebrar. Ethan propuso ir a un bar cercano a la oficina y, aunque Emma no era muy aficionada a este tipo de reuniones, no quiso rechazar la invitación. La noche transcurrió entre risas, anécdotas y brindis por el éxito alcanzado. Incluso Thomas, quien solía ser reservado, participó en la conversación con un tono más relajado.

Durante el fin de semana, Emma aprovechó para ponerse al día con Soul Marketing. Olivia la recibió con entusiasmo, lista para compartirle los avances y nuevos proyectos en curso.

—No puedo creer lo rápido que estamos creciendo —dijo Olivia, mostrando los reportes—. Estamos captando clientes más grandes, y nuestras campañas están funcionando mejor de lo esperado.

Emma revisó los datos con atención, analizando cada número y proyección. La satisfacción de ver su sueño crecer era inmensa, pero también sentía la presión de tomar decisiones cruciales para el futuro de la empresa.

—Necesitamos definir el rumbo de Soul —comentó pensativa—. Ahora que tengo más experiencia en Blackwood, puedo ver qué estrategias pueden aplicarse aquí. Pero también significa que debemos estructurar mejor la compañía si queremos seguir creciendo.

Olivia asintió con emoción.

—Confío en ti.

El lunes siguiente, el éxito de la campaña de Ediana ya era tema de conversación en toda la empresa. Julia, en reconocimiento a la labor del equipo, organizó un cóctel en honor al logro alcanzado. La celebración no solo incluía a Emma y su equipo, sino también a los CEO de ambas compañías, quienes querían conocer de primera mano a las mentes detrás del éxito.

—Será una excelente oportunidad para hacer conexiones —le comentó Ethan a Emma mientras caminaban por el pasillo—. Además, seguro Blackwood quiere demostrar su dominio en el sector con este evento.

Emma asintió, pero su mente estaba en otro lugar. No podía evitar preguntarse si Robert Blackwood estaría presente en la celebración. Hasta ahora, sus interacciones habían sido mínimas, pero con cada día que pasaba, su curiosidad sobre él crecía.

El evento se llevó a cabo en una elegante sala de reuniones adaptada para la ocasión. Luces tenues, música suave y un ambiente de exclusividad rodeaban el lugar. Emma, vestida con un elegante conjunto en tonos sobrios, se movió con seguridad entre los invitados, saludando a clientes y ejecutivos.

Cuando finalmente Robert hizo su entrada, acompañado de Julia y otros altos ejecutivos, el ambiente pareció cambiar. Su sola presencia imponía respeto y admiración. Emma lo observó desde la distancia, recordando la imagen que los medios proyectaban de él. Sin embargo, verlo en persona, en su entorno, era completamente distinto.

Ethan, notando su distracción, se acercó con una sonrisa burlona.

—Casi me resbalo, por favor, ya cierra la boca.

Emma rodó los ojos, aunque no pudo evitar reírse.

—Solo estaba observando —respondió, aunque su tono la delató.

La noche transcurrió con conversaciones de negocios y elogios al equipo, en un descuido, alguien derramó su bebida sobre su vestido.

—¡Oh, lo siento mucho! —se disculpó la persona de inmediato.

Emma forzó una sonrisa, tratando de minimizar la incomodidad.

—No te preocupes, iré al baño a limpiarlo.

Se dirigió al baño de mujeres con rapidez. Al entrar, revisó el daño y notó que la mancha era más grande de lo que pensaba. Sin prestar demasiada atención, cerró la puerta pero no puso seguro. Se quitó el vestido con la intención de limpiarlo y secarlo con el secador de manos. Mientras lo hacía, escuchó la puerta abrirse detrás de ella…

—Vaya, esto es… inesperado —la voz masculina la hizo congelarse en su lugar.

Emma giró lentamente con el vestido arrugado entre sus manos y el rostro completamente ruborizado. Sus ojos se encontraron con los de Robert Blackwood, quien la observaba con una ceja arqueada, claramente sorprendido.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Emma, con el corazón latiendo con fuerza.

Robert apoyó una mano en el marco de la puerta y la observó con calma, como si intentara descifrar la situación.

—Más bien, ¿qué haces tú aquí? Este es el baño de caballeros —respondió con una leve inclinación de cabeza, su tono mezclando diversión y desconcierto.

Emma sintió que la vergüenza la consumía. Miró rápidamente a su alrededor y notó el detalle que había pasado por alto: los lavabos y urinarios evidenciaban que, efectivamente, se había equivocado de baño.

—¡Dios! —exclamó, llevándose una mano a la cara y girando sobre sus talones para ocultar su torso semidesnudo—. ¡No mires!

Robert soltó una risa baja y divertida, pero levantó las manos en señal de rendición.




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