Atrapada en un par de espinelas negras,
donde la melodía es el susurro de tu voz
como un rayo de sol opacando la inmensidad de la oscuridad.
Llegando tal cual príncipe, derrumbando las nubes de tormenta.
Desde lo más profundo de la soledad.
Como un caballero de brillante armadura,
portando en tus manos una espada de esperanza para mi pobre corazón,
el cual te fue entregado sin razón.