Entre mentiras y deseos

Una Obsesión Silenciosa

Robert Blackwood estaba satisfecho.

La colaboración entre Sophie y Archie había sido un éxito rotundo. Las métricas estaban por las nubes, las marcas querían replicar la estrategia y la respuesta del público había sido mejor de lo esperado.

Lo lógico era que ahora se enfocara en el siguiente paso de Blackwood Inc.

Pero su mente no estaba en los números.

Su mente estaba en Emma.

Desde aquella noche en su oficina, cuando la besó impulsivamente y le dio dos días para responder a su invitación a cenar… ella nunca contestó.

No la presionó.

No volvió a mencionarlo.

Porque no era un hombre que suplicaba.

Tampoco quería forzar la situación usando su poder o su estatus. Si Emma lo rechazaba, lo haría por decisión propia, no porque sintiera que tenía que aceptar.

Y, sin embargo, ella seguía allí.

Había querido ser parte de este proyecto.

Pero lo que lo inquietaba no era que estuviera presente, sino la forma en que lo hizo.

Emma era empleada de Blackwood Inc., perfectamente capaz de haber solicitado participar desde su puesto en el departamento de mercadeo.

Pero no lo hizo.

Pidió estar como la hermana de Sophie.

¿Por qué?

¿Qué estaba ocultando?

Robert nunca dejaba pasar un detalle sin analizarlo. Si ella solo quería acompañar a su hermana, entonces ¿por qué se involucraba tan profundamente en los aspectos creativos y estratégicos del proyecto?

La incógnita lo perseguía más de lo que quería admitir.

Sentado en su oficina, absorto en estos pensamientos, no se percató de que Emma había entrado.

Hasta que escuchó su voz.

—Gracias.

Robert levantó la vista rápidamente.

Emma estaba de pie frente a él, con una expresión serena pero determinada.

—Por la oportunidad —aclaró ella—. Sé que este proyecto fue importante para Blackwood Inc., pero también lo fue para Sophie… y para mí.

Robert entrecerró los ojos, buscando en su rostro alguna pista que resolviera sus dudas.

—¿Para ti?

Emma sostuvo su mirada.

—Sí. Quería estar aquí.

¿Pero por qué?

Robert apoyó los codos en el escritorio y entrelazó los dedos.

—¿Y cuál fue la razón, exactamente?

Emma inclinó levemente la cabeza, como si midiera sus palabras.

—Sophie es importante para mí. Y quería asegurarme de que este proyecto realmente la beneficiara.

Una respuesta perfectamente estructurada.

Demasiado perfecta.

Robert sonrió de lado.

—Casi me creería eso.

Emma arqueó una ceja.

—¿Perdón?

Robert se levantó lentamente de su silla, acercándose a ella con calma medida.

—Eres inteligente, Emma. Demasiado para haber estado en este proyecto solo como "la hermana de Sophie".

Ella no retrocedió.

—¿Estás diciendo que tenía otras intenciones?

Robert sostuvo su mirada con intensidad.

—Estoy diciendo que no te entiendo.

Emma dejó escapar una leve risa.

—Tal vez porque intentas analizarme como si fuera un negocio, y no una persona.

Eso lo tomó por sorpresa.

Por un segundo, no supo qué responder.

Emma sonrió con satisfacción.

—Gracias de nuevo, Robert.

Y con eso, dio media vuelta y salió de la oficina.

Dejándolo más intrigado que nunca.

Después de la breve pero intrigante conversación con Robert, Emma salió de la oficina con la cabeza llena de pensamientos.

No le gustaba la sensación de ser analizada tan de cerca por él, pero tampoco podía negar que le divertía haberlo dejado sin respuestas.

Se encontró con Sophie en el vestíbulo del edificio. Ambas estaban listas para marcharse.

—¿Lista para irnos? —preguntó Emma, intentando despejar su mente de la charla con Robert.

—Más que lista —respondió Sophie con entusiasmo—. Además, Olivia nos está esperando.

Emma asintió y salieron juntas del edificio.

El siguiente destino era el aeropuerto.

Olivia había estado fuera de la ciudad cerrando un negocio importante en Boston, y ahora finalmente regresaba.

—Espero que Liv no venga muy agotada —comentó Sophie mientras entraban al auto—. Siento que necesita un descanso después de todo el estrés con esta negociación.

Emma sonrió.

—Liv agotada sigue siendo más eficiente que el resto del mundo al cien por ciento.

Ambas rieron, mientras el auto se dirigía hacia el aeropuerto.

Era momento de reencontrarse con Olivia y, quizás, discutir el siguiente gran paso para Soul Marketing.




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