Entre mentiras y deseos

Una Junta de Emergencia

Emma cerró el correo de Blackwood Inc. y sintió que el aire en la oficina se volvía pesado.

Esto lo cambiaba todo.

No había tiempo que perder. Marcó de inmediato el número de Olivia.

—Tenemos que hablar. Ahora.

Olivia entendió el tono de su voz y no hizo preguntas.

—Voy en camino.

Para Olivia, vender Soul Marketing no era una opción.

Cuando leyó el correo de Blackwood Inc. camino a la oficina, su primera reacción no fue emoción ni duda… sino certeza.

La cifra era exorbitante, la oferta estaba cuidadosamente estructurada, pero lo más importante era lo que se leía entre líneas: el miedo.

Blackwood Inc. tenía miedo de ellas.

Sabían que Soul Marketing estaba haciendo las cosas bien, que estaban creciendo más rápido de lo esperado, que estaban acortando la brecha entre una start-up ambiciosa y una agencia consolidada.

Intentaban disfrazarlo de una fusión estratégica, de una oportunidad mutua… pero lo que realmente querían era eliminar la competencia antes de que se volviera un problema mayor.

Y eso solo confirmaba que estaban en el camino correcto.

Olivia no dudó un segundo más.

Sacó su teléfono, marcó un número guardado en su lista de contactos y llevó el teléfono a su oído.

—Hola, Mark.

—¡Olivia! Justo estábamos esperando tu respuesta. ¿Tienes alguna noticia para nosotros?

Olivia sonrió, pero su tono fue firme.

—Sí, tengo una respuesta. Agradezco la oportunidad… pero la rechazo.

Hubo una breve pausa.

—¿Estás segura?

—Más que nunca —respondió sin dudar.

Mark suspiró al otro lado de la línea, pero su tono siguió siendo cordial.

—Es una lástima, Olivia pero lo entiendo, Soul Marketing tiene mucho potencial.

—Lo sé. Por eso no puedo renunciar a lo que tengo.

Después de despedirse, Olivia colgó el teléfono y se recargó en el asiento del auto con una sonrisa satisfecha.

Sabía lo que Emma iba a decir cuando la viera.

Conociendo a su amiga, era obvio que iba a rechazar la oferta de Blackwood Inc. Esa mujer preferiría construir desde los cimientos otra vez antes que ceder ante una compra forzada.

Lo único que quedaba por hacer era dramatizar un poco el momento.

Menos de una hora después, Emma y Olivia estaban sentadas en la sala de juntas de Soul Marketing, solas.

Eran las únicas socias de la empresa.

Las únicas que tenían el poder de decidir su futuro.

Emma dejó su tablet sobre la mesa, donde el correo de Blackwood Inc. seguía abierto.

—Supongo que ya lo leíste —dijo en voz baja.

Olivia asintió, recargando los codos en la mesa.

—Es una oferta tentadora.

Emma sintió su estómago hundirse un poco, pero se obligó a mantenerse neutral.

—Lo es —admitió—. Para ti, sobre todo.

Olivia levantó la mirada, notando el tono de Emma.

—¿A qué te refieres?

Emma respiró hondo antes de hablar.

—Si aceptas, no solo estarás asegurando tu futuro financiero con la venta, sino que probablemente te ofrezcan una posición privilegiada dentro de Blackwood Inc..

Era la verdad.

Si Olivia tomaba la oferta, podría integrarse en una de las empresas más grandes del sector, con un salario astronómico, estabilidad absoluta y la posibilidad de seguir creciendo sin el desgaste de administrar su propia compañía.

Para ella, vender Soul Marketing tenía sentido.

Pero para Emma no era una opción.

Emma no pensaba rendirse.

No porque fuera orgullosa, sino porque sabía lo que tenía en sus manos.

Soul Marketing no había llegado hasta ahí por suerte. Era una empresa con una visión única, con potencial para desafiar incluso a gigantes como Blackwood Inc.

Si Olivia quería vender, lo entendería.

Pero ella no iba a ceder.

Si tenía que empezar de cero con su parte, lo haría.

Porque tenía la confianza suficiente para saber que podía sacar a flote una nueva compañía, aunque le tomara más tiempo del esperado.

Ahora, solo quedaba esperar la respuesta de Olivia.

—Dime, Liv… ¿qué piensas hacer?

El silencio que siguió fue la pausa más larga de su vida.

Olivia cruzó los brazos, suspiró exageradamente y luego declaró con fingida resignación:

—Bueno… supongo que estamos juntas en esto.

Emma sintió una mezcla de alivio y orgullo en su pecho.

—No esperaba menos de ti.

Ambas sonrieron y, en ese momento, todas las dudas se disiparon.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.