Todo en el trabajo marchaba con normalidad.
Los días siguientes transcurrieron sin contratiempos en Blackwood Inc. Emma se había sumergido en su rutina laboral, tratando de dejar atrás los eventos de la fiesta y la inquietante epifanía con Robert. Sin embargo, la sensación persistente de que él seguía presente de alguna manera no desaparecía.
Y entonces, llegó el ramo de rosas.
Un enorme arreglo de rosas rojas, elegantes y llamativas, esperaba sobre su escritorio cuando llegó a la oficina. Sus compañeros la miraban con curiosidad mientras ella, con el corazón acelerado, tomaba la pequeña tarjeta que allí venía.
"El problema ha sido resuelto. No volverá a suceder. - R"
Emma sintió un escalofrío recorrerle la espalda. No había dudas de quién lo había enviado.
Robert.
Él había cumplido su promesa.
Quienquiera que hubiera intentado drogarla en el club, ya había pagado las consecuencias.
Emma tragó saliva, sin saber exactamente qué sentir. Admiración. Intriga. Tal vez un poco de miedo.
Pero antes de que pudiera procesarlo del todo, notó otro sobre sobre su escritorio. Lo tomó con manos temblorosas y lo abrió con cautela.
Dentro, había una invitación.
Un almuerzo en "Le Jardin", uno de los restaurantes más exclusivos de Nueva York.
Emma sintió un vuelco en el estómago.
Sabía perfectamente de quién venía.
Robert Blackwood no se molestaba en invitar a nadie sin una razón.
Y aunque la oferta era tentadora, no podía evitar sentirse nerviosa.
No porque no quisiera ir… sino porque tenía miedo de no saber comportarse en un lugar tan exclusivo.
Una Conversación con Sophie
Esa noche, Emma se reunió con su hermana Sophie, quien no tardó en abordar un tema que llevaba días rondando en su cabeza.
—¿Y qué ha pasado con la propuesta de Blackwood Inc.? —preguntó Sophie, bebiendo un smoothie mientras la miraba fijamente.
Emma suspiró, dejando su café sobre la mesa.
—No lo sé. Me sigue pareciendo sospechoso.
Sophie rodó los ojos.
—Emma, esto podría ser una gran oportunidad para Soul Marketing. Trabajar con una empresa de ese nivel nos daría más visibilidad.
Emma la miró con escepticismo.
—¿Solo por eso lo quieres hacer?
Sophie sonrió misteriosamente.
—Bueno… también porque me interesa conocer más sobre Archie.
Emma levantó una ceja.
—¿Archie?
—Sí, el cantante. —Sophie se encogió de hombros—. Es talentoso, tiene carisma… y hay algo en él que me llama la atención.
Emma la miró con incredulidad.
—¿Desde cuándo te interesa alguien que no sea una estrella consolidada?
Sophie le lanzó una mirada divertida.
—Tal vez me estoy abriendo a nuevas experiencias.
Emma suspiró. Todo esto era demasiado extraño.
Pero Sophie no era tonta. Si creía que esto valía la pena, tal vez debía considerar la propuesta.
Citación en la Oficina del CEO
Días después, cuando Emma seguía sin responder a la invitación a almorzar, recibió un correo interno.
📩 Asunto: Citación en la oficina del CEO
Emma sintió cómo la sangre le bajaba hasta los pies.
Sabía perfectamente que esto no era una coincidencia.
Se tomó unos segundos antes de levantarse y caminar con paso firme hacia la oficina de Robert. No iba a mostrar nerviosismo.
Al llegar, la asistente de Robert le indicó que entrara.
El despacho era tan imponente, Elegante, con ventanales que ofrecían una vista panorámica de Nueva York.
Robert estaba de pie, con las manos en los bolsillos, observándola con esa intensidad calculadora que tanto la desconcertaba.