Mirando al cielo, sobre el césped húmedo,
acompañada de la helades nocturna,
platicando con la luna sobre todo aquello que necesito.
Contándole acerca de los días en los que solo nos cruzábamos
sin dirigirnos la palabra, donde cada uno hacia sus cosas
sin tomar en cuenta al otro.
Sobre como ese desinterés me provocaba asco.
Sobre cómo me interesabas sin saberlo.